6 de diciembre de 2011

LAS GIRLS (Les Girls)
(USA) MGM, 1957. 114 min. Color. CinemaScope.
Pr: Sol C. Siegel. G: John Patrick, basado en la novela de Vera Caspary. Ft: Robert Surtees. Mt: Ferris Webster. Ms y Can: Cole Porter. Dr Ms: Adolph Deutsch. Vest: Orry-Kelly. Cor: Jack Cole. DA: William A. Horning y Gene Allen. Dr: George Cukor.
Int: Gene Kelly, Kay Kendall, Mitzi Gaynor, Taina Elg, Jacques Bergerac, Leslie Phillips, Henry Daniell, Patrick McNee, Stephen Vercoe, Philip Tonge.
Joy (Mitzi Gaynor), Sybil (Kay Kendall) y Angèle (Taina Elg), las tres "girls" juntas pero discrepantes
Sonrisas, armonía y coreografía, sólo mientras el telón permanece levantado
SINOPSIS: Un equipo artístico formado por tres alegres chicas que cantan y bailan y su mentor, un dinámico coreógrafo bailarín lleva su espectáculo musical por los escenarios del continente (Londres, París y, en España, Granada). Años después de haberse disuelto la compañía, una de las chicas, ahora casada con un aristócrata inglés, publica un libro de memorias que acaba en los tribunales de Londres, acusado de libelo por sus antiguas compañeras.
Sybil y Barry (Gene Kelly) intentan amarse (sin conseguirlo) en horas no lectivas
Mientras Barry se concentra para soplar la vela, en los semblantes de ellas se percibe el final del sueño
COMENTARIO: Curiosa y refinada pero, sobre todo, inteligente comedia musical que propone un “rashomónico” discurso sobre la Verdad y su inaccesibilidad. Esta, digamos, escéptica reflexión viene servida a través de una puesta en escena con una cierta dosis de audacia que sin duda pretendía aportar al género elementos que le hicieran progresar sobre el modelo clásico, por lo general mucho menos denso (con alguna gloriosa excepción como “HA NACIDO UNA ESTRELLA” del propio Cukor y “SIEMPRE HACE BUEN TIEMPO” de Donen y Kelly) que el propuesto en esta película. Pero el público de la época ya había comenzado a interesarse por otro tipo de cine y lamentablemente “LAS GIRLS” resultó un sonado fracaso de taquilla y también el último trabajo de Gene Kelly en el seno de la Metro para la que había rodado tantos grandes musicales. Por cierto, aquí el actor aceptó diluir su personaje cediendo terreno a las tres féminas que mueven los hilos de la trama. 
La película, a través de esa historia interpretada desde una triple angulación, sabe cambiar de registro adecuadamente para vehicular un cúmulo de sutiles ironías adornadas, por momentos, con unos diálogos de malévola brillantez servidos por el exquisito estilo narrativo de George Cukor en el que siempre subyacía una afilada mirada crítica sobre el comportamiento humano (que en algunas de sus comedias llega a resultar demoledora). Y todo ello -como siempre en Cukor- haciendo un fascinante uso del color y sus infinitas posibilidades combinatorias y dramáticas.
Ahora, para concluir, no me resisto a confesar mi debilidad por la impar Kay Kendall, dirigida por primera vez por un gran director (a continuación lo haría a las órdenes de Vincente Minnelli y Stanley Donen, antes de que una prematura muerte a causa de la leucemia nos privara de su inimitable talento). Mitzi Gaynor y Taina Elg hacen especialmente disfrutables sus personajes con su espléndido trabajo pero Kay está en verdad memorable. Qué gran actriz de comedia se nos fue con apenas treinta y tres años.

2 de diciembre de 2011

SYNANON
(USA) Columbia, 1965. 106 min. BN.
G: Ian Bernard y S. Lee Pogostin. Ft: Harry Stradling. Mt: David Wages. DA: Philip M. Jefferies. Vest: Kathleen McCandless. Ms: Neal Hefti. Pr y Dr: Richard Quine.
Int: Edmond O’Brien, Stella Stevens, Chuck Connors, Alex Cord, Richard Conte, Eartha Kitt, Barbara Luna, Alejandro Rey, Richard Evans, Bernie Hamilton.

Stella Stevens observa cómo Alex Cord se chuta una dosis de heroína
La rubia Stella también tiene sus problemas (y sus necesidades) y a nadie le amarga un dulce

SINOPSIS: Historias y problemas surgidos entre algunos internos voluntarios de una insti­tución californiana (Synanon House) para la rehabilitación de personas drogodependientes, mientras su director lucha a su vez por demostrar la utilidad del establecimiento frente a un posible cierre.
Edmond O'Brien incorpora al agobiado gerente de la institución Synanon House
El excelente reparto de la película incluye a Richard Conte y la cantante Eartha Kitt
COMENTARIO: Qué llevó a Quine a hacer esta película? Se le ocurrió a él la idea de rodarla? De no ser así, ¿por qué aceptó un trabajo tan poco prometedor de cara a la taquilla, sobretodo después de sus dos anteriores y exitosas comedias? ¿Fue un acto autopunitivo tras el fracaso sentimental con su musa Kim Novak? Supongo que no porque a la gatuna rubia ya le había "dedicado" la revanchista y misógina (pero genial) "CÓMO MATAR A LA PROPIA ESPOSA". Estas rasposas interrogantes surgen de mi admiración por el autor de "UN EXTRAÑO EN MI VIDA" (Strangers When We Meet). Sólo por eso. 
En fin, centrémonos en "SYNANON", película en la que el director optó por una puesta en escena un tanto estática que produce claustrofobia a lo que contribuye una tenebrista fotografía en blanco y negro. Diseñada sobre la base de un guión que rebosa inquietudes didácticas, tal vez después de todo, movida por buenas intenciones pero fallida en el método y que, insisto, resulta una insólita elección viniendo de quien viene. 
Tras una carrera en la que abundaron brillantes trabajos, especialmente en el campo de la comedia, Richard Quine, precisamente a partir de este título que ahora se reseña, inició una repentina e irreversible decadencia que le llevaría a realizar trabajos de decreciente interés. Abandonado por la industria, acabó dirigiendo un par de episodios de la serie “Colombo”. Tras varios años en el paro, olvidado de todos, acabó suicidándose en su apartamento de Los Angeles. Triste e injusto final para el inspirado autor de “ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA, “ENCUENTRO EN PARÍS” y otras muchas horas de placer fílmico.
Nota: esta reseña debiera estar más adecuadamente ubicada en la pestaña dedicada a las "Perlas extraviadas".  Lo cierto es que se trata de una película arrinconada en su día por la Columbia, que tuvo una corta y lastimosa carrera comercial en Estados Unidos y que en muy pocos países se ha podido estrenar. En España, nunca, salvo una sesión en la Filmoteca madrileña donde un servidor la descubrió hace unos años durante un incompleto ciclo dedicado al pobre Quine.

20 de noviembre de 2011

ALEMANIA, AÑO CERO (Germania, anno zero)
(It-Al) Tevere Films / Sadfilm, 1947. 75 min. BN.
Pr: Roberto Rossellini y Alfredo Guarini. G: Roberto Rossellini, Carlo Lizzani y Max Kolpet, basado en un argumento de Rossellini. Ft: Robert Juillard. Mt: Eraldo da Roma. DA: Roberto Filippone. Ms: Renzo rosellini. Dr: Roberto Rossellini.
Int: Edmund Moeschke, Franz Kruger, Barbara Hintz, Werner Pittschau, Eric Gühne, Alexandra Manys, Baby Reekvell, Hans Sange, Hedi Blankner.
Edmund, un niño berlinés inmerso en un escenario sin asideros
SINOPSIS: Tras el final de la II Guerra Mundial, Berlín era una ciudad caótica y destruida. En ese escenario desolador vive Edmund, un niño de catorce años que comparte un miserable apartamento con su padre enfermo, su hermano mayor y su hermana que coquetea con los soldados americanos para poder sacarles algo que cambiar por comida. El antiguo profesor de Edmund, un pederasta con ideología nazi, le repite que “los débiles deben morir”, lo que terminará por convencer al pequeño de la inutilidad de su padre, y es por ello que decide envenenarlo.
El rostro vaciado de emociones del pequeño Edmund, junto al abuelo
COMENTARIO: Rossellini aplicó aquí los principios del neorrealismo de la manera más desnuda y terrible, más objetiva, sin ninguna apoyatura melodramática que explique o subraye la trayectoria fatal del muchacho protagonista. Porque Edmund, consumido (o desecado) como niño por la terrible realidad que le rodea, es observado siempre con el “distanciamiento” de quien, por respeto, desecha la intromisión y el adje­tivo, evitando caer en la tentación de aplicar a su trayectoria los mecanismos y trucos de la narrativa tradicional. Pocas veces, creo yo, el horror ha tenido una formulación visual tan honrada y contundente como en esta imprescindible obra maestra.

13 de noviembre de 2011

MUJERES EN VENECIA (The Honey Pot)
(USA) United Artists / Famous Artists, 1966. 150 min. Color.
Pr: Joseph L. Mankiewicz y Charles K. Feldman. G: Joseph L. Mankiewicz, basado en la obra de Frederick Knott y la novela de Thomas Sterling, inspiradas en la obra "Volpone" de Ben Johnson. Ft: Gianni di Venanzo. Mt: David Bretherton. DP: John de Cuir. Vest: Rolf Gérard. Ms: John Addison. Dr: Joseph L. Mankiewicz.
Int: Rex Harrison, Susan Hayward, Cliff Robertson, Maggie Smith, Capucine, Edie Adams, Adolfo Celi, Hugh Manning, David Dodimead. En escenas eliminadas: Herschel Bernardi, Cy Grant, Frank Latimore, Massimo Serato.
El "moribundo" Cecil Fox (Rex Harrison) lanza una expresiva mirada a su secretario para que actúe rápido y le saque del apuro
Un actor en paro, obligado por las circunstancias a hacer de secretario para un millonario con plan oculto
SINOPSIS: El millonario Cecil Fox, secretamente arruinado, llama hasta su palacio veneciano a las tres mujeres que jalonaron su vida sentimental y pone en práctica un juego teatral con la ayuda de un actor en paro que habrá de hacerse pasar por su secretario. Fingiendo ante ellas estar moribundo, las engatusa con la idea de que a su muerte heredarán algo de su supuesta fortuna. Sin embargo, la “representa­ción” sufre un giro insospechado cuando una de ellas muere mientras dormía.
La ex esposa favorita de Cecil: Mrs. "Lone Star" Crokett Sheridan (una extraordinaria Susan Hayward)
La altiva y estatuaria princesa Dominique (la impar Capucine) trata de ocultar su desesperada situación
COMENTARIO: Comedia sofisticada, de regia elegancia formal, pero, sobre todo, inteligente (éste es el adjetivo que mejor le cuadra a Mankiewicz) en la que el autor de “EVA AL DESNUDO” volvía a utilizar el personaje central (aquí, Cecil Fox), como un alter ego suyo, a través del cual nos comunica su postura. Un cierto predominio intelectual sobre los demás y un par de ases en la manga, le permiten a Fox urdir una trama, un juego que esconde una intencionalidad, y mover los hilos de la representación con la sutileza y precisión de un demiurgo. Claro, que un personaje no previsto en el “guión” (la enfermera Watkins), o el azar en otras ocasiones, vienen a desbaratar el plan tan meticulosamente diseñado. Los destinatarios de esta “puesta en escena” tramada por el personaje en el film son sus tres codiciosas amantes; los de Mankiewicz tras la cámara, nosotros los espectadores, que asistimos a una apasionante exhibición de talento (¡qué brillantes diálogos!). Lástima que personajes reales (productores a los que siempre les horroriza el riesgo) chafaran en su día el primitivo diseño que Mankiewicz tenía para esta película, más audaz y complicado que lo que ha quedado en la pantalla. Nunca sabremos si nos hubiera gustado más. Difícil, ciertamente. 
No deseo terminar sin destacar también lo que una formidable dirección de intérpretes consiguió extraer del siempre sutil Rex Harrison en su cuarto trabajo con este director: una memorable actuación.

8 de noviembre de 2011

BALADA TRISTE DE TROMPETA
(Esp-Fr) Motion Investment Group / Tornasol / Castafiore / TVE / La Fabrique 2 / Canal+ España, 2010. 121 min. Color. Panavision.
Pr: Gerardo Herrero, Franck Ribière y Vérane Frédiani. Ft: Kiko de la Rica. Mt: Alejandro Lázaro. DA: Eduardo Hidalgo Jr. Vest: Paco Delgado. Ms: Roque Baños. G y Dr: Alex de la Iglesia.
Int: Carlos Areces, Antonio de la Torre, Carolina Bang, Manuel Tallafé, Alejandro Tejeria, José Manuel Cervino, Manuel Tejada, Paco Sagarzazu, Terele Pávez, Joaquín Climent, Luis Varela, Fernando Guillén Cuervo, Gracia Olayo, Enrique Villén, Santiago Segura, Sancho Gracia.
En esta película, Carlos Areces lleva a cabo un heroico tour de force
En un mundo de pesadilla, la trapecista Natalia (Carolina Bang) arrastrará a los dos payasos al abismo
SINOPSIS: Sergio y Javier son dos payasos de un circo itinerante enamorados de la misma mujer, la bella trapecista Natalia, lo que les convierte en antagonistas irreconciliables. Esta historia transcurre en dos épocas diferentes, en 1937, durante la Guerra Civil española, y en los años setenta.
El chulesco Sergio (Antonio de la Torre) está muy seguro de su dominio sobre Natalia
El enloquecido Javier aparece reconvertido en un monstruoso y letal obispo-payaso 
COMENTARIO: Esta vez Alex de la Iglesia acudía a la parábola para hablarnos de las dos Españas, de las posturas ideológicas irreconciliables, del odio, de las heridas inferidas y de la revancha. Pero lo que nos fascina e impresiona es la capacidad del director para crear un espacio escénico de enorme fuerza en su imaginativa y controlada “desmesura”, una narrativa de gran efecto en su brillantez y que en este caso (con personajes que repelen) estuvo al servicio de un discurso que a muchos ha de resultarles incomodante. Como en otros films del autor de "EL DÍA DE LA BESTIA", en éste tampoco faltan esas invenciones de delirante humor (algunas de las cuales hubieran asombrado al mismísimo Buñuel) y el esperado gran climax final desarrollado en un vertiginoso escenario de emblemática significación (esta vez tocaba el Valle de los Caídos) y que De la Iglesia siempre aprovecha para demostrar su admiración por el cine de Alfred Hitchcock.

29 de octubre de 2011

EL PISTOLERO DE CHEYENNE (Heller in Pink Tights)
(USA) Paramount, 1959. 100 min. Color.
Pr: Carlo Ponti y Marcello Girosi. G: Dudley Nichols y Walter Bernstein, basado en la novela "Heller witn a Gun" de Louis L'Amour. Ft: Harold Lipstein. Mt: Howard Smith. DA: Hal Pereira y Eugene Allen. Ms: Daniele Amfitheatrof. Dr: George Cukor.
Int: Sophia Loren, Anthony Quinn, Steve Forrest, Margaret O'Brien, Eileen Heckart, Ramon Novarro, Edmund Lowe, Frank Silvera, Richard Matthews, Nick Dennis, Edward Binns.
Resulta evidente que al pistolero Clint le urge cobrarse la "pieza" ganada en la partida de póker
SINOPSIS: En el viejo Oeste, los maltrechos componentes de una compañía ambulante de teatro llegan a la ciudad de Cheyenne donde pretenderán representar su espectáculo. Allí, las cosas se les complican cuando la bella y casquivana primera actriz contrae una deuda de juego durante una partida de póker en la que ella era la apuesta. Por supuesto, el ganador –un apuesto pistolero– querrá cobrar lo antes posible esa deuda carnal, para desesperación del director de la compañía, enamorado de la chica.
La casquivana Angela se esfuerza en aplacar al pobre Tom, enamorado de ella, que no las tiene todas consigo 
COMENTARIO: George Cukor, a lo largo de su dilatada carrera, tocó todos (o casi todos) los géneros ennobleciéndolos con su talento y especial sensibilidad. No obstante, la comedia, el melodrama y el musical fueron sin duda en los que brilló espe­cialmente (a veces, alternándolos en una misma película como es el caso de “A STAR IS BORN”, o los noqueantes cambios de registro de “CHICA PARA MATRIMONIO”). Pero en 1959 nos sorprendió con un western que, viniendo del autor de “CRUCE DE DESTINOS”, tenía –como mínimo– que resultar atípico. Efectivamente, “EL PISTOLERO DE CHEYENNE”, pese a manejar todos los elementos que conforman la imaginería de este género (indios incluidos), lo hace como pretexto, casi como una imposición para no despistar demasiado al espectador que espera ver realmente un western a la usanza. Porque salta a la vista que Cukor los utiliza a su manera y para sus fines. Un ejemplo: los indios atacan el policromado carromato de la compañía teatral en un escarpado paraje y la escena deviene en un insospechado y surrealista festival de colores. Otros ilustradores ejemplos: el barroco diseño del saloon, la boutade de teñir de rubio platino el cabello de Sophia Loren, sus vestidos en relación al decorado, la delirante representación de “Paris y Helena”, etc.). De lo que se desprende que George Cukor, aún en las peores condiciones, conseguía dejar constancia de su elegancia formal, delicioso buen gusto y prodigioso dominio del color como elemento dramático enriquecedor de la puesta en escena, además de su justamente famosa sabiduría para la dirección de actrices. En suma, de su autoría incamuflable.
Nota: el inadecuado título español (la traducción del original sería "Diablesa con mallas rosas"), desplazaba el protagonismo del personaje de Angela (Sophia Loren) al del pistolero Clint (Steve Forrest). Cosas de los distribuidores de la época (o de la Junta de Censura).

2 de octubre de 2011

NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS
(Esp) Lazona /Telecinco Cinema / Manto Films, 2011. 118 min. Color. Panavision.
Pr: Álvaro Augustin y Gonzalo Salazar-Simpson. Pr Ej: Javier Ugarte y Gonzalo Salazar-Simpson. G: Enrique Urbizu y Michel Gaztambide. Ft: Unax Mendía. Mt: Pablo Blanco. DA: Antón Laguna. Son: Licio Marcos de Oliveira. Ms: Mario de Benito. Dr: Enrique Urbizu.
Int: José Coronado, Rodolfo Sancho, Helena Miquel, Juanjo Artero, Pedro María Sánchez, Nadia Casado, Younes Bachir, Karim El Kerem, Abdel Ali El Aziz, Nasser Saleh, Juan Pablo Schuck, Eduard Farelo.
Rodolfo y Santos, compañeros de trabajo... a veces
SINOPSIS: En Madrid, una noche cualquiera, el inspector de policía Santos Trinidad, borracho y tambaleante, se ve involucrado en un triple asesinato. Pero hay un testigo que consigue escapar... y podría incriminarle. Entonces inicia la caza de ese hombre, intentando localizarle y eliminarle. Mientras tanto, la jueza Chacón, encargada de la investigación del triple crimen, avanza en su trabajo. Lo que parece un simple caso de tráfico de drogas, desembocará en algo mucho más peligroso.
Nuestro hombre, una verdadera alimaña, iniciará una personal cacería
Santos Trinidad, en su descenso a los infiernos
COMENTARIO: Tras insistir hasta tres veces en un género, la comedia, para el que no parecía estar especialmente dotado, Enrique Urbizu decidió dar un brusco volantazo, enfilando una ruta que iría jalonando con obras tan importantes como “LA CAJA 507” y “LA VIDA MANCHA”, que le ha llevado, de momento, hasta “NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS”. Ya desde aquel demoledor boceto de trazos gruesos titulado “TODO POR LA PASTA” quedaba prefigurada la futura trayectoria de Urbizu. Si “LA CAJA 507” era un thriller conciso y seco que abordaba con una buena dosis de audacia y contundencia una temática espinosa como era en aquellos momentos la sangrante realidad nacional de la especulación y corrupción en los negocios inmobiliarios, la película que ahora nos ocupa, conectando con aquella pero yendo más allá, nos sumerge en las oscuras e infectadas aguas que discurren bajo la superficie brillante y esmaltada de un mundo de vulnerables cimientos que a duras penas sostienen el entramado de una ilusoria seguridad. Tras el fulgor de ese espejismo cotidiano, al otro lado de nuestro insonorizado “saloncito occidental”, existe una siniestra realidad habitada por seres de los que voluntariamente ignoramos todo. Pueden ser desechos humanos, alcohólicos y peligrosos, camino del infierno mientras pululan por garitos periféricos como ese Santos Trinidad que terminará su cacería personal, casi como una ironía bíblica, “salvando” de manera involuntaria un ignorado desenlace aterrador; o terroristas islámicos instalando (letales) extintores en centros comerciales, o esos impólutos componentes de instituciones judiciales  incapaces de “detectar” las fisuras del sistema por cuyos intersticios se cuela el caos.
En suma, estamos ante una potente y redonda película de género, cuyas reglas, guionista y realizador, no han dudado en subvertir en aras de las lógicas exigencias que dicta la actual coyuntura. En cualquier caso, un noqueante thriller y una lección de cine-cine (sin exhibiciones ni alardes estilísticos a lo Martin Scorsese) con una cámara exacta e incisiva al servicio de una historia con sesgos muy, muy inquietantes. Y conviene observar el diferente estilo de planificación utilizado por Urbizu, tenebrista y zozobrante cuando sigue las andanzas del policía Santos, o equilibrado e impecable cuando nos muestra a la racional y meticulosa jueza Chacón y sus colaboradores judiciales recavando información.
En fin, ante trabajos como éste, es lícito pensar que el cine americano no posee el patrimonio del neonoir y que quienes lo practican actualmente en Hollywood tendrían mucho que aprender de este realizador vasco ya que, por lo que parece, no supieron extraer lecciones de tipos como el Robert Lewis de "AGENTE ESPECIAL" (The Big Combo), el Robert Aldrich de "EL BESO MORTAL" (Kiss Me Deadly), o Fuller y Siegel, entre otros expeditivos cultivadores. No podemos terminar sin destacar la escalofriante composición, exenta de psicologismos, de un José Coronado dirigido con sabiduría (como el resto del reparto).

28 de septiembre de 2011

MELODÍAS DE BROADWAY 1955 (The Band Wagon)
(USA) MGM, 1953. 112 min. Color.
Pr: Arthur Freed y Roger Edens. G: Betty Comden y Adolph Green. Ft: Harry Jackson Mt: Albert Akst. DA: Cedric Gibbons y Preston Ames. Ms: Arthur Schwartz. Can: varios. Dr Ms: Adolph Deutsch. Cor: Michael Kidd. Vest: Mary Ann Nyberg. Dr: Vincente Minnelli.
Int: Fred Astaire, Cyd Charisse, Oscar Levant, Jack Buchanan, Nanette Fabray, James Mitchell, Robert Gist, Douglas Fowley, Leroy Daniels, Julie Newmar. Cameo: Ava Gardner.
Alegría, ritmo y color en la feria
Jamás el cine musical brilló tanto en la oscuridad de una noche mágica en el parque
SINOPSIS: Tony Hunter, un bailarín que teme haber perdido su popularidad tras un prolongado periodo de tiempo sin trabajar en el cine, es llamado por un prestigioso y excéntrico director de Broadway para que forme parte de su enloquecido proyecto de montar en Broadway un musical serio basado en Fausto. Allí reencuentra a sus viejos amigos Lester y Lily, también reclutados para este asunto, y es presentado a Gaby, su compañera en la obra, una atractiva bailarina de ballet clásico con la que al principio no congenia. Previsiblemente, el estreno resulta un fracaso. Sin ceder al desánimo y para salvar la inversión, los miembros del equipo deciden reconvertir el espectáculo en algo menos “artístico” y más alegre.
Las piernas de Cyd y las de Fred, sus cuerpos, en un musical de Minnelli ¿se puede pedir más? Sinceramente, creo que no.
COMENTARIO: Indudablemente, se trata del mejor musical rodado por Vincente Minnelli; tan perfecto y fascinante, tan inventivo y dinámico como el que hicieran un año antes Donen y Kelly, “CANTANDO BAJO LA LLUVIA”, del que, en cierto modo, heredó la estructura dramática y la esencia de su argumento (dejarse de ampulosas ambiciones “artísticas”, desembarazarse de prejuicios y dar al público lo que le gusta con la mayor dosis posible de talento) y algunas de las características que animan a los personajes (compañerismo, amistad, amor, contagiosa alegría de vivir y por lo tanto, capacidad para pasar al otro lado del espejo –y nosotros con ellos– transformando lo cotidiano en algo mágico). La ilusión se completa con una cámara integrada y participante (así, la sensación de emplazamiento y escenario viene a desaparecer) en un estilizado mundo de luz, color, ritmo, adorables personajes y problemas con solución. La película contiene –entre otros muchos– tres momentos de indescriptible musicalidad que son al mismo tiempo la esencia del cine-cine y para los que las palabras no valen, hay que verlos y sentirlos: cuando Fred Astaire, recién llegado a Broadway, penetra en un local de diversión con máquinas tragamonedas y un orondo limpiabotas de color comienza a lustrar sus zapatos (“A Shine on Your Shoes”), o cuando Astaire y la electrizante Cyd Charisse, pasean de noche por Central Park e inician un embelesante baile (“Dancing in the Dark”), y en tercer lugar, el más famoso de todos, el ballet final, de audaz coreografía, homenajeando el mundo de las novelas pulp de Mickey Spillane y el género negro en general (“Girl Hunt Ballet”).

18 de septiembre de 2011

LA VIDA MANCHA
(Esp) Tornasol Films / Iberrota Films, 2002. 107 min. Color.
Pr: Gerardo Herrero y Fernando Victoria de Lecea. G: Michel Gaztambide. Ft: Carles Gusi. Mt: Pablo Blanco. DA: Carlos Bodelón. Vest: Patricia Monne. Son: Licio Marcos de Olivera y Nacho Royo. Ms: Mario de Benito. Dr: Enrique Urbizu.
Int: José Coronado, Zay Nuba, Juan Sanz, Sandro Polo, Yohana Cobo, Silvia Espigado, May Pascual, Alfonso Torregrosa, Enrique Martínez, Susi Sánchez, Cesáreo Estébanez.
Ese extraño llegado de ninguna parte, cambiará la vida de una familia
SINOPSIS: Tras años de ausencia, un hombre vuelve para pasar unos días con su hermano. Éste se ha casado, tiene un niño y se gana la vida con su camión, pero el vicio del juego le impide disfrutar de lo que tiene porque todo lo que gana se lo juega. La visita de ese personaje remoto, aparen temente corta y banal, va a cambiar sus vidas dejándoles una mancha indeleble en el corazón.
Mientras ella mira a su pequeño hijo, él observa a esa inaccesible mujer que representa el amor y la estabilidad que nunca tendrá.
COMENTARIO: Tras la muy interesante “LA CAJA 507”, Enrique Urbizu dió con “LA VIDA MANCHA” otra prueba de su espléndida madurez como realizador. Estamos ante una película que nos habla sobre el control de las emociones y los sentimientos, de cómo surgen dentro de nosotros, de esa pugna que se establece entre lo que debemos hacer y lo que deseamos hacer y de cómo bajo determinadas circunstancias debemos elegir. El realizador recurre a un minimalismo narrativo de elipsis y silencios, de miradas en las que podemos “leer” o intuir todo lo que el film elude en su narración, todo lo que los personajes ocultan. Imágenes densas, expresivas, cargadas de emoción, merced a una puesta en escena perfectamente medida y que incluye una portentosa dirección de actores. José Coronado está impresionante. Una curiosidad: a poco que cotejemos argumento y personajes ¿podría considerarse “LA VIDA MANCHA” como un remake no confeso de “RAÍCES PROFUNDAS”?

23 de agosto de 2011

JENNIE (Portrait of Jennie)
(USA) Vanguard Pictures (David O. Selznick), 1948. 86 min. BN (secuencia en color).
Pr: David O. Selznick. G: Paul Osborn, Peter Berneis y Leonardo Bercovici, basado en la novela de Robert Nathan. Ft: Joseph H. August y Lee Garmes. Mt: William Morgan y Gerald Wilson. DP: J. McMillan Johnson. Vest: Lucinda Ballard y Anna Hill Johnstone. Ms: Dimitri Tiomkin, sobre temas de Claude Debussy. Canción de Jennie: Bernanrd Herrmann. Dr: William Dieterle.
Int: Jennifer Jones, Joseph Cotten, Ethel Barrymore, David Wayne, Lillian Gish, Cecil Kellaway, Albert Sharpe, Florence Bates, Henry Hull, Felix Bressart.
¿Qué misterio envuelve a esa evanescente criatura que surge ante el pintor?
SINOPSIS: En el invierno de 1934, en Nueva York, un joven pintor sin dinero trata de vender alguna de sus pinturas. Un anochecer en Central Park, una niña que dice llamarse Jennie se dirige a él como si le conociera de siempre y luego desaparece prometiéndole crecer deprisa. En los meses siguientes se suceden nuevas apariciones de esta fascinante y enigmática jovencita y en cada una de ellas parece haber avanzado vertiginosamente hacia la madurez. Nuestro artista, obsesionado por ella, se percata de que es el único que puede verla y oírla y será la inspiración que necesita para pintar el mejor cuadro de su vida.
Jennie posa para el pintor enamorado de un fantasma
COMENTARIO: Sin duda, la mejor y más inspirada realización en la dilatada carrera del casi siempre interesante William Dieterle (debemos suponer que en el caso que nos ocupa también tuvo que ver la producción del meticuloso David O. Selznick, a la sazón, esposo de la actriz protagonista). Se trata de una bellísima historia cargada de melancolía y romanticismo en la que se utilizaron con maestría los pinceles narrativos que sirvieran para dotar a la película de una atmósfera invernal, lúgubre y premonitoria. Imágenes llenas de lirismo, hermosas en su diseño y composición, en especial, entre muchas otras, todas las que describen los encuentros del pintor con la inaprehensible Jennie en Central Park y la increíble, impresionante secuencia de la tormenta en el faro. Todo un hito del cine romántico, un film absorbente, emocionante, que gusta más cuantas más veces se ve. Su puesta en escena es el afortunado resultado de la perfecta conjunción de intenciones e intereses, también de los elementos barajados, de la sensibilidad y el talento de sus artífices reunidos, en fin, de esa magia que surge de tarde en tarde cuando todo encaja, complementándose para el perfecto acabado de una obra. Mención especial merecen los espléndidos trabajos de Joseph Cotten, Jennifer Jones y Ethel Barrymore. Nota: el plano final que muestra el retrato de Jennie en el museo, se filmó en color, así como un especial tratamiento de los tonos (superponiendo dos negativos) en la mencionada secuencia de la tormenta en el faro.

6 de agosto de 2011

DUELO EN LA ALTA SIERRA (Ride the High Country/Guns in the Afternoon)
(USA) MGM, 1962. 94 min. Color. CinemaScope.
Pr: Richard E. Lyons. G: N.B. Stone Jr. y (sin acreditar) Robert Creighton Williams y Sam Peckinpah. Ft: Lucien Ballard. Mt: Frank Santillo. DA: George W. Davis y Leroy Coleman. Ms: George Bassman. Dr: Sam Peckinpah.
Int: Randolph Scott, Joel McCrea, Ronald Starr, Mariette Hartley, James Drury, Edgar Buchanan, R.G. Armstrong, Warren Oates, John Anderson, John Davis Chandler, L.Q. Jones, Percy Helton, Byron Foulger.
Dos cabalgan juntos, pese a las diferentes posturas con que se enfrentan ambos a su actual circunstancia
SINOPSIS: Dos viejos agentes de la ley retirados, que en su juventud cabalgaron juntos, reciben el encargo de transportar oro desde un poblado minero en la montaña hasta el banco. Durante el viaje, uno de ellos cederá a la tentación de quedarse con el cargamento.
Cansancio, mala paga y agujeros en la suela de las botas. Triste y escaso bagaje para la vejez
COMENTARIO: Steve Judd (Joel McCrea) y Gil Westrum (Randolph Scott), los dos protagonistas de este hermoso western crepuscular, ven cómo una época y una forma de entender la existencia están siendo arrinconadas y sustituidas por nuevos sistemas y conceptos que trae consigo la entrada en el siglo XX del Oeste que ellos conocieron. Uno, lo asume con dolorida elegancia, el otro, con pragmatismo. Pero ambos saben que ya nadie los necesitará y aprovecharán la última oportunidad que les brindan para reivindicar su código moral y su estilo de vida. Esta temática sería retomada por Peckinpah, ampliándola, en posteriores westerns suyos, entre los que cabe destacar "GRUPO SALVAJE". En unos exteriores que nos remiten a los grandes westerns de Anthony Mann, se desarrolla la acción de "DUELO EN LA ALTA SIERRA" que el realizador conduce con pulso, maestría y sensibilidad hasta culminar en uno de los finales más bellos y tristes jamás filmados.
Nota: los emblemáticos Randolph Scott y Joel McCrea, realmente espléndidos, se despedían del cine en beauté con esta película.