29 de octubre de 2013

CORTINA RASGADA (Torn Curtain)
(USA) Universal / Alfred Hitchcock, 1966. 128 min. Color.
G: Brian Moore. Ft: John F. Warren. Mt: Bud Hoffman. DA: Frank Arrigo y Hein Heckroth. Vest: Edith Head (para Julie Andrews) y Grady Hunt. Ms: John Addison. Pr y Dr: Alfred Hitchcock.
Int: Paul Newman, Julie Andrews, Lila Kedrova, Hansjörg Felmy, Tamara Toumanova, Wolfgang Kieling, Ludwig Donat, Gunter Strack, David Opatoshu, Gisela Fischer, Mort Mills, Carolyn Conwell.
El profesor Michael Armstrong (Paul Newman) fundido en un apasionado beso con su secretaria y amante Sarah (Julie Andrews) en el camarote del barco que los lleva a Estocolmo.
El acostumbrado cameo de Hitchcock. Esta vez le vemos sentado en el vestíbulo del hotel donde se alojan los protagonista con un bebé sobre sus rodillas mientras se percata de que la incontinencia del pequeño le ha humedecido el pantalón.
Armstrong muestra cierta reserva en su comportamiento y adivinamos que oculta algo.
La dulce Sarah, ajena a las intenciones de Armstrong, sonríe confiada durante la recepción de bienvenida.
Armstrong adopta un extraño comportamiento y Sarah comienza a observar detalles que la inquietan.
La pareja es abordada en plena calle por una anciana que se presenta como condesa Kuchinska (Lila Kedrova) y que les pide ayuda para poder entrar en los Estados Unidos.
Inquietud y preocupación en él, sombras de sospecha en ella.
SINOPSIS: Un joven científico americano aprovecha un viaje por los paises nórdicos en compañía de su prometida para efectuar un inesperado vuelo a Leipzig, tras el telón de acero. Ella le sigue y comprueba que está dispuesto a vender sus conocimientos a los comunistas. Pero más tarde sabrá que todo obedece a un secreto plan de nuestro hombre para sonsacar una fórmula secreta a un eminente colega ruso con el que ha de entrevistarse.
La pobre Sarah, entre incrédula y angustiada, ve como todos los indicios apuntan a que el hombre al que ama es un traidor a su país.
Un momento muy tenso. En el teatro, durante la representación de un ballet, Armstrong, sabiéndose descubierto, piensa muy rápido para encontrar una escapatoria.


Armstrong y la esposa del granjero (Carolyn Conwell, actriz de enorme parecido con Liv Ullman) se ven obligados a eliminar a Gromeck, el agente que los ha descubierto.
Gromeck (Wolfgang Kieling) con la hoja rota del cuchillo de la mujer clavada en la clavícula se debate y defiende del ataque de Armstrong y la granjera.
La tenaz resistencia de Gromeck a morir obliga a Armstrong y la granjera a tratar de introducir la cabeza del agente en el interior del horno de gas.
Cuando por fin lo han conseguido, abren la espita de la conducción del gas y sostienen al herido en su interior que se resiste hasta que finalmente muere.
Ensangrentado, exhausto y horrorizado por lo que se ha visto obligado a hacer, Armstrong es empujado por la granjera para que abandone inmediatamente ese lugar.
Armstrong y Sarah, tras innumerables peripecias, son rescatados de las aguas.
COMENTARIO: Aquí tenemos un claro ejemplo de cómo a partir de una historia con serios reparos sobre el papel y que en otras manos sin duda hubiera dado lugar a un film tópico e insoportable, Hitchcock supo sublimar ese material hasta conseguir una apasionante cinta romántica (vuelve a surgir la importancia de la pareja en su cine) con enormes dosis de suspense. Y aquí, merced a una sabia e inventiva puesta en escena prima de nuevo la importancia del "cómo" sobre el "qué", porque es evidente que el espectador, a lo largo del primer tercio de la película, nunca ha llegado a creer que el profesor Armstrong (Paul Newman) estuviera realmente dispuesto a desertar, aventajando en eso a su prometida (Julie Andrews) que en algún momento sí llega a creerlo.
Las singulares soluciones narrativas, tan inteligentes como eficaces, adoptadas por el autor de "VERTIGO" consiguen enganchar, provocando en el espectador admiración, angustia, nerviosismo, afinidad y en suma toda una calculada gama de emociones. Dos ejemplos ilustrativos pueden ser la maravillosa escena del "desvelamiento" en el promontorio (escena muda con una discreta cámara que decide no seguir en ese momento a la pareja Michael y Sarah y permanece alejada compartiendo en plano fijo el punto de vista de un tercer personaje que los contempla, hasta que ella escucha el relato de la verdad y entonces ese alejado plano fijo es interrumpido por un travelling semicircular en torno a su luminoso rostro), o la espeluznante y pormenorizada secuencia que describe en tiempo real el penoso asesinato de Gromek en la granja, queriendo así demostrarnos Hitchcock que no es tan fácil matar a una persona cuando ese no es tu oficio.
Si hemos de ponerle algún pero a "CORTINA RASGADA", tal vez al maestro se le va un poco la mano con los tempos en algunos momentos, en algunas secuencias, como ese excesivo estiramiento temporal del viaje en autobús y la utilización de personajes “chirriantes” como elementos de crispación. Me estoy refiriendo a la demoniaca prima ballerina de la compañía de ballet (Tamara Toumanova), la suplicante anciana condesa Kuchinska (Lila Kedrova) que aborda a la pareja protagonista en la calle, o la protestona viajera del mencionado autobús.
Hay que destacar, eso sí, entre las muchas virtudes del film, el excelente resultado obtenido con actores en principio tan poco hitchcockianos como Newman y la Andrews, sin duda impuestos en su momento para asegurar la rentabilidad comercial de la película.
NOTA: como dato a reseñar, en este film se rompió la prolongada y gloriosa colaboración de Bernard Herrmann con el maestro, al rechazar éste (presionado por la productora) la densa y barroca banda sonora compuesta por el genial músico (años después editada en disco), en favor de otra más convencional a cargo de John Addison. El autor de la música de "DE ENTRE LOS MUERTOS (VERTIGO)", dolorido, nunca se recobraría del disgusto.
Otro dato curioso para la historia es que Hitchcock deseaba a Cary Grant para el personaje de Michael Armstrong y así se lo propuso, pero el actor tras pensárselo rechazó la oferta porque se consideraba demasiado viejo para el papel. ¡Mecachis!

10 de octubre de 2013

LA COMUNIDAD
(Esp) Lolafilms / Antena 3 / Vía Digital, 1999-2000. 106 min. Color. Panavision.
Pr: Andrés Vicente Gómez. G: Jorge Guerricaecheverría y Alex de la Iglesia. Ft: Kiko de la Rica. Mt: Alejandro Lázaro. DA: José Luis Arrizabalaga y Arturo García “Biaffra”. Vest: Paco Delgado. EE visuales: Félix Berges-Daiquiri. Ms: Roque Baños. Dr: Alex de la Iglesia.
Int: Carmen Maura, Eduardo Antuña, María Asquerino, Jesús Bonilla, Marta Fernández-Muro, Paca Gabaldón, Ane Gabarain, Sancho Gracia, Emilio Gutiérrez Caba, Kiti Manver, Terele Pávez, Manuel Tejada, Roberto Perdomo, Eduardo Gómez, Antonio de la Torre, Luis Tosar, Enrique Villén, Ramón Barea, Borja Elgea, Aitor Mazo, Rodolfo Sancho, Mariví Bilbao, Silvia Casanova, Andrés de la Cruz.
Julia (Carmen Maura) es una agente inmobiliaria con mucha iniciativa.
Ricardo (Jesús Bonilla), su compañero sentimental, es un tipo vulgar, con escasa personalidad y que no ve más allá de sus narices.
El piso que intenta vender forma parte de un viejo edificio en el centro de Madrid.
Nuestra intrépida Julia, inspeccionando los recovecos del edificio, está a punto de toparse con algo muy desagradable y a la vez muy remunerador.
Encarna (María Asquerino), Paquita (Marta Fernández Muro), Chueca (Manuel Tejada), Hortensia (Paca Gabaldón) y Charly (Eduardo Antuña) son algunos de los inquietantes vecinos del inmueble.
SINOPSIS: Una intrépida agente inmobiliaria, tratando de vender uno de los pisos de un vetusto edificio del centro de Madrid, descubre una fortuna en el apartamento de encima, cuyo anciano propietario permanecía muerto en su interior. Cuando los vecinos del inmueble, que pensaban apoderarse de ese dinero, comprenden que la vendedora se les ha adelantado en el hallazgo, harán todo lo posible para impedirle salir del edificio y buscarán la manera de arrebatarla el botín.
Encarna y Paquita, siempre juntas, siempre vigilantes de los movimientos de Julia.
Castro (Sancho Gracia) y Ramona (Terele Pávez), dos de los belicosos vecinos dispuestos a todo para no dejarse arrebatar el "tesoro" del edificio por la intrusa Julia.
La llegada de Emilio (Emilio Gutiérrez Caba), el administrador de la finca, complicará mucho los planes de Julia para escapar con el botín.
No sólo eso. Al no avenirse a razones con el tenaz administrador, éste intentará asesinarla.
Los acontecimientos se precipitan y Julia intentará a la desesperada huir del edificio con su valiosa maleta perseguida de manera implacable por la horda de vecinos.
COMENTARIO: En sus cinco largos realizados hasta la fecha del estreno de la película que nos ocupa, Alex de la Iglesia demostró saber rodar con la brillantez, el desparpajo y la capacidad técnica de aquellos creadores de imágenes y emociones (hoy ya sustituidos por efectistas videocliperos) que hicieron del cine la más estimulante sesión de magia. Magia, sí, pero en el caso de Alex de la Iglesia ejecutada con una chistera de la que no salen conejos blancos sino monstruos cotidianos, intencionadas caricaturas en clave esperpéntica de individuos que usted y yo conocemos. Porque a poco que nos frotemos los asombrados ojos tal vez descubramos en las animadas viñetas de “EL DÍA DE LA BESTIA”, “MUERTOS DE RISA” o “LA COMU­NIDAD” a alguien con un inquietante parecido a nosotros mismos, parásitos protestones, activistas de la hostilidad, profesionales de la desconfianza, cofrades de la codicia y egoistas incorregibles, integrantes todos de una so­ciedad enferma terminal.
Si las raíces de De la Iglesia (que reconoce y confiesa no haber inventado nada) se hunden en el comic, no son menos evidentes las influencias y enseñanzas –asimiladas con provecho y muy bien conjugadas pese a su disparidad– que el autor de “PERDITA DURANGO” despliega en sus trabajos. Así, centrándonos en “LA COMUNI­DAD”, tenemos en primer lugar las inevitables referencias a Hitchcock (aquel sí que lo inventó casi todo) ya desde los “vertiginosos” títulos de crédito a lo Saul Bass, pasando por algunas secuencias de minucioso diseño y estirado desarrollo donde el tiempo es dilatado para crear angustia (como la interminable que muestra el acoso y derribo del administrador a la protagonista), hasta ese virtuosista climax final en los tejados de la madrileña Plaza Canalejas. Observemos al respecto la transgresora inclinación de ambos cineastas a utilizar emblemáticos “monumentos nacionales" para ubicar esas culminantes escenas (la cabeza de la Estatua de la Libertad, las azoteas de San Francisco, las caras de los presidentes esculpidas en el Monte Rushmore, el espectacular anuncio de Schweppes del emblemático Edificio Carrión, las Torres inclinadas Kio, la gigantesca cuádriga que corona el edificio de un conocido Banco de la calle Alcalá).
Pero no sólo de Hitchcock viven los cineastas actuales y ahí tenemos a un desinhibido De la Iglesia, entrando a saco cuando lo cree conveniente en el universo de otros maestros como Polansky (su “vecindad” parece sacada de “LA SEMILLA DEL DIABLO” y “EL QUIMÉRICO INQUILINO”) y, por supuesto, el malévolo e inmisericorde humor que despliega en el dibujo de algunos personajes es pura­mente azconiano-berlanguiano.
De lo expuesto anteriormente podría deducirse que estamos ante una gran obra, pero desafortunadamente no es así porque “LA COMUNIDAD” está aquejada de una saboteadora cojera claramente situada en la estructura de un guión con algunos desequilibrios (diálogos innecesarios, frenazos de ritmo, lagunas) y una irritante colección de incoherencias que afectan al ritmo de la película y a la “verosimilitud” de algunos pasajes (resultan absurdas algunas premisas de las que parte la acción). Claro que ahí están los talentos unidos de Carmen Maura (formidable tour de force) y un plantel de excelentes secundarios que con su fuerza en pantalla suplen las carencias del esquemático boceto a que están reducidos la mayoría de sus personajes. Por ejemplo, podría haberse suprimido esa convención de guión que es el personaje incorporado por Jesús Bonilla y por contra podrían haberse ampliado otros a todas luces necesitados de un mayor desarrollo.