EL TREN DE LAS 3:10 (3:10 To Yuma)
(USA) Columbia, 1957. 92 min. BN. MegaScope.
Pr: David Heilwell. G: Halsted Welles, basado en una historia de Elmore Leonard. Ft: Charles Lawton Jr. Mt: Al Clark. DA: Frank Hotaling. Vest: Jean Louis. Ms: George Duning. Can: Ned Washington y George Duning (cantada por Frankie Laine). Dr: Delmer Daves.
Int: Glenn Ford, Van Heflin, Felicia Farr, Leora Dana, Henry Jones, Richard Jaeckel, Robert Emhardt, Sheridan Comerate, George Mitchell, Robert Ellenstein, Ford Rainey, Dorothy Adams, Richard Devon, Joe Haworth.
Ben Wade (Glenn Ford) y sus secuaces (Joe Haworth, Richard Devon y Richard Jaeckel) |
Dan Evans (Van Heflin) y su esposa (Leora Dana) pasan por apuros económicos para mantener su granja. |
Emmy (Felicia Farr) sirve copas en el bar y hasta esa barra llega Wade que parece interesarse por ella. |
La desamparada Emmy, atraída por Wade, le hace algunas confidencias sobre su vida. |
Evans convence a su atemorizada esposa de que merece la pena el riesgo de vigilar a Wade durante unas horas si a cambio les condonan la hipoteca sobre su propiedad. |
SINOPSIS: Un granjero con acuciantes problemas económicos, circunstancialmente tiene que asumir las funciones de sheriff y custodiar a un peligroso salteador detenido hasta la llegada del tren que le llevará a la prisión de Yuma. Tendrá que hacerlo sin ayuda de nadie y bajo la amenazante presencia de los compinches del forajido que tratarán de impedírselo.
Evans se hace cargo de la vigilancia de Wade hasta que llegue el tren de las 3:10 que lo llevaría a Yuma. |
La espera se hace tensa y eterna. Las manecillas del reloj parecen no moverse. |
Wade consume ese tiempo muerto de la espera con la seguridad de que sus hombres vendrán a rescatarlo. |
En su trato con Evans, el forajido Wade irá conociéndolo con sus miedos y sus problemas. |
Al final, cuando ese tren está a punto de llegar, Ben Wade llegará a plantearse algunas cuestiones de índole moral y sopesará las alternativas. |
COMENTARIO: Tomando como adecuado pretexto el comentario que ahora dedico a “EL TREN DE LAS 3:10”, deseo utilizar una parte del espacio destinado a tal menester para introducir con brevedad telegráfica unos pequeños datos que nos ayuden a situarlo en su justo contexto y así, una vez reunidos los elementos de juicio necesarios, poder efectuar un acercamiento más certero a este western excepcional.
Los integrantes de la nueva crítica cinematográfica surgida fundamentalmente en Francia en la primera mitad de los años cincuenta con “Cahiers du Cinéma” a la cabeza y su repercusión en España que propiciaría la aparición en 1957 de la revista “Film Ideal”, fueron abriendo paulatinamente el encuadre centrado hasta entonces en Ford y Hawks, y comenzaron a prestar atención a los westerns de quienes, lejos de Monument Valley, cabalgaban por otras rutas abriendo nuevas opciones para el género. Eran los representantes de una nueva generación de realizadores que trataban de despegarse del adocenado pelotón que integraban los Lesley Selander, Ray Enright, Joe Kane, Edwin L. Marin y muchos otros que habían conducido este género hasta el corral de la más anodina serie B.
Sin duda, los más favorecidos con esta ampliación de foco (a finales de los cincuenta) fueron Anthony Mann y Budd Boetticher, consiguiendo que volviéramos sobre ellos y reparáramos en aspectos que habían pasado desapercibidos ante nuestros condicionados ojos y que, sin embargo, venían a colocarlos en la cumbre del género (que algunos consideran más que eso, elevándolo a la categoría de épica) en virtud de su inteligente planteamiento, vigorosa narrativa, sabia utilización dramática del paisaje y una enorme riqueza y complejidad de personajes y situaciones. Y todo ello, sin alterar -solo en apariencia- las estructuras clásicas que lo definían.
Sin embargo, aquel reconocimiento no llegó a alcanzar -entonces- a realizadores como Gordon Douglas y Delmer Daves que seguirían durante algunos años camuflados entre el polvo de la manada. Y ello, en el caso de Daves, a pesar de haber adquirido cierto prestigio con su western pro indio “FLECHA ROTA” (1950). A éste le siguió, “RETURN OF THE TEXAN”, de menor interés, rodado dos años después y que sirviría de eslabón con su brillante septeto westerniano llevado a cabo entre 1954 y 1959. La serie fue iniciada con “DRUM BEAT” (1954), seguida por ”JUBAL” (1956), “LA LEY DEL TALIÓN” (The Last Wagon, 1956), “EL TREN DE LAS 3:10” (3:10 to Yuma, 1957), “COWBOY” (1958), “ARIZONA PRISIÓN FEDERAL” (The Badlanders, 1958) y “EL ÁRBOL DEL AHORCADO” (1959).
Centrándonos ahora en “EL TREN DE LAS 3:10”, que un servidor considera su mejor trabajo, decir que estamos ante un tenso western de características especialmente negras (es muy significativo que fuera rodado en blanco y negro, a diferencia del resto) que si bien utiliza un esquema próximo al de "SOLO ANTE EL PELIGRO", supera netamente al film de Fred Zinnemann, alcanzando cotas memorables de dureza, intensidad y emoción donde el otro desplegaba artificio y pretensión. En su desarrollo, el espectador pronto se percata de que ha sido llevado fuera de los “seguros cauces” que le hubieran permitido circular por la película con esa tranquilidad que proporcionan las carreteras señalizadas. Me explico: uno de los dos protagonistas es un atribulado pater familia (excelente Van Heflin en un rol parecido al que incorporó en “RAÍCES PROFUNDAS”) sin vocación de héroe pero que se ve empujado a ejercer como tal por pura desesperación económica. El otro es el jefe de una banda de forajidos (destaquemos que lo interpreta Glenn Ford, un actor de aspecto amigable que por una vez encarna al "malo", jugada que contribuye a romper los esquemas del espectador) capaz, en un momento dado, de actuar de manera brutal sacrificando a sangre fría a un pobre borrachín que acaba de encontrar la dignidad permitiendo que sus hombres lo cuelguen sin piedad de una viga a la vista de todos. Por otro lado, la “chica” de la película (excepcional Felicia Farr) es un personaje de tránsito, una desencantada cantinera que padece de tuberculosis y que ya solo aspira a un compasivo polvo.
Con estos inusuales mimbres hábilmente manejados y entrelazados va construyéndose la película que se carga, por momentos, de una ambigüedad que nos impide agarrarnos a estereotipos al jugar con situaciones que inevitablemente desembocan en esa toma de conciencia de Ben Wade (Ford) respecto a su forzado guardián (Heflin) a modo de un curioso “síndrome de Estocolmo” a la inversa que se cierra con un memorable final.
No deseo cerrar este texto sin hacer mención al soberbio trabajo de George Duning que demostraba una vez más su maestría con una inspirada y delicada partitura que alcanza su máxima expresión en la balada cantada por el entonces imprescindible Frankie Laine.
NOTA: el ambicioso remake que realizó James Mangold en 2006, apostó por ampliar algunos de los temas solo apuntados en el original. No obstante, su visionado dejaba claro que hoy es difícil plantearse un western sin acusar influencias de Peckinpah y Leone (que se lo digan a Clint Eastwood). Pese a cierta dosis de elegancia en la planificación y claridad y contundencia en las escenas de acción, todo lo que nos ofrecia la versión de Mangold ya estaba sabiamente sintetizado en el original de Daves.
Siempre pensé que esta película pertencia a un género equivocado, el noir, me gusta mucho, pero mucho, y es que tanto Daves con Mann, que son un poco, a ver si me explico, los segundones de Ford y Hawks, tienen un porrón de títulos que gustan. Esa escena final del ferocarril y la lluvia... Maravillosa. No me canso de verla.
ResponderEliminarQue "EL TREN DE LAS 3:10" es un western negro, de acuerdo. Tiene todos los ingredientes. Pero yo no me atrevería a llamar "segundones" a Anthony Mann y Delmer Daves (tal vez la industria los considerara así en los años 50). Pertenecían a una generación posterior, eran, por así decirlo, sus "hijos". Y como algunos hijos, utilizaron las enseñanzas de sus papás para abrirse camino a su manera, sin apoyarse demasiado en ellos, demostrando así que podían rodarse grandes westerns desde un prisma muy alejado de Monument Valley.
EliminarGracias por tu visita, juez.
Hace mucho tiempo que no he vuelto a ver esta peli. Mientras leía tu entrada la iba recordando algo, pero tendría que volver a revisarla. A mí la que me gusta mucho de Dalmar Daves es "El árbol del ahorcado"...Precisamente el otro día pillé en una cadena "Flecha rota", otra peli que hacía mucho tiempo que no volvía a ver.
ResponderEliminarAprovecho para decirte que estos días he vuelto a ver y disfrutar Ben Hur...
Un beso, Teo.
A mí, como a ti, me gusta mucho "EL ÁRBOL DEL AHORCADO", el último (gran) western que dirigió Daves, justo antes de que inesperadamente se dedicara a rodar melodramas románticos de escaso interés (algunos para propiciar el estrellato del insípido rubiales Troy Donahue) y luego se jubilara anticipadamente. Una lástima.
Eliminar¿Has vuelto a "caer" bajo el influjo de "BEN-HUR"? No te culpes, yo también. En estas fechas era inevitable.
Un abrazo.
Si hemos de volver a los clásicos éste es un buen ejemplo en el género. Me gusta esa Felicia Farr en el western,y trabajando con el mismo Delmer Davis, pero que apenas si realizó otros trabajos conocidos a partir de que se casó con mi adorado Jack lemmon, en ¡Besamé tonto ! está estupenda como esposa que intercambia papeles con Kim Novak.
ResponderEliminarPero estabas comentando El tren de las 3.:10. Le recuerdo sobre todo por el remake que hizo James Mangold, que a mí sí me gustó y que ví pensando en el original, que seguro que es mejor( si recuerdo bien) pero tendria que recuperarle. A ver si nos regalan esa oportunidad ahora que están reponiendo en los canales temáticos peliculas clásicas.
Un abrazo
Felicia Farr era una mujer muy bella y además una excelente actriz. Efectivamente, trabajó en varios westerns de Delmer Daves y en "BÉSAME, TONTO" de Wilder, estaba genial. La última vez que la vi en una película fue en "ASÍ ES LA VIDA" de Blake Edwards, pero ahí la esposa de Jack Lemmon era Julie Andrews y Felicia tenía una corta intervención.
EliminarMe gustaría que pudieras reverdecer tu recuerdo de "EL TREN DE LAS 3:10" con un nuevo visionado porque es una gran película con una buena colección de momentos inolvidables. Está editada hace tiempo en DVD.
Un abrazo.
Me remito a parte la reseña que le dediqué en su día:
ResponderEliminar"Partiendo de una portentosa y adusta puesta en escena de ecos expresionistas, Daves narra con admirable vigor este relato que gravita en torno a la relación fáustica que se establece entre sus dos caracteres principales: Wade, cual Mefistófeles goethiano, es un personaje atractivo, ambiguo y carismático, que lo mismo seduce a una joven tabernera que acaba con la vida de uno de sus hombres si el botín corre peligro. No dudará en tentar una y otra vez a Evans con promesas monetarias para que lo deje en libertad. Éste, por su parte, es un humilde granjero hastiado por no poder ofrecer a su mujer e hijos la vida de comodidades que ellos se merecen. Trasladar con éxito a Wade, se convierte para él en algo más que un simple encargo que le reporte unos cuantos dólares. Pese a la evidente contraposición de intereses, entre ambos irá surgiendo una progresiva complicidad que culminará en un inesperado final".
Un saludo.
Interesante visión en paralelo del mito goethiano y la situación madre de este western, sin duda. Aunque a mí me fallan las motivaciones de unos y otros. Aquel Mefistófeles (que solo era un subordinado) manipuló las frustraciones y debilidades de Fausto para llevárselo arteramente al huerto (bueno, sólo su alma) y así ganar puntos ante su avernal jefe, supongo. En cambio, nuestro Wade, mucho más apegado al terreno, únicamente pretende resolver su problema de la manera menos cruenta posible y ello ha de pasar necesariamente por la "corrupción" de su improvisado carcelero con déficit de autoestima. Claro que cuando las personas se conocen, puede haber sorpresas... En eso, totalmente de acuerdo.
EliminarAgradezco tu visita, Ricardo.
Un saludo.
Pues de nuevo no he visto esta peli, o si lo he hecho no me acuerdo, los western como sabes no son lo mío, a no ser que intervenga Gary Cooper, que me da lo mismo la historia que me cuenten, ya con Cooper llenando pantalla me conformo y volviendo a la revista Vogue, lo único que me atrae de este tipo de films son los vestidos que llevan las chicas de las tabernas, con esos escotazos y colorines, son algo ordinarias pero tienen su punto ¿ no crees ??? pero sabes que voy hacer, me voy a bajar esta peli y voy a verla, aunque trabaje Glenn Ford, un actor que me gusta más haciendo cine noir y que no me olvido del bozetón que le dio a Gilda, abrase visto con el pamplinas este.
ResponderEliminarUn besazo.
Ya sabía de tu escasa afición por el western puesto que en alguna ocasión ya has expuesto tus reticencias hacia este género. Pero si finalmente "bajas" esta peli y te tomas la "molestia" de verla, habrás dado un paso gigantesco hacia la purificación y santidad en el camino de la cinefilia. Y Gary Cooper te lo agradecerá desde los Cielos (y yo, desde este modesto puesto en la tierra, también).
EliminarMientras, un abrazo.
Vuelvo de vacaciones y me encuentro con este peliculón reseñado en tu blog. Una sorpresa y una alegría. Conozco todos los westerns que realizó Delmer Daves y todos me parecen tremendos y éste que tratas, especialmente. En tu comentario mencionas a Anthony Mann y creo que ambos directores tienen muchos puntos en común cuando tocaban este género.
ResponderEliminarUn saludo.
Pues sí, todos los westerns de Daves son fabulosos. Quizá los más "flojos" (siendo muy interesantes) son los dos que rodó con Alan Ladd. Además, todos son muy diferentes. Por ejemplo, coge los tres que rodó con Glenn Ford, salvo algunos rasgos en común, tienen poco que ver entre ellos. "LA LEY DEL TALIÓN" (The Last Wagon) no tiene nada que ver con "ARIZONA PRISIÓN FEDERAL" (The Badlanders), ni ésta con "EL ÁRBOL DEL AHORCADO". "COWBOY", por ejemplo, es casi un documental sobre la dura vida cotidiana de los vaqueros. Y sí, estoy de acuerdo contigo en las coincidencias entre Daves y Mann. No son muchas, pero algunas resultan evidentes.
EliminarUn saludo.
Una película de lo más sugerente y para mí superior a Solo ante el peligro, por poner una con semejanza argumental.
ResponderEliminarMe encanta la breve pero intensa secuencia íntima de los personajes de Glenn Ford y de una bellísima Felicia Farr. Ese primer plano del rostro de ambos no puede ser más sensual.
El resto de la historia es espléndido, manejando el ritmo del relato con una sabiduría narrativa de quitarse el sombrero. Y la secuencia de ambos protagonistas en la habitación del hotel es de crisparse los nervios en el mejor sentido de la expresión.
Pero lo mejor de la película es, para una servidora, Glenn Ford. Me encanta este actor, lo que sugiere con su rostro y con sus movimientos. Seduce sin el menor esfuerzo y cada vez que aparece en escena eclipsa al resto -o eso me parece a mí, porque me deja obnubilada-.
En fin, Glenn Ford aparte, la película es una maravilla y Delmer Daves demuestra moverse en el western como pez en el agua.
Abrazos.
Hola, Miriam. A diferencia de tu comentario en torno a "YO VIGILO EL CAMINO", aquí estoy plenamente de acuerdo contigo y suscribo todo lo que dices. Sin duda, estamos ante un western excepcional, es decir, bastante atípico aunque su esquema argumental se haya utilizado en varias ocasiones en películas de este género e incluso adscritas a otros. Una película tensa, emocionante, dura, que roza la maestría y que no resulta artificiosa como la famosa de Zinnemann. Efectivamente, Glenn Ford está soberbio componiendo ese personaje carismático y ambiguo que efectúa sin él saberlo un recorrido moral a lo largo de esas horas que pasa con el agobiado (desesperado) granjero, un formidable Van Heflin. En cuanto a Felicia Farr, es cierto, en todos sus trabajos para Daves rezuma una sensualidad que traspasa la pantalla (y no digamos en "BÉSAME, TONTO", esa comedia ácida que rodó a las órdenes de Billy Wilder).
EliminarUn abrazo.
Sí, Jack Lemmon tuvo que sentirse muy orgulloso de casarse con semejante mujer, je je. Estoy de acuerdo contigo, en "Bésame, tonto" está estupenda, divertida y temperamental; toda una mujer de carácter. Sin embargo, para mi gusto, la que rezuma sensualidad y magnetismo es Kim Novak. Se mueve como una sirena o mejor aún, como una diosa.
ResponderEliminarMadre mía, pareciera que me gustan las mujeres y no es así, pero es que para mí esta actriz tiene algo muy especial. Quizá por eso entiendo tan bien lo que tuvo que sentir Richard Quine por ella.
Volviendo al film de Delmer Daves, suscribo totalmente tus palabras. Es una pena que el director estuviese relegado a un segundo puesto pues se merece encontrarse en primera fila.
Abrazos!
Bueno, bueno... Estábamos hablando de Felicia Farr, pero si quieres que volvamos sobre Kim Novak, no tengo inconveniente. Esa actriz (voy a decirlo claro, esa mujer) con su físico entero, con su mirada, con su displicente manera de moverse en la pantalla, suave y gatuna, con su controlado fuego interior, diría que cubre con creces todas las ensoñaciones y expectativas que un tipo como yo, al que le apasiona el cine y creyó en los Reyes Magos hasta los once años, tuvo siempre. Como tú misma las has definido, es una "diosa" de carne (perfecta) y hueso.
Eliminar¡Chica, cómo coincidimos a veces!
Un abrazo.
Es que me entusiasmo hablando de lo que me gusta y admiro, y cuando empiezo no sé parar, je je. Uf!, es que si me dan la oportunidad de hablar sobre mis actores/actrices favoritos lo tengo clarísimo: Kim Novak, Gloria Grahame, Liz Taylor, Jack Lemmon, Lee Marvin, James Stewart, Glenn Ford ...
ResponderEliminarEn fin, volvamos a lo que estamos que si no puedo estar así todo el día y lo peor es que no me cansaría. A veces reconozco que puedo ser un poco cansina, pero es que el cine, el buen cine me puede.
He leído en algún sitio que "El tren de las 3 y 10" posee unas imágenes muy cercanas al modelo expresionista. Puede ser, lo que sí sé es que tiene un blanco y negro precioso y, a riesgo de resultar cursi, en algunos primeros planos, la cámara parece que acaricia a los personajes: por ejemplo, el momento que mencioné antes de Glenn Ford y Felicia Farr pero también el momento íntimo, antes del final, de Van Heflin y su mujer -desconozco el nombre de la actriz-.
Me parece una película impecable y genial, superior a otras más conocidas y valoradas, por eso me indigna que pelis como ésta todavía no tengan la consideración que se merecen.
Abrazos!
Con ese septeto de favoritos tuyos se pueden hacer estimulantes combinaciones ya que algunos han trabajado juntos. Por ejemplo, en "LOS SOBORNADOS" coincidían Glenn Ford, Gloria Grahame y Lee Marvin. En "ME ENAMORÉ DE UNA BRUJA", James Stewart, Kim Novak y Jack Lemmon. En "VERTIGO" Stewart y Novak...
EliminarCreo que "EL TREN DE LAS 3:10" es el mejor western de Daves y los tiene formidables (los tres que rodó con Glenn Ford, "EL ÁRBOL DEL AHORCADO", "LA LEY DEL TALIÓN") y tiene momentos de una tristeza infinita.
Un abrazo.