27 de julio de 2013

EL PROFESOR CHIFLADO (The Nutty Professor)
(USA) Paramount / Jerry Lewis, 1963. 107 min. Color.
Pr: Ernest D. Glucksman. G: Jerry Lewis y Bill Richmond. Ft: W. Wallace Kelley. Mt: John Woodcock. DA: Hal Pereira y Walter Tyler. Vest: Edith Head. Ms: Walter Scharf. Dr: Jerry Lewis.
Int: Jerry Lewis, Stella Stevens, Del Moore, Kathleen Freeman, Howard Morris, Elvia Allman, Med Flory, Norman Alden, Buddy Lester, James Ward, Milton Frome, Julie Parrish, Henry Gibson, Richard Kiel, Les Brown y su Orquesta.
Al patoso profesor Julius Kelp (Jerry Lewis) se le va la pinza cuando intenta inculcar cultura a su atractiva alumna Stella Purdy (Stella Stevens).
Vemos a Julius enfrascado en sus extraños experimentos químicos mientras Stella parece preguntarnos
"¿Qué puedo hacer con este hombre?".
La proverbial torpeza de Julius ha dejado accidentalmente a su alumna favorita en una vulnerable situación.
Pose promocional de la bella y marilynesca Stella Stevens que corresponde a una de las visiones oníricas
que Julius tiene de su alumna Stella en la película.
El reprimido impulso sexual del profesor Julius hacia su alumna le juega malas pasadas y se la imagina en clase de química luciendo un ajustado bañador.
El poco respeto que inspira Julius a su talludito alumnado tiene como consecuencia en esta ocasión que aterrice en una estantería repleta de productos químicos.
SINOPSIS: Un torpe y acomplejado profesor que imparte clases de química en un instituto, es objeto de constantes burlas por parte de su alumnado hasta que un buen día, tras muchos experimentos, descubre una fórmula cuyos efectos, tras ingerirla, le transforman temporalmente en un apuesto y desinhibido conquistador.
La clara animadversión del director del centro, Dr. Mortimer (Del Moore), hacia el apocado Julius tiene virulentas y humillantes manifestaciones. 
Nuestro tortutado Julius decide finalmente hacerse respetar y comienza por ir a un gimnasio para muscularse. El resultado es previsiblemente catastrófico.
Entra en escena un endiosado y atractivo desconocido que se presenta como Buddy Love.
Stella se siente inmediatamente atraída por él pero la irrita su chulesca pedantería.
Buddy (que ahora ya sabemos quién es en realidad) acosa a Stella hasta visitarla en el aula en horas lectivas.
Durante la celebración de la fiesta de fin de curso, se descubre el pastel y Buddy/Julius se confiesa ante todos los presentes que quedan estupefactos.
COMENTARIO: Generalmente considerada la cumbre creativa en la carrera de Jerry Lewis como realizador, se trata sin duda de la más brillante y redonda de sus películas, la más trabajada. Su puesta en escena, controlada y sabiamente medida, es al mismo tiempo audaz y original, repleta de hallazgos, sometida esta vez a la disciplina de un argumento -del que prácticamente había prescindido en los tres films anteriores dirigidos por él, "EL BOTONES" (The Bellboy, 1960), "EL TERROR DE LAS CHICAS" (The Ladies Man, 1961) y "UN ESPÍA EN HOLLYWOOD" (The Errand Boy, 1962)-, que no es sino una inteligente y malévola variación sobre el mito del Doctor Jeckyll y Mister Hyde (probablemente la versión más cercana al espíritu del libro de Stevenson de cuantas se hayan filmado hasta la fecha, a la altura de la extraordinaria "EL EXPERIMENTO DEL DR. CORDELIER" (1959) de Jean Renoir).
En esta ocasión, para "EL PROFESOR CHIFLADO", Jerry Lewis permitió que su habitual personaje -escandalosa víctima de su entorno por esa notoria incapacidad para dominar los objetos y por lo tanto un imán para los accidentes- se tome la revancha (cuando adquiere el aspecto y personalidad de Buddy Love) mientras, eso sí, el autor filosofa en torno al tema del doble.
Una vez más, como en las cintas de Lewis dirigidas por Frank Tashlin, aparecen las puyas contra el matriarcado americano (desopilante flashback con los padres de Julius). Asimismo, la cinta contiene gags memorables (Lewis siempre mostró una gran admiración por Stan Laurel a quien homenajea siempre que puede), además de la deliciosa presencia de una Stella Stevens, "inocente" y marilynesca, excelentemente dirigida como la rubia encarnación de las reprimidas aspiraciones sexuales del profesor Julius (ojo al malicioso plano final de Stella y su "mercancía" en los bolsillos traseros de sus tejanos).

23 de abril de 2013

IN THE MOOD FOR LOVE DESEANDO AMAR (Fa yeung nin wa)
(China-Fr)) Block 2/Paradis/Jet Tone, 2000. 98 min. Color.
Pr Ej: Chan Ye-Chen. G: Wong Kar-Wai, con citas de Liu Yi-Chang. Ft: Chris Doyle y Mark Li Pinguin. Mt, DA y Vest: William Chang y Chan Kei-Hap. Ms: Michael Galasso. Can: por Nat King Cole. Dr: Wong Kar-Wai.
Int: Maggie Cheung, Tony Leung, Rebecca Pan, Liu Chum, Siu Ping-Lam, Chin Chi-Ang, Chan Man-Lui, Ah Ping, Koo Kam-Wah.

Li-Zhen (Maggie Cheung), mujer casada, piensa ¿sueña?
Chow (Tony Leung), redactor jefe de un periódico de Hong Kong, también casado, conoce a Li-Zhen.
Una mirada embelesada.
Suspendidos en la noche, Chow y Li-Zhen. Extraños y afines.
SINOPSIS: Situada la acción en Hong Kong, en 1962, nos muestran a lo largo de cuatro años los flashes de la amortiguada e inconclusa relación amorosa de Li-Zhen y Chow, una mujer y un hombre que coinciden como huéspedes en una pensión. Nos enteramos de que han sido abandonados por sus respectivos cónyuges (el marido de ella mantiene un romance con la esposa de él).
Otra noche. La misma pareja. Él la mira. Amistad y amor.
Un bello y sugerente bodegón humano. Ella nos mira.
Una lágrima se desliza sobre el rostro de Li-Zhen, recorriéndolo.
Una historia de amor cargada de tristeza.
COMENTARIO: Circunstancialmente, un hombre y una mujer coinciden en un espacio común, limitado, incluso angosto, y sus cuerpos deambulan, se desplazan como ralentizados (y acariciados por el envolvente ritmo de un vals que aparece en la banda sonora de manera recurrente) por la estrechez de un pasillo, en los redu­cidos metros cuadrados de un salón-comedor, rozándose en una esquina, sin­tiendo o presintiendo la proximidad. Desde su aislamiento, desde su soledad, necesitan amarse con desesperación secreta, pero ese deseo está condenado a no realizarse porque se encuentran prisioneros y casi maniatados en el interior de una aterciopelada jaula de ética y extraño pudor. Son los elementos externos los que la han fabricado, condicionando fatalmente sus vidas (el grado de culpabilidad –si la hubiera– de este hombre y esta mujer no importa porque sabemos la dirección del viento aunque no lo veamos). Y la cremosa voz de Nat King Cole, aporta lo suyo.
La cerebral coreografía cargada (curiosamente) de sensualidad que va conformando las imágenes de “IN THE MOOD FOR LOVE”, su magnética belleza, nos atrapa y nos implica. Li-Zhen (Maggie Cheung) y Chow (Tony Leung) viven encuentros, los imaginan o los recuerdan y esa seductora fantasmagoría romántica, esa relación mostra­da en flashes minimalistas, esa experimentación narrativa nos lleva de alguna forma a films como “EL AÑO PASADO EN MARIENBAD”, aunque aquel era un ejercicio donde el geométrico formalismo diseñado por Resnais vaciaba (voluntariamente) las imágenes de la carga erótica que rezuman las del film de Wong Kar-Wai.
Cierro este comentario con una apreciación muy personal y por lo tanto, discutible: el sentido último de esta película singular y bellísima, algunos de sus más sugerentes matices, tal vez se “aprecien” mucho mejor y nos afecten en lo más profundo si la vemos estando enamorados. No es imprescindible, claro, pero a mí me ayudó mucho.
NOTA: Aunque Wong Kar-Wai ha afirmado en alguna ocasión que su siguiente trabajo, “2046”, toda una experiencia sensorial para el espectador, no es una secuela de “IN THE MOOD FOR LOVE”, lo cierto es que resulta necesario tener su visionado fresco en la memoria para poder estar en condiciones óptimas de asimilarla  en todos los detalles. Efectivamente, en “2046”, sin ser una secuela al uso (más bien una variación), recuperamos a Chow, el protagonista masculino de “IN THE MOOD FOR LOVE” como un ser solitario y frustrado procurando mantenerse a flote sobre las aguas de la añoranza, anhelando lo irrecuperable, el secreto amor huido, la ocasión perdida, haciéndolo a su manera con historias imposibles y vivencias que solo son jalones de una perpetua e indagatoria búsqueda interior, un viaje mental en el que huye hacia adelante provisto de un complejo juego de espejos retrovisores.

26 de febrero de 2013

EL AMOR PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD
(Esp-Fr) Sogetel / Bocaboca / Le Studio Canal+ / DMVB, 1996. 120 min. Color. Panavision.
Pr: César Benítez, Joaquín Oristrell y Manuel Gómez Pereira. G: Joaquín Oristrell, Yolanda García Serrano, Juan Luis Iborra y Manuel Gómez Pereira. Ft: Juan Amorós. Mt: Guillermo Represa. DA: Félix Murcia. Son: Iván Marín. Ms: Bernardo Bonezzi. Dr: Manuel Gómez Pereira.
Int: Ana Belén, Juanjo Puigcorbé, Gabino Diego, Penélope Cruz, Carles Sans, Lola Herrera, Laura Conejero, Luis Fernando Alvés, Miguel Palenzuela, Carmen Balagué, Ana Otero. Cameos: Javier Bardem, Aitana Sánchez-Gijón.
En 1965, Diana (Penélope Cruz) era una apasionada seguidora de los Beatles y lo demostró en la visita a España del cuarteto de Liverpool.
El azar y un accidente unen los destinos de Diana y Santi (Gabino Diego) mientras ella se cuela en el hotel donde se alojan los Beatles.
Caracteres incompatibles, diferente extracción social, órbitas divergentes, son los elementos que sabotean la relación sentimental de esta pareja accidental.
En su ideario, ella tiene claro que su vida no ha de discurrir al lado de este pobre muchacho enamorado. 
SINOPSIS: Durante la visita de los Beatles a Madrid, en 1965, una intrépida fan del grupo inglés se cuela en el hotel Palace y logra introducirse en la habitación donde se aloja John Lennon. Allí, escondida bajo la cama, conoce a un botones del hotel con el que entabla una belicosa relación que se prolongará con vaivenes, separaciones y renuncias a lo largo de treinta años.
Han pasado los años y ahora Santi Juanjo Puigcorbé) se nos presenta con un físico diferente.
De nuevo el azar vuelve a reunir a Diana y Santi en un lujoso hotel parisino. Ella, introducida en la alta sociedad, él como agente de seguridad del rey Juan Carlos I.
Bella, elegante, ambiciosa, calculadora, Diana parece haber conseguido lo que deseaba de la vida ¿o no?
Después de varios matrimonios, el amor adolescente e inmaduro de Diana por Santi perdura y la empuja, siempre calculando riesgos, a alguna que otra locura. 
COMENTARIO: Probablemente a causa del pobre resultado comercial de sus dos últimas realizaciones (de muy alto interés pese al rechazo del público), la carrera de Manuel Gómez Pereira parece haber sufrido un parón que esperemos (para tranquilidad de quienes admiramos su cine) que sólo sea coyuntural. Película tras película, los firmes pasos hacia adelante de Gómez Pereira en el resbaladizo terreno de la comedia, dieron como resultado en su quinto largometraje, que es el que nos ocupa, un brillante ejercicio de gran inspiración y elegancia, que roza la perfección a partir de un guión de elaborada arquitectura y rico en ideas.
Como algunas comedias de grandes maestros (tanto Lubitsch como Stanley Donen están presentes), ésta combina y alterna con maestría los diferentes registros que requiere el repaso a esos treinta años de relación en la vida de Santi y Diana, dos personas divergentes que se aman por encima de sus pequeñas ruinda­des, de sus neuras, locuras y frustraciones. Así, en el primer segmento, el correspondiente a los años jóvenes, pasamos de una desternillante comicidad en la línea del mejor Blake Edwards, a una segunda parte jalonada de momentos en que la acidez y la mordacidad se adueñan de la pantalla, con los dos protagonistas ya adultos, devolviéndonos una mirada poco optimista sobre la condición humana y con la idea clara de que las relaciones hombre-mujer, seres antitéticos, están condenadas las más de las veces al eterno enfrentamiento, a la oxidación y al fracaso, o en el mejor de los casos al conformismo más atroz. Sin embargo, se percibe que Gómez Pereira (y ahí entra Donen) ama a sus criaturas aunque efectue sobre ellas una severa crítica.
“EL AMOR PERJUDICA SERIAMENTE LA SALUD” posee muchas de las virtudes -como las apuntadas más arriba- que caracterizan una gran comedia y aquí debemos hacer mención a una trabajada dirección de actores llena de sutiles matices que consigue arrancar un formidable trabajo actoral de todo el reparto con esa audaz (y buñuelesca) opción de que Penélope Cruz y Ana Belén, Gabino Diego y Juanjo Puigcorbé, compartan personaje. Pero, además, un rendido chapeau a las cortas intervenciones de Laura Conejero (memorable secuencia preñada de tristeza la de Santi y Diana bailando un bolero con sus respectivas parejas mientras sus alter ego vuelan el uno hacia el otro).

17 de febrero de 2013

AMOR (Amour)
(Fr-Al-Austria) Les Films du Losange / X Filme Creative Pool / Wega Film, 2012. 127 min. Color.
Pr: Margaret Ménégoz, Michael Katz y Stefan Amdt. Ft: Darius Khondji. Mt: Nadine Muse y Monika Willi. DA: Jean-Vincent Puzos. Vest: Catherine Leterrier. Son: Guillaume Sciama. Ms: clásicos. G y Dr: Michael Haneke.
Int: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharaud, William Shimell, Ramon Agirre, Rita Blanco, Carole Franck, Dinara Drukanova.
Georges (Jean-Louis Trintignant) es un octogenario cuya apacible existencia está a punto de ser  trastocada.
Anne (Emmanuelle Riva) es su esposa quien sufrirá un infarto cerebral que la sumirá en un estado de parálisis parcial y un deterioro gradual.
Anne, mujer cultivada, fue profesora de música.
SINOPSIS: Georges y Anne, profesores de música jubilados, forman un matrimonio culto de clase acomodada y viven solos en un piso parisino. Una mañana, mientras desayunan, ella sufre un ictus cerebral que le paraliza parte del cuerpo. A partir de ese momento, su situación irá deteriorándose y el marido, habiendo prometido a su esposa que jamás la llevará a un hospital o a una residencia, sino que siempre permanecerá a su lado, deberá ocuparse de ella en todos los menesteres. Un trabajo agotador que someterá la relación de pareja a una dura existencia. 
El momento dramático en que Georges toma conciencia de que algo grave le ha ocurrido a su esposa.
El contraplano de la tragedia: un rostro ausente, el sentido robado.
Eva (Isabelle Huppert), la preocupada hija de Georges y Anne, vive alejada de sus padres, en el extranjero, y su visita no ayuda mucho.
COMENTARIO: Acudí a ver esta película bajo mi entera responsabilidad, desoyendo las severas advertencias de una querida persona a quien le gusta el cine casi tanto como a mí y que, conociendo mi actual circunstancia, encendió la luz roja cuando ella aún no había podido reponerse del impacto que le causó la cinta de Haneke, director cuya obra admira. Bien, agradeciéndole su encomiable afán protector, hubiera, sin embargo, resultado imperdonable que yo, como cinéfilo, renunciara a la película para salvar mi equilibrio emocional.
Ciertamente, el visionado de “AMOR” golpea al espectador en lo más profundo, en esa zona de nuestro ser que pretendemos blindar y cuya entrada cegamos para evitar en nuestra vida cotidiana la filtración de la verdad terrible que conlleva nuestro paso por el mundo. La película habla de la vejez y el deterioro, del dolor y la enfermedad, de la soledad e indefensión ante la adversidad, pero, sobre todo, habla del cariño, el amor y la ternura, de la compasión.
Ya desde ese arranque que nos libera de la intriga descubriéndonos el desenlace trágico de la historia, la opción de Michael Haneke no puede ser más ética. Pero esa mirada honrada y desnuda (largos planos fijos, limpios, respetuosos y a la vez implacables que recogen la acción sin apostillarla) conlleva no renunciar a la terrible dureza de unas imágenes que muestran con la precisión quirúrgica de un láser la magnitud de la tragedia, tanto física como moral, en que se ven atrapados esos dos octogenarios, antiguos profesores de música, que han compartido una vida en común, que se aman y se respetan y que al final de sus vidas se ven succionados, entre las paredes de su casa, por un abismo en el que son gradualmente despojados de su dignidad.
Un factor esencial en el impactante resultado de esa puesta en escena frontal era la presencia de unos intérpretes que transmitieran toda la (lacerante) verdad de sus personajes. La dimensión física que imprimen los rescatados Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva (no encuentro adjetivos que hagan justicia a su impresionante trabajo) a ese matrimonio formado por Georges y Anne, resulta determinante y sobre ellos recae en buena medida la noqueante fuerza de muchos momentos de esta indiscutible, imprescindible obra maestra.

9 de febrero de 2013

EL CABO DEL TERROR (Cape Fear)
(USA) Universal / Melville-Talbot, 1962. 106 min. BN.
Pr: Sy Bartlett. G: James R. Webb, basado en la novela "The Executioners" de John D. MacDonald. Ft: Sam Leavitt. Mt: George Tomasini. DA: Alexander Golitzen y Robert Boyle. Vest: Mary Wills. Ms: Bernard Herrmann. Dr: J. Lee Thompson.
Int: Gregory Peck, Robert Mitchum, Polly Bergen, Martin Balsam, Lori Martin, Jack Kruschen, Telly Savalas, Barrie Chase, Edward Platt, Paul Comi, John McKee, Will Wright, Joan Staley, Ward Ramsey.
Max Cady (Robert Mitchum) ha llegado a la ciudad con aviesas intenciones.
El abogado Sam Bowden (Gregory Peck) pierde el sosiego ante la amenazadora presencia de Cady.
Peggy (Polly Bergen), la esposa de Bowden, recibe llamadas inquietantes.
Cady desfoga su sadismo con Diane /Barrie Chase), una pobre prostituta que ha conocido en un bar.
La amenaza de Cady sobre la familia Bowden se hace cabe vez más explícita.
El abogado Dave Grafton (Jack Kruschen) y el jefe de policía Dutton (Martin Balsam) intentan ayudar a Bowden tratando de tender una trampa al astuto Cady.
SINOPSIS: Hasta una pequeña ciudad de Georgia llega un ex-convicto, psicópata rencoroso, que tratará de ajustarle las cuentas al abogado responsable de que él acabara en prisión y permaneciera encerrado durante ocho años. Para ello, iniciará un solapado asedio a la esposa e hija de este letrado como parte de un elaborado plan de venganza que llevará a cabo con fría meticulosidad.
Los Bowden viven angustiados ante la ineficacia de las acciones encaminadas a detener los planes de Cady. La pequeña Peggy (Lori Martin) es el objetivo más claro del psicópata.
Peggy sufriendo en plena calle una explícita insinuación sexual de Cady.
Ahora le toca el turno a la madre de Peggy a la que nuestro escalofriante y desvestido psicópata hace sudar ¿de miedo?
Un Sam Bowden desesperado recurrirá finalmente a un arriesgado órdago para acabar con Max Cady.
COMENTARIO: Tras haber aprovechado las desavenencias de Alexander Mackendrick con el productor para usurparle la dirección de “LOS CAÑONES DE NAVARONE”, el director británico J. Lee Thompson , reclutado entonces por Hollywood y con un repentino toque de inspiración que no volvió a repetirse nunca más, remontó para la ocasión su proverbial mediocridad consiguiendo con “EL CABO DEL TERROR” una película que sin llegar a la genialidad (muy poco le faltó) contiene numerosos elementos de interés. Y esos aciertos de puesta en escena la han convertido con el paso del tiempo en uno de los clásicos del negro-negro al que con más frecuencia acudimos para comprobar -un poco incrédulos- que sí, que es tan buena como parece. Un ejemplo: la presentación del personaje de Max Cady (Mitchum) nos es dada en menos de dos minutos y sin necesidad de diálogos ni enfatismos; solo necesitan un par de panorámicas de Mitchum con sombrero blanco y guayavera cruzando con displicencia el centro urbano y penetrando en el edificio del Juzgado, cruzándose con una funcionaria a quien ni siquiera mira cuando su roce le tira los legajos y blandiendo un enorme habano en su boca. A partir de esos planos ya sabemos, en sabia síntesis, con quien nos vamos a enfrentar. Pero, además, entre los méritos que acumula la cinta de Thompson se cuentan un excelente guión de thriller con perfecta progresión hacia el terror, la astuta ocurrencia de acudir al montador y al músico habituales de Hitchcock y, sobre todo, la potente presencia de un Robert Mitchum que produce escalofríos y que se come crudo al pobre Gregory Peck (que tenía participación en la producción), recreando de manera genial un personaje muy similar al que incorporara siete años antes en la insólita y fascinante obra maestra de Charles Laughton, "LA NOCHE DEL CAZADOR".
Para acabar, un par de notas: algunos planos que mostraban de manera explícita insinuaciones sexuales de Max Cady a la hija del abogado Bowden, una pequeña de 14 años, fueron en su día preventivamente eliminados del montaje tras una restringida preview.
En 1991, Martin Scorsese llevó a cabo un soberbio remake, que logró situarse a la altura de su modelo con una clara pretensión de superarlo a la hora de enturbiar atmósferas e inyectar complejidad al dibujo de los personajes. Entre la fascinación y el vértigo, la versión de Scorsese, cargada de sugerencias y simbología, navega hacia el corazón de un terror expiatorio (la escalofriante composición de Robert de Niro no logra, sin embargo, superar la más relajada pero demoniaca del gran Mitchum) en imágenes de impactante compo­sición y montaje.

18 de enero de 2013

FELIZ NAVIDAD, MR. LAWRENCE (Merry Christmas Mr. Lawrence)
(GB-Jap) General / Oshima / Antares-Nova / Asahi, 1982. 124 min. Color.
Pr: Jeremy Thomas. G: Nagisa Oshima y Paul Mayersberg, basado en la novela "The Seed and the Sower" de Laurens Van Der Post. Ft: Toichiro Narushima. Mt: Tomoyo Oshima. DP: Jusho Toda. Ms: Ryuichi Sakamoto. Dr: Nagisa Oshima.
Int: David Bowie, Tom Conti, Ryuichi Sakamoto, Takeshi Kitano, Jack Thompson, Johnny Okura, Alistair Browning, James Malcolm, Chris Broun.
El coronel Lawrence (Tom Conti) es un prisionero de guerra británico que domina el idioma japonés, lo que le permite actuar como intermediario (y amortiguador) entre los internados y sus carceleros.
El apuesto teniente Jack Celliers (David Bowie), apresado durante una misión, es enviado al campo de prisioneros donde se encuentra Lawrence.
En ese perdido lugar en medio de la jungla, la vida es muy dura y esa dureza se agudiza con el estricto y en ocasiones extraño sentido de la disciplina de los guardianes japoneses.
El capitán Yonoi (Ryuichi Sakamoto) es el comandante del campo y su envarada personalidad se ve ahora trastocada por una inconfesada atracción por el recién llegado Celliers.
La orgullosa insumisión de Celliers le acarrea duros castigos físicos infligidos por sus guardianes japoneses.
Amenazado continuamente, el capitán Hicksley (Jack Thompson) es el responsable ante el comandante japonés del campo de mantener un buen comportamiento de los soldados prisioneros y de suministrar la información que se le pida.
SINOPSIS: Java en 1942. En un campo nipón para prisioneros aliados situado en medio de una jungla, la actitud insumisa de un teniente inglés recién llegado provoca enfrentamientos con el joven oficial japonés a cargo del campo, con dramáticas consecuencias para ambos.
El carácter de Celliers le empuja en ocasiones a desafiar la autoridad de Yonoi. 
Tras ser torturado, un maltrecho Lawrence es obligado a presentarse ante Yonoi y su brutal sargento Hara (Takeshi Kitano) en la estancia donde rezan.
El capitán Yonoi, cuando está a punto de ejecutar a Hicksley, es sorpresivamente interrumpido por Celliers que le besa ante todos sus hombres.
Las consecuencias de tal afrenta al comandante del campo no se hacen esperar y Celliers  es castigado a ser enterrado en la arena.
Nuestro hombre, enterrado hasta el cuello, sufrirá una muerte lenta mientras Yonoi, turbado y atrapado en su exagerado sentido del honor y la disciplina, pasa lo suyo sin mover un dedo.
Han pasado cuatro años, la guerra ha llegado a su fin y las tornas han cambiado. Ahora Lawrence visita en su celda al sargento Hara la víspera de su ejecución.
COMENTARIO: Pese a que en su momento se intentara por parte de algunos emparentar precipitadamente esta película con "EL PUENTE SOBRE EL RIO KWAI", lo cierto es que más allá de un escenario común y de algunas concomitancias argumentales nada tiene que ver con el film de David Lean. Se trata más bien de un tenso drama, con momentos de gran impacto, dasarrollado en un contexto bélico (que aquí solo es una referencia) en el que afloran las tempestades internas provocadas por las contradicciones surgidas del careo de dos culturas in distress.
La película, más que describir la extrema dureza de la vida en un campo de concentración, sigue con especial atención la evolución de la compleja relación entre Yonoi, el ascético, estricto y ator­mentado comandante del campo (Ryuichi Sakamoto), y el ambiguo personaje del teniente Celliers adecuadamente incorpo­rado por el magnético David Bowie (me sobra el flashback “explicativo” con la torturada figura de su hermanito), desarrollándose entre ambos un peculiar love story, en medio del cual, arbitrando situaciones, se encuentra el pragmático equilibrismo del coronel Lawrence (Tom Conti).
Me gusta la efectiva “sencillez” expositiva por la que opta Oshima -sin renunciar a composiciones de gran belleza- eliminando vicios del subgénero y cualquier recurrencia al subrayado melodramático. En este sentido, quiero mencionar esa secuencia inicial que nos muestra el primer encuentro entre Yonoi y Celliers en la sala de juicio donde asistimos al instantáneo “flechazo” del primero por el segundo. Impagable.
“FELIZ NAVIDAD, MR. LAWRENCE” es un film tan elogiable en su forma como angustioso en su contenido, pese a percibirse, si establecemos comparaciones con obras anteriores de este realizador, un cierto empeño en acomodar su película a los parámetros que la hicieran legible (y vendible) en el mercado occidental. Descanse en paz Nagisa Oshima.