AMOR (Amour)
(Fr-Al-Austria) Les Films du Losange / X Filme Creative Pool / Wega Film, 2012. 127 min. Color.
Pr: Margaret Ménégoz, Michael Katz y Stefan Amdt. Ft: Darius Khondji. Mt: Nadine Muse y Monika Willi. DA: Jean-Vincent Puzos. Vest: Catherine Leterrier. Son: Guillaume Sciama. Ms: clásicos. G y Dr: Michael Haneke.
Int: Jean-Louis Trintignant, Emmanuelle Riva, Isabelle Huppert, Alexandre Tharaud, William Shimell, Ramon Agirre, Rita Blanco, Carole Franck, Dinara Drukanova.
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Georges (Jean-Louis Trintignant) es un octogenario cuya apacible existencia está a punto de ser trastocada. |
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Anne (Emmanuelle Riva) es su esposa quien sufrirá un infarto cerebral que la sumirá en un estado de parálisis parcial y un deterioro gradual. |
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Anne, mujer cultivada, fue profesora de música. |
SINOPSIS: Georges y Anne, profesores de música jubilados, forman un matrimonio culto de clase acomodada y viven solos en un piso parisino. Una mañana, mientras desayunan, ella sufre un ictus cerebral que le paraliza parte del cuerpo. A partir de ese momento, su situación irá deteriorándose y el marido, habiendo prometido a su esposa que jamás la llevará a un hospital o a una residencia, sino que siempre permanecerá a su lado, deberá ocuparse de ella en todos los menesteres. Un trabajo agotador que someterá la relación de pareja a una dura existencia.
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El momento dramático en que Georges toma conciencia de que algo grave le ha ocurrido a su esposa. |
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El contraplano de la tragedia: un rostro ausente, el sentido robado. |
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Eva (Isabelle Huppert), la preocupada hija de Georges y Anne, vive alejada de sus padres, en el extranjero, y su visita no ayuda mucho. |
COMENTARIO: Acudí a ver esta película bajo mi entera responsabilidad, desoyendo las severas advertencias de una querida persona a quien le gusta el cine casi tanto como a mí y que, conociendo mi actual circunstancia, encendió la luz roja cuando ella aún no había podido reponerse del impacto que le causó la cinta de Haneke, director cuya obra admira. Bien, agradeciéndole su encomiable afán protector, hubiera, sin embargo, resultado imperdonable que yo, como cinéfilo, renunciara a la película para salvar mi equilibrio emocional.
Ciertamente, el visionado de “AMOR” golpea al espectador en lo más profundo, en esa zona de nuestro ser que pretendemos blindar y cuya entrada cegamos para evitar en nuestra vida cotidiana la filtración de la verdad terrible que conlleva nuestro paso por el mundo. La película habla de la vejez y el deterioro, del dolor y la enfermedad, de la soledad e indefensión ante la adversidad, pero, sobre todo, habla del cariño, el amor y la ternura, de la compasión.
Ya desde ese arranque que nos libera de la intriga descubriéndonos el desenlace trágico de la historia, la opción de Michael Haneke no puede ser más ética. Pero esa mirada honrada y desnuda (largos planos fijos, limpios, respetuosos y a la vez implacables que recogen la acción sin apostillarla) conlleva no renunciar a la terrible dureza de unas imágenes que muestran con la precisión quirúrgica de un láser la magnitud de la tragedia, tanto física como moral, en que se ven atrapados esos dos octogenarios, antiguos profesores de música, que han compartido una vida en común, que se aman y se respetan y que al final de sus vidas se ven succionados, entre las paredes de su casa, por un abismo en el que son gradualmente despojados de su dignidad.
Un factor esencial en el impactante resultado de esa puesta en escena frontal era la presencia de unos intérpretes que transmitieran toda la (lacerante) verdad de sus personajes. La dimensión física que imprimen los rescatados Jean-Louis Trintignant y Emmanuelle Riva (no encuentro adjetivos que hagan justicia a su impresionante trabajo) a ese matrimonio formado por Georges y Anne, resulta determinante y sobre ellos recae en buena medida la noqueante fuerza de muchos momentos de esta indiscutible, imprescindible obra maestra.