9 de febrero de 2013

EL CABO DEL TERROR (Cape Fear)
(USA) Universal / Melville-Talbot, 1962. 106 min. BN.
Pr: Sy Bartlett. G: James R. Webb, basado en la novela "The Executioners" de John D. MacDonald. Ft: Sam Leavitt. Mt: George Tomasini. DA: Alexander Golitzen y Robert Boyle. Vest: Mary Wills. Ms: Bernard Herrmann. Dr: J. Lee Thompson.
Int: Gregory Peck, Robert Mitchum, Polly Bergen, Martin Balsam, Lori Martin, Jack Kruschen, Telly Savalas, Barrie Chase, Edward Platt, Paul Comi, John McKee, Will Wright, Joan Staley, Ward Ramsey.
Max Cady (Robert Mitchum) ha llegado a la ciudad con aviesas intenciones.
El abogado Sam Bowden (Gregory Peck) pierde el sosiego ante la amenazadora presencia de Cady.
Peggy (Polly Bergen), la esposa de Bowden, recibe llamadas inquietantes.
Cady desfoga su sadismo con Diane /Barrie Chase), una pobre prostituta que ha conocido en un bar.
La amenaza de Cady sobre la familia Bowden se hace cabe vez más explícita.
El abogado Dave Grafton (Jack Kruschen) y el jefe de policía Dutton (Martin Balsam) intentan ayudar a Bowden tratando de tender una trampa al astuto Cady.
SINOPSIS: Hasta una pequeña ciudad de Georgia llega un ex-convicto, psicópata rencoroso, que tratará de ajustarle las cuentas al abogado responsable de que él acabara en prisión y permaneciera encerrado durante ocho años. Para ello, iniciará un solapado asedio a la esposa e hija de este letrado como parte de un elaborado plan de venganza que llevará a cabo con fría meticulosidad.
Los Bowden viven angustiados ante la ineficacia de las acciones encaminadas a detener los planes de Cady. La pequeña Peggy (Lori Martin) es el objetivo más claro del psicópata.
Peggy sufriendo en plena calle una explícita insinuación sexual de Cady.
Ahora le toca el turno a la madre de Peggy a la que nuestro escalofriante y desvestido psicópata hace sudar ¿de miedo?
Un Sam Bowden desesperado recurrirá finalmente a un arriesgado órdago para acabar con Max Cady.
COMENTARIO: Tras haber aprovechado las desavenencias de Alexander Mackendrick con el productor para usurparle la dirección de “LOS CAÑONES DE NAVARONE”, el director británico J. Lee Thompson , reclutado entonces por Hollywood y con un repentino toque de inspiración que no volvió a repetirse nunca más, remontó para la ocasión su proverbial mediocridad consiguiendo con “EL CABO DEL TERROR” una película que sin llegar a la genialidad (muy poco le faltó) contiene numerosos elementos de interés. Y esos aciertos de puesta en escena la han convertido con el paso del tiempo en uno de los clásicos del negro-negro al que con más frecuencia acudimos para comprobar -un poco incrédulos- que sí, que es tan buena como parece. Un ejemplo: la presentación del personaje de Max Cady (Mitchum) nos es dada en menos de dos minutos y sin necesidad de diálogos ni enfatismos; solo necesitan un par de panorámicas de Mitchum con sombrero blanco y guayavera cruzando con displicencia el centro urbano y penetrando en el edificio del Juzgado, cruzándose con una funcionaria a quien ni siquiera mira cuando su roce le tira los legajos y blandiendo un enorme habano en su boca. A partir de esos planos ya sabemos, en sabia síntesis, con quien nos vamos a enfrentar. Pero, además, entre los méritos que acumula la cinta de Thompson se cuentan un excelente guión de thriller con perfecta progresión hacia el terror, la astuta ocurrencia de acudir al montador y al músico habituales de Hitchcock y, sobre todo, la potente presencia de un Robert Mitchum que produce escalofríos y que se come crudo al pobre Gregory Peck (que tenía participación en la producción), recreando de manera genial un personaje muy similar al que incorporara siete años antes en la insólita y fascinante obra maestra de Charles Laughton, "LA NOCHE DEL CAZADOR".
Para acabar, un par de notas: algunos planos que mostraban de manera explícita insinuaciones sexuales de Max Cady a la hija del abogado Bowden, una pequeña de 14 años, fueron en su día preventivamente eliminados del montaje tras una restringida preview.
En 1991, Martin Scorsese llevó a cabo un soberbio remake, que logró situarse a la altura de su modelo con una clara pretensión de superarlo a la hora de enturbiar atmósferas e inyectar complejidad al dibujo de los personajes. Entre la fascinación y el vértigo, la versión de Scorsese, cargada de sugerencias y simbología, navega hacia el corazón de un terror expiatorio (la escalofriante composición de Robert de Niro no logra, sin embargo, superar la más relajada pero demoniaca del gran Mitchum) en imágenes de impactante compo­sición y montaje.

15 comentarios:

  1. Gonzalo Labat09 febrero, 2013

    Era muy difícil hacer una mala película teniendo en cuenta los elementos con los que contó el director, y además tenía a Mitchum. Si fallaba con todo eso hubiera sido merecedor de una condena de cárcel. No sabía que Mackendrick iba a dirigir "Los cañones de Navarone" ¡qué lástima!
    Un saludo.

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    1. Ciertamente hubiera resultado imperdonable. Pero la historia del cine está jalonada de bodrios fabricados con los mejores materiales. Si repasamos la (amplia) filmografía de Lee Thompson (a mí, en su día, me gustó "LA BAHÍA DEL TIGRE") debemos congratularnos de que en 1962 tuviera la capacidad o el golpe de inspiración para lograr el alto nivel que exhibe "EL CABO DEL TERROR". Su asociación con Gregory Peck se extendió en años siguientes con "LA SOMBRA DEL ZAR AMARILLO" y "EL ORO DE McKENNA", ambas francamente malas.
      Un saludo.

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  2. Como ya te contaba en Facebook, yo vi primero la versión con De Niro que me impresionó muchísimo y la encontré muy fuerte. La original la he visto después y por eso el argumento y los personajes ya no me impactaron tanto porque ya sabía de qué iba la cosa. Pero he de reconocer un aspecto que a mí me llega muy hondo y es mi debilidad por Robert Mitchum. ¡Qué tío! da miedo y atrae. Por eso no sé con qué versión quedarme.
    Un abrazo.

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    1. Es lo que tiene la televisión, que te da la oportunidad de descubrir (aunque tardíamente) pelis que se nos escaparon en su día. De ahí lo natural de que vieras primero la de Scorsese. De acuerdo con tu "femenina" apreciación del magnetismo de Mr. Mitchum. Su potencia en pantalla nos hacía olvidar que algunas películas en las que intervenía no merecían su presencia, de la que, en cualquier caso, se beneficiaban.
      Un abrazo.

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  3. Totalmente de acurdo con tu afirmación sobre la magnífica presentación del malvado (malvadísimo) Max Cady: un prodigio de eficacia cinematográfica. Mitchum, qué decir, lo vuelve a bordar como ya hiciera con su Reverendo Powell con otro personaje siniestro. Un tipo que intenta colmar su ansia vengativa en una atmósfera de cine negro (el trabajo de Sam Leavitt es notable) bien llevada por tu no muy estimado (a lo que compruebo) J. Lee Thompson que da ritmo al asunto aunque ponga en solfa algunos trucos efectistas (y efectivos). La verdad es que la partitura de Herrmann es brillante, algo que por ser habitual no debe olvidarse y es uno de los elementos que hacen destacar el ambiente de suspense de la película. No obstante yo no la catalogaría de obra maestra ( y menos aún si hacemos referencia a posibles lecturas de "Ley del Talión") aunque sí de se trata de una buena película con evidentes aciertos que se ha convertido en un clásico. Pero bueno, opiniones... haberlas, haylas. La Noche del Cazador coincido contigo- nuevamente-, fantástica. Saludos.

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    1. Creo que la tónica de las películas de J. Lee Thompson que yo conozco (algo más de una veintena) es la mediocridad. De competente factura muchas, sí, pero sin atisbos de genio u originalidad, hasta llegar a su etapa final con títulos absolutamente deleznables.
      No considero "EL CABO DEL TERROR" una obra maestra, hasta ahí me temo que no llegó la inspiración de Lee Thompson. Pero, indudablemente, por una extraña alineación de planetas, es una muy buena película, siempre en opinión de quien esto escribe.
      Un saludo.

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  4. Quise decir totalmente de acuerdo, :-))))) Hasta otra película

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  5. Exactamente me pasa como a Carmina, primero vi la de Robert de Niro que me dejo alucinada y luego vi la de Mitchum, francamente las dos versiones me gustan, pero hay que situarlas cada una en su tiempo, el blanco y negro también hace lo suyo. Sobre los actores me pasa igual, me gusta la composición de Mitchum como tú bien dices más relajada, menos histriónica, pero Robert de Niro creo que está que se sale...los dos dan miedo y al mismo tiempo atraen, los actores secundarios recuerdo más a Jessica Lange y a Nick Nolte que a los de la versión primera, creo que los dos films son magnificos....me quedo con los dos.

    Un abrazo

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    1. Las dos versiones son muy buenas, qué duda cabe, y tanto Mitchum como De Niro son dos monstruos capaces de seducir y raptar al espectador con su original talento. Solo que a De Niro se le notan mucho los mecanismos, los esfuerzos de composición, la "construcción", en suma, de sus personajes si le comparamos con el otro. En cambio, Mitchum, sin método, sin aparente esfuerzo, llenaba la pantalla y sus personajes nos llegaban con fuerza sin que fuéramos conscientes del trabajo que sin duda había detrás. Era una cualidad natural, esa aparente economía gestual (unida a la sabia utilización de su físico) que tenían unos pocos, Henry Fonda y James Mason, por ejemplo.
      Un abrazo.

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  6. Poco más que añadir a lo ya dicho por aquí. Ratificarme en que Mitchum es un excelente actor, con un talento natural impresionante. La he visto de nuevo hace poco y aún sabiendo el final, sientes miedo.
    recuerdo a DeNiro más histrionico e igualmente terrorífico.
    Me quedo con la clásica. el B/N le sienta bien a ésta historia.

    Un abrazo

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    1. Robert Mitchum fue uno de los grandes, no me cabe duda. Algunas películas que atesoramos en nuestra memoria y que adoramos, esas que no nos importa volver a ver una y otra vez, tienen un común denominador: Mitchum. Ahí están "PERSEGUIDO", "RETORNO AL PASADO", "CARA DE ÁNGEL", "LA NOCHE DEL CAZADOR", "SÓLO DIOS LO SABE", o la que ahora nos ocupa.
      De acuerdo con lo del blanco y negro, sin olvidarnos de la excelente (y espeluznante) banda sonora de Bernard Herrmann.
      Gracias, Abril, por tu visita que siempre te agradezco. Un abrazo.

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  7. Fernando Lázaro12 febrero, 2013

    Creo que a los miembros de una familia tan jodidamente perfecta, tan armoniosa y tan pringosamente feliz, no le viene nada mal que un tipo tan peligroso y desestabilizador les meta mano durante unos días para que se enteren de lo que cuesta un peine. Ese "desvirgamiento" que sufren sin duda les descubrirá que el mundo real es malo, muy malo y su sabiduría aumentará.
    Un saludo.

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    1. Es un punto de vista muy interesante. Un tanto perverso, pero muy interesante. Creo, Fernando, que me has animado a ver de nuevo esta película y a hacerlo con otras premisas. ¡Caray, todo encaja!
      Un saludo.

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  8. Una buena película que llevaba mucho tiempo sin ver y la tenía un poco olvidada en mi memoria hasta hoy, que la he vuelto a ver. Sin embargo, existen algunas cosas en ella que me impiden otorgarle una mayor valoración. Para empezar, contiene dos o tres fallos de racord que me han sacado totalmente del film. En segundo lugar, pese a contar con el gran Bernard Hermann, el empleo de la música en algunos momentos medianamente tranquilos subraya en demasía el carácter del film (un fallo, según mi apreciación, que también posee la admirable ¿Qué fue de Baby Jane?). Y, en último lugar, un error que no es de la película sino mío: haberla visto después de Psicosis. Irremediablemente para mí, y banda sonora aparte, en muchos momentos El cabo del terror me retrotrae a la inmortal película de Hitchcock, no puedo evitarlo y rabia que me da.
    No obstante, la película está plagada de aciertos; plasma con brillantez la ineficacia e incapacidad del sistema policial y judicial de proteger al ciudadano, además de reflejar de modo excelente la situación de vulnerabilidad del mismo. Por otra parte, el blanco y negro le sienta de maravilla a esta historia y contiene una atmósfera verdaderamente opresiva (es más, a mí personalmente, me inquieta más la propia atmósfera que el propio Mitchum, que aunque intimida no termina de resultarme amenazante del todo, quizás por la manifestación de sus intenciones desde el principio - y aquí, lamentable e injustamente, vuelvo a pensar en Hitchcock y, por ende, en Perkins que con su carita de niño bueno resulta ser más inquietante).
    De cualquier forma, El cabo del terror resulta ser un film que, sin llegar a ser redondo, es estupendo. Del mediocre remake, lo único salvable para una servidora son las interpretaciones de Nolte, Lange y Lewis (De Niro, pasadísimo de rosca, no deja de ser una caricatura de sí mismo). Siento ser así de dura, pero de alguien como Scorsese, que contiene películas mucho mejores ha de exigírsele más.

    Abrazos!!

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    1. No existe tal "error" tuyo ya que "PSICOSIS" es anterior a "CAPE FEAR" y por lo tanto es lógico, respetando la cronología, ver después la de Lee Thompson. Más allá del dato no pillo esa conexión que estableces entre ambos títulos. Cierto que la de Hitch fue seminal en cuanto a la creación de mecanismos y efectos para la consecución de suspense y terror y la película que nos ocupa es voluntariamente muy hitchcockiana, como ya apuntaba en mi post.
      Respecto a la utilización de la música de Herrmannn es posible que estés en lo cierto. A veces, con razón o sin ella, los responsables no se fían demasiado de la fuerza de las imágenes de una película y procuran "reforzarlas" con un excesivo protagonismo de la música. Y efectivamente, a la granguiñolesca y expresionista peli de Aldrich en algunos momentos no le hacían falta esos brochazos musicales.
      Suscribo lo del espesor de la atmósfera creada merced a una excelente y tenebrista fotografía en blanco y negro, aunque yo no lo desligaría de la fisicista composición de Mitchum, una amenaza latente o presencial, según qué momento de la película. La labor de este actor creo que supera la de De Niro sin tener que recurrir a la artificiosidad y al recargue de tintas. En cualquier caso, el handicap de la de Scorsese (siendo una buena película) es su subsidiaria existencia (¡hasta utilizó el mismo score de Herrmann y los cameos de Mitchum y Peck!).
      Un beso.

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