15 de enero de 2014

MARNIE, LA LADRONA (Marnie)
(USA) Universal / Geoffrey Stanley Inc., 1963. 130 min. Color.
G: Jay Presson Allen, basado en la novela de Winston Graham. Ft: Robert Burks. Mt: George Tomasini. DA: Robert Boyle y George Milo. Vest: Edith Head, James Linn y Rita Riggs. Ms: Bernard Herrmann. Pr y Dr: Alfred Hitchcock.
Int: Tippi Hedren, Sean Connery, Diane Baker, Martin Gabel, Louise Latham, Mariette Hartley, Alan Napier, Bruce Dern, Milton Seltzer, Bob Sweeney, Henry Beckman, S. John Launer, Edith Evanson, Kimberly Beck, Melody Thomas, Meg Wyllie, Carmen Phillips, Linden Chiles.
En el arranque de la película vemos a una mujer caminando por el andén de una estación, alejándose.
Volvemos a ver a esa mujer en el pasillo de un hotel, pero esta vez en quien nos fijamos es en ese señor (Alfred Hitchcock) quien a su vez nos mira fugazmente.
Esta es la bella Marnie (Tippi Hedren) ante el espejo mostrándose satisfecha de sí misma y con la rubiez de sus cabellos recuperada.
Marnie ha conseguido un nuevo trabajo como mecanógrafa en la editorial Rutland y ya estudia las posibilidades de volver a robar.
La compañera de Marnie es Susan (Mariette Hartley), la secretaria de su jefe, a la que sonsacará para obtener información que sirva a sus planes delictivos.
Mark Rutland (Sean Connery), dueño de la editorial donde ahora trabaja Marnie, se ha fijado en la muchacha y cae en la cuenta de que ya la había visto con anterioridad.
El señor Strutt (Martin Gabel) es cliente de Rutland y le cuenta cómo ha sido robado por su secretaria que ha desaparecido con diez mil dólares de la empresa.
SINOPSIS: Aquejada de un trauma psicológico con raíces en su infancia, una atractiva mujer que ejerce habitualmente como secretaria, siente el impulso irreprimible de robar en las empresas donde es contratada. Casualmente, un hombre de negocios la reconoce como autora de uno de los robos y sintiéndose atraido por ella, intentará ayudarla y conquistarla al mismo tiempo. La muchacha, viéndose atrapada, termina aceptando casarse con él, rehuyendo siempre las relaciones sexuales.
Mark ha atado cabos y sabe que Marnie ha cometido un robo, pero no le importa porque esa extraña muchacha le atrae y le intriga.
La sibilina Lil (Diane Baker) es la cuñada de Mark, hermana de su fallecida esposa, y abriga la esperanza de cazarle y ocupar el lugar de la difunta. La presencia de Marnie representa un escollo para ella.
Marnie arrastra un trauma desde niña y le horroriza el contacto físico con un hombre. Pero Mark, que la desea, hará lo imposible por romper esa barrera.
En cierta manera chantajeada por Mark que conoce sus robos, Marnie acepta casarse con él pero le reprocha agriamente no respetar su insuperable repulsión ante el sexo. 
Durante el crucero de luna de miel, Mark, impulsado por un irreprimible deseo, desnuda a su esposa en contra de su voluntad y la posee sexualmente en estado de trance.
Mark arropa la desnudez de su esposa que él mismo ha provocado. Ella, ya sin voluntad, se dejará llevar al tálamo.
Bernice Edgar (Louise Latham) es la atormentada madre de Marnie y en su pasado se encuentra la clave del grave trauma psíquico que aqueja a la joven.
COMENTARIO: En esta película, una de las más diáfanas de Alfred Hitchcock, el maestro volvía sobre un esquema argumental semejante al de "RECUERDA" –una forma de melodrama en su variante psicopatológica– con un claro giro de enfoque respecto a aquella. Si entonces, John Ballantyne (Gregory Peck) era conducido y liberado por el amor y la fe de la doctora Constance (Ingrid Bergman), ahora, Mark Rutland (Sean Connery) acecha, acosa, derriba y finalmente libera (?) a Marnie (Tippi Hedren), llevado más por un fuerte impulso sexual (de carácter fetichista) hacia ella que por una vocación redentora. Podríamos decir que este personaje actúa casi como un vampiro: desea a Marnie pero para poseerla necesita apoderarse antes de su alma, precisa “liberarla”. Y finalmente lo consigue, aunque para ello tenga que violarla. Un proceso de “irreprochable” superficie por el que obtiene una Marnie renacida ¿a qué precio?. Eso nos lleva a emparentarle con el obsesionado Scotty de “VERTIGO” y su empeño en transformar a Judy en Madeleine, ignorando que es la misma mujer (purificación-muerte-renacimiento).
Las implicaciones subterráneas -como decía en el arranque de este comentario, más explícitas que en otras películas-, vehiculadas por el dominio absoluto de Hitchcock en el proceso creativo, por una puesta en escena inventiva y precisa, dimensionan y enriquecen un material de entrada no muy distinguido que en manos de un realizador convencional seguramente hubiera desembocado en un folletín inaguantable. Para ilustrar, ahí van un par de momentos: la película arranca con un plano de Marnie de espaldas alejándose de la cámara con el cabello teñido de negro, un bolso amarillo bajo el brazo y una maleta en el otro siguiendo una línea recta y rojiza (atentos a este  color, el rojo, que en oposición al amarillo estará presente a lo largo de toda la película). Lo lógico, lo convencional como presentación del personaje, hubiera sido que se acercara en lugar de alejarse. Y el otro momento que quería señalar es ese movimiento de grúa que parte de un plano general picado del interior de las oficinas Rutland, recoge a Marnie inicialmente de espaldas escribiendo a máquina mientras observa el despacho abierto de su jefe y a su secretaria abriendo la caja fuerte, y termina encuadrando a Mark situado detrás de ella, al otro lado de una mampara de cristal, que la espía mientras charla con un empleado.
Y hablando de grúas, hay una en “MARNIE” que nos remite directamente a otra muy similar de “ENCADENADOS”. Me refiero a la secuencia de la recepción en la mansión de los Rutland en la que la cámara situada en lo alto del salón nos muestra un gran plano general de los invitados e inicia un lento movimiento descendente dirigiéndose a la puerta que el mayordomo abre y cierra continuamente para recibir a los que van llegando, hasta el momento en que esa puerta vuelve a abrirse una vez más cuando la cámara ya se ha situado de manera que el nuevo invitado que aparece en el marco, el señor Strutt (Martin Gabel), queda encuadrado en un impactante primerísimo plano. Es genial, es indescriptible pues las palabras (las mías) empobrecen la escena. Es el cine-cine de Hitchcock.  
No obstante, pese a tratarse de una gran película, algunas “imperfecciones” técnicas observadas y los problemas de diversa índole que supimos jalonaron su rodaje, podría llevarnos a pensar (así fue en mi caso, con dieciseis tiernos años) que sabotearon parcialmente los resultados, impidiendo que alcanzara la suprema redondez de otros trabajos del autor. Pues bien, rectifico: esa fue entonces la primera impresión del que suscribe tras haber visto la película tan solo un par de veces. En el momento de escribir estas líneas, muchos años después, ya son once los visionados y creo que en el pasado estaba equivocado (o atolondrado) a causa de mi escasa trayectoria. Ahora, con mayor perspectiva y un enriquecido conocimiento de su cine, me parece una hermosa y, cómo no, inquietante obra maestra, otra más del asombroso autor de “FALSO CULPABLE”.
NOTA: "MARNIE" fue en principio un proyecto diseñado por Alfred Hitchcock antes y durante el rodaje de “LOS PÁJAROS” para el retorno al cine de su querida Grace Kelly, a la que diversas presiones (que incluyeron una “recomendación” en contra del General De Gaulle) obligaron finalmente a declinar su participación en el film, siendo sustituida a última hora por Tippi Hedren, sobre la que un desilusionado y resentido Hitchcock descargó sus fobias y secretas pasiones, llegando a convertir el plató en un infierno de tensiones.

16 de noviembre de 2013

LA VIDA DE NADIE
(Esp) Pedro Costa P.C. / Enrique Cerezo P.C. / Canal+ / Antena 3 TV, 2002. 103 min. Color.
Pr Ej: Pedro Costa y Enrique Cerezo. G: Eduard Cortés y Piti Español, inspirado por el “affaire Jean-Claude Romand”. Ft: José Luis Alcaine. Mt: Fernando Pardo. DA: Ion Arretxe. Vest: Nereida Bonmati. Son: Pablo Sanz. Ms: Xavier Capellas. Dr: Eduard Cortés.
Int: José Coronado, Adriana Ozores, Marta Etura, Roberto Álvarez, Adrián Portugal, Laura Conejero, Juan Antonio Quintana, Eduardo Marchi, Concha Hidalgo, Susi Sánchez.
Emilio (José Coronado) es un "feliz" esposo y padre de familia con un brillante trabajo como economista en el Banco de España... supuestamente.
Aquí vemos a Emilio en una escena familiar con su hijo Sergio (Adrián Portugal) en brazos mientras su esposa Ágata (Adriana Ozores) inmortaliza el momento con una cámara digital.
Los padres de Sergio asisten a una representación teatral organizada por el colegio
en la que participa el pequeño.
Una sorpresiva y entrañable fiesta de cumpleaños con la familia y los amigos.
SINOPSIS: Emilio es en apariencia, un hombre de éxito. Economista, “del Banco de España, nada menos”, como le gusta decir a su padre, tiene una esposa modelo, una lujosa vivienda y un hijo que le adora. Va a cumplir 40 años y su familia le prepara una fiesta-sorpresa, pero la sorpresa se la van a llevar los otros, porque la vida de Emilio está basada en la apariencia, en la mentira. Y será una encantadora “canguro” el elemento desencadenante de un inesperado desenlace.
Una inquietante instantánea del coronado "rey de la casa".
Ágata abriendo los ojos ante una (terrible) realidad que ignoraba.
La joven Rosana (Marta Etura), una canguro romántica y engañada.
Los efectos del mundo ficticio de Emilio van adquiriendo proporciones incontrolables.
COMENTARIO: Libremente basada en un hecho real acaecido en Francia en el año 1993 (affaire que por cierto inspiró el rodaje casi simultáneo de tres películas muy diferentes, las francesas “EL EMPLEO DEL TIEMPO” de Laurent Cantet y “EL ADVERSARIO” de Nicole García y la española que ahora comentamos), la cinta de Eduard Cortés es uno de los ejercicios más rigurosos e impresionantes del cine español de estos últimos doce años. Un guión perfecto y despiadado, una desasosegante puesta en escena de gran contundencia y exactitud, imágenes acosadoras que nos muestran la patética huida hacia adelante de este hombre, Emilio, que no sabe ver la creciente velocidad que va adquiriendo su descenso. Apenas pueda ya controlar y esquivar los obstáculos que van surgiendo ni amortiguar las vibraciones que acabarían derrumbando el precario equilibrio de ese ya gigantesco castillo de naipes que es su (falsa) vida.
¿Se puede engañar siempre a todos? En su día, el director de esta película apuntaba: la desmesurada importancia que le damos a las apariencias nos ha hecho extraordinariamente vulnerables al engaño.
En el capítulo actoral, Eduard Cortés (cuya zigzagueante línea profesional dificulta la detección de una línea en su filmografía) consiguió en "LA VIDA DE NADIE" arrancar una sensacional composición a cargo de un José Coronado que ha ido mejorando con los años y un matizado trabajo de la siempre excelente Adriana Ozores.

29 de octubre de 2013

CORTINA RASGADA (Torn Curtain)
(USA) Universal / Alfred Hitchcock, 1966. 128 min. Color.
G: Brian Moore. Ft: John F. Warren. Mt: Bud Hoffman. DA: Frank Arrigo y Hein Heckroth. Vest: Edith Head (para Julie Andrews) y Grady Hunt. Ms: John Addison. Pr y Dr: Alfred Hitchcock.
Int: Paul Newman, Julie Andrews, Lila Kedrova, Hansjörg Felmy, Tamara Toumanova, Wolfgang Kieling, Ludwig Donat, Gunter Strack, David Opatoshu, Gisela Fischer, Mort Mills, Carolyn Conwell.
El profesor Michael Armstrong (Paul Newman) fundido en un apasionado beso con su secretaria y amante Sarah (Julie Andrews) en el camarote del barco que los lleva a Estocolmo.
El acostumbrado cameo de Hitchcock. Esta vez le vemos sentado en el vestíbulo del hotel donde se alojan los protagonista con un bebé sobre sus rodillas mientras se percata de que la incontinencia del pequeño le ha humedecido el pantalón.
Armstrong muestra cierta reserva en su comportamiento y adivinamos que oculta algo.
La dulce Sarah, ajena a las intenciones de Armstrong, sonríe confiada durante la recepción de bienvenida.
Armstrong adopta un extraño comportamiento y Sarah comienza a observar detalles que la inquietan.
La pareja es abordada en plena calle por una anciana que se presenta como condesa Kuchinska (Lila Kedrova) y que les pide ayuda para poder entrar en los Estados Unidos.
Inquietud y preocupación en él, sombras de sospecha en ella.
SINOPSIS: Un joven científico americano aprovecha un viaje por los paises nórdicos en compañía de su prometida para efectuar un inesperado vuelo a Leipzig, tras el telón de acero. Ella le sigue y comprueba que está dispuesto a vender sus conocimientos a los comunistas. Pero más tarde sabrá que todo obedece a un secreto plan de nuestro hombre para sonsacar una fórmula secreta a un eminente colega ruso con el que ha de entrevistarse.
La pobre Sarah, entre incrédula y angustiada, ve como todos los indicios apuntan a que el hombre al que ama es un traidor a su país.
Un momento muy tenso. En el teatro, durante la representación de un ballet, Armstrong, sabiéndose descubierto, piensa muy rápido para encontrar una escapatoria.


Armstrong y la esposa del granjero (Carolyn Conwell, actriz de enorme parecido con Liv Ullman) se ven obligados a eliminar a Gromeck, el agente que los ha descubierto.
Gromeck (Wolfgang Kieling) con la hoja rota del cuchillo de la mujer clavada en la clavícula se debate y defiende del ataque de Armstrong y la granjera.
La tenaz resistencia de Gromeck a morir obliga a Armstrong y la granjera a tratar de introducir la cabeza del agente en el interior del horno de gas.
Cuando por fin lo han conseguido, abren la espita de la conducción del gas y sostienen al herido en su interior que se resiste hasta que finalmente muere.
Ensangrentado, exhausto y horrorizado por lo que se ha visto obligado a hacer, Armstrong es empujado por la granjera para que abandone inmediatamente ese lugar.
Armstrong y Sarah, tras innumerables peripecias, son rescatados de las aguas.
COMENTARIO: Aquí tenemos un claro ejemplo de cómo a partir de una historia con serios reparos sobre el papel y que en otras manos sin duda hubiera dado lugar a un film tópico e insoportable, Hitchcock supo sublimar ese material hasta conseguir una apasionante cinta romántica (vuelve a surgir la importancia de la pareja en su cine) con enormes dosis de suspense. Y aquí, merced a una sabia e inventiva puesta en escena prima de nuevo la importancia del "cómo" sobre el "qué", porque es evidente que el espectador, a lo largo del primer tercio de la película, nunca ha llegado a creer que el profesor Armstrong (Paul Newman) estuviera realmente dispuesto a desertar, aventajando en eso a su prometida (Julie Andrews) que en algún momento sí llega a creerlo.
Las singulares soluciones narrativas, tan inteligentes como eficaces, adoptadas por el autor de "VERTIGO" consiguen enganchar, provocando en el espectador admiración, angustia, nerviosismo, afinidad y en suma toda una calculada gama de emociones. Dos ejemplos ilustrativos pueden ser la maravillosa escena del "desvelamiento" en el promontorio (escena muda con una discreta cámara que decide no seguir en ese momento a la pareja Michael y Sarah y permanece alejada compartiendo en plano fijo el punto de vista de un tercer personaje que los contempla, hasta que ella escucha el relato de la verdad y entonces ese alejado plano fijo es interrumpido por un travelling semicircular en torno a su luminoso rostro), o la espeluznante y pormenorizada secuencia que describe en tiempo real el penoso asesinato de Gromek en la granja, queriendo así demostrarnos Hitchcock que no es tan fácil matar a una persona cuando ese no es tu oficio.
Si hemos de ponerle algún pero a "CORTINA RASGADA", tal vez al maestro se le va un poco la mano con los tempos en algunos momentos, en algunas secuencias, como ese excesivo estiramiento temporal del viaje en autobús y la utilización de personajes “chirriantes” como elementos de crispación. Me estoy refiriendo a la demoniaca prima ballerina de la compañía de ballet (Tamara Toumanova), la suplicante anciana condesa Kuchinska (Lila Kedrova) que aborda a la pareja protagonista en la calle, o la protestona viajera del mencionado autobús.
Hay que destacar, eso sí, entre las muchas virtudes del film, el excelente resultado obtenido con actores en principio tan poco hitchcockianos como Newman y la Andrews, sin duda impuestos en su momento para asegurar la rentabilidad comercial de la película.
NOTA: como dato a reseñar, en este film se rompió la prolongada y gloriosa colaboración de Bernard Herrmann con el maestro, al rechazar éste (presionado por la productora) la densa y barroca banda sonora compuesta por el genial músico (años después editada en disco), en favor de otra más convencional a cargo de John Addison. El autor de la música de "DE ENTRE LOS MUERTOS (VERTIGO)", dolorido, nunca se recobraría del disgusto.
Otro dato curioso para la historia es que Hitchcock deseaba a Cary Grant para el personaje de Michael Armstrong y así se lo propuso, pero el actor tras pensárselo rechazó la oferta porque se consideraba demasiado viejo para el papel. ¡Mecachis!

23 de septiembre de 2013

APOCALYPSE NOW
(USA) Omni Zoetrope, 1976-79. 153 min. Versión Redux: 202 min. Color. Technovision 70 mm.
Pr: Francis Ford Coppola, Fred Roos, Gray Frederickson y Tom Sternberg. G: John Milius, basado en la novela "El corazón de las tinieblas¨ de Joseph Conrad. Narración: Michael Herr, a partir de su libro "Dispatches". Ft: Vittorio Storaro y Stephen H. Burum (2ª Unidad). Mt: Richard Marks, Walter Murch, Gerald B. Greenberg y Lisa Fruchtman. DP: Dean Tavoularis. Sonido: Walter Murch. EE: Joseph Lombardi y A. D. Flowers. Ms: Carmine Coppola, Francis Coppola y Richard Wagner (extracto de "La walkiria"). Can: The Doors, Rolling Stones, Flash Cadillac, etc. Dr: Francis Ford Coppola.
Int: Marlon Brando, Robert Duvall, Martin Sheen, Frederic Forrest, Albert Hall, Sam Bottoms, Larry Fishburne, Dennis Hopper, Harrison Ford, G.D. Spradlin, Scott Glenn, Jerry Ziesmer, Cynthia Wood, Colleen Camp, Linda Carpenter. Sólo en la versión Redux: Christian Marquand, Aurore Clément, Michel Pitton, Franck Villard.
El capitán Benjamin Willard (Martin Sheen) tiene por delante una oscura misión de imprevisibles consecuencias para él.
El marine Lance Johnson (Sam Bottoms), un ídolo del surf en la Costa Oeste,
ahora enrolado en el grupo del capitán  Willard.
El arrogante teniente coronel Kilgore (Robert Duvall) explica al surfista Johnson las posibilidades de practicar con la tabla en esa playa una vez que sus helicópteros "cautericen" la zona con napalm. 
Los helicópteros en formación de ataque se dirigen al bosque colindante con la playa para limpiarlo de enemigos mientras en los altavoces instalados suena "La Cabalgata de las Walkirias".
Los efectos del ataque con napalm son dantescos. Mientras, Kilgore disfruta del
 espectáculo con infinito engreimiento.
Kilgore a Willard: "Me gusta el olor del napalm por la mañana, huele a... victoria". 
Hasta un remoto lugar de la jungla vietnamita, insospechadamente, llegan las Conejitas de Play Boy para ofrecer un excitante espectáculo a los soldados destinados en esa base.
SINOPSIS: En Vietnam, un capitán recibe órdenes de sus superiores de localizar y acabar con un ex-coronel de los Boinas Verdes que desde lo más profundo de la jungla camboyana ha emprendido por su cuenta una terrible guerra, secun­dado por un asalvajado ejército paralelo de fieles seguidores. El largo viaje por el río, cuajado de peligros y episodios sorprendentes culminará con el encuentro de los dos hombres en un alucinante marco de horror y muerte.
Al final del trayecto por el río que ha llevado a Willard hasta lo más profundo de la selva camboyana, es recibido por los hombres de Kurtz y por un gesticulante fotoreportero (Dennis Hopper) que se expresa con una verborrea inconexa.
Lo primero que percibe Willard en ese extraño lugar es el seguimiento ciego de los componentes del ejército de Kurtz a su jefe al que consideran poco menos que un dios.
He aquí al coronel Walter Kurtz (Marlon Brando), cuya imponente presencia y magnetismo llegan a fascinar al que debe ser su verdugo, el capitán Willard.
Kurtz en sus dominios, a la luz del día.
Willard camuflado en las brumas de la noche, sumergido en las emanantes aguas del río, nada y acecha a su presa como un monstruo acuático.
Willard, escindido y atrapado entre la naturaleza de su misión y la fascinación que le produce la figura de Kurtz, observa y duda antes de atacar a su presa.
"El horror, el horror..."
COMENTARIO: Parece ser que en su larga génesis, lo que inicialmente iba a ser un realista film bélico sobre la guerra de Vietnam, fue transfor­mándose y creciendo conforme avanzaba la prolongada, costosa y accidentada producción. Y lo hizo hasta perder su primitiva naturaleza en manos de un Coppola progresivamente poseído y "conducido" por su propia criatura, agigantada y mutante, en un alucinado y enriquecedor trayecto de lo físico a lo metafísico.
En virtud de lo cual, a medida que Willard remonta el río Nung, Vietnam ya sólo era el telón de fondo para una fantas­magoría que nos transporta al interior de la sinrazón, al "corazón de las tinieblas", de la barbarie en sus diferentes vertientes. La de Kurtz, la primitiva, la prehistórica, y la de Kilgore, esa especie de Custer hollywoodense con sombrero Stetson, la irónicamente "respetable" ("Me gusta el olor del napalm por la mañana, huele a... victoria" —le dice a Willard mientras a sus espaldas la selva es calcinada).
El film, demoledor y desesperado, de alucinatorias imágenes, en su genial desmesura y complejidad, en su terrible belleza, se desliza más allá del borde, es pura sensación, pensamiento enloquecido, tangible y obscena pesadilla. En suma, una absorbente, fascinante obra imperfecta de terribles significados.