BELLA DE DÍA (Belle de jour)
(Fr-It) Paris Film / Five Films, 1966. 100 min. Color.
Pr Ej: Robert y Raymond Hakim. Pr: Henri Baum. G: Luis Buñuel y Jean-Claude Carriere, basado en la novela de Joseph Kessel. Ft: Sacha Vierny. DA: Robert Clavel. Vest: Hélène Nourry. Ms: no hay. Dr: Luis Buñuel.
Int: Catherine Deneuve, Jean Sorel, Michel Piccoli, Francisco Rabal, Pierre Clementi, Geneviéve Page, Françoise Fabian, Macha Meril, Georges Marchal, Francis Blanche, Marie Latour, Muni, François Maistre, Marcel Charvey, Bernard Musson, Iska Khan.
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Severine (Catherine Deneuve) y Pierre (Jean Sorel) conforman un apagado matrimonio burgués. |
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El acomodado aburrimiento de Severine resulta notorio. |
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Su mente se ausenta con frecuencia, instalándose en otros lugares, en mundos oníricos. |
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Su amiga Renée (la godardiana Macha Méril) le habla de una de las esposas de su círculo de la que se dice que ejerce discretamente la prostitución en horas no lectivas. |
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Tras algunas indecisiones, la desocupada Severine decide pasar a formar parte del staff de una discreta casa de citas regentada por Madame Anaïs (Genevieve Page). |
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El gélido y bello rostro de Severine, su mirada perdida, denotan algo anómalo. |
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Desnuda en la cama, dispuesta a "recibir" al cliente. |
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Un momento revelador: el insondable interior de Severine aflora en ese relajado rostro y a través de ese cuerpo oscuramente complacido. |
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Monsieur Adolphe (Francis Blanche) es un cliente habitual de Madame Anaïs. Hay que atenderle. |
SINOPSIS: Una bella burguesita, esposa de un cirujano, aburrida y con mucho tiempo libre, busca nuevos alicientes a su monótona vida, y casi sin darse cuenta acaba trabajando por las tardes como pupila de una discreta y especializada casa de citas.
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Impagable pose de nuestra escindida Severine. Su expresión desarmante, sus envolventes cabellos, esa lencería íntima... "softcore" buñueliano. |
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Severine contempla esa misteriosa cajita (de Pandora?) que le muestra el cliente oriental. |
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Momento de presentaciones: ahí tenemos a las compañeras de Severine, Mathilde (Marie Latour) y Charlotte (Françoise Fabian) atendiendo a Hyppolite (Francisco Rabal) y su compinche Marcel (Pierre Clémenti). |
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Marcel es un tipo bastante raro (con dentadura metálica) que se prenda de Severine. |
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Las cosas se complican cuando en el trabajo se cuela el amor en su vertiente obsesiva. |
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Un beso rechazado, el de Severine a una enfadada Madame Anaïs. |
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Severine complaciendo los necrofílicos desvaríos de un duque enviudado. |
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La "muerta" incorporada sobre su ataúd, contempla una peculiar masturbación. |
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Otro de los momentos oníricos: el duelo a pistola entre Pierre y Henri (Michel Piccoli), amigo del matrimonio, que subrepticiamente desea a la esquiva Severine. |
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Ahora, Pierre es un inválido dependiente de su esposa. En realidad, para ella siempre lo fue. |
COMENTARIO: ¿Qué puedo añadir a estas alturas, en 2014, al caudal de esos ríos de tinta, ensayos, tratados, estudios, palabras vertidas sobre la figura y la obra de Luis Buñuel que el viento ha llevado y traído, cambiado de lugar y orden? Supongo que nada, o muy poco. Pero, en fin, por una cuestión generacional o un simple problema de pereza mental, siempre hay algunos que “acaban de llegar” y a ellos me dirijo principalmente y también porque la revisión hace unos días de esta peli me sirve ahora de pretexto para dar la vara (yo también) sobre el de Calanda. ¿La ventaja? Que sin ser dos veces bueno, por lo menos, soy breve.
La fama de Buñuel, su trayectoria y el (trabajoso y tardío) prestigio adquirido, se han sustentado sobre dos pilares alternativos y complementarios: el escándalo y el reconocimiento. En cronología, ahí tenemos el escandaloso estreno parisino de “LA EDAD DE ORO” (1930) que probaba la capacidad revulsiva del primer surrealista del cine; el premio en Cannes a la virulenta “LOS OLVIDADOS” (1951) con el que Buñuel “entraba” por fin en Europa; el numerazo montado en Cannes por el premio otorgado a “VIRIDIANA” (1961); y el Leon de Oro de Venecia para “BELLA DE DÍA” (1967). Ahora, al fin, el maestro aragonés ya estaba canonizado y finalmente su cine ya era alabado y babeado hasta por los más furibundos atacantes de antaño.
La que ahora nos ocupa, “BELLA DE DÍA”, es una mordaz visión de las fantasías sadomasoquistas y obsesiones de una mujer frígida, mimada y amada por un esposo consentidor que la trata como a una virgen y a la que -adivinamos- no satisface sexualmente. Ella se mueve instalada en una confortable vida ociosa y sin responsabilidades... hasta que un día, por curiosidad, descubre el discreto mundo de la prostitución diurna y esa curiosidad y el aburrimiento la empujan a experimentar en un ámbito desconocido para ella, pero oscuramente deseado donde todo adquiere una dimensión, una representación, transgresoras. Así, tras el visionado de esta película, sin duda también nosotros habremos descubierto los aspectos ocultos que puede tener una escalera, una calle, una mujer de aspecto refinado. Porque para nuestros acomodaticios ojos las imágenes con las que nos encontramos en el cotidiano devenir pueden no tener significado y sólo una película -esta película- posee la capacidad de traspasar la anodina apariencia sin significado y mostrar el mundo interior que se esconde tras ella.
Con “BELLA DE DÍA”, estamos ante una brillante demostración buñueliana de cómo dinamitar una novela no muy distinguida y de sus fragmentos crear una obra maestra cinematográfica que en este caso gira en torno a los morbosos ensueños de una exquisita mujer de la burguesía cuyo mundo interior, en conflictiva convivencia con el plano de la realidad, es una excusa perfecta para que el realizador nos convenza de la inutilidad de los artificios expresivos que ofrece la fotografía y el cine (a los que sin duda se hubiera aferrado cualquier otro director) a la hora de intentar expresar ambos mundos, lo que él consigue con desarmante facilidad y genial sencillez por lo que su trabajo deviene en un claro toque de atención contra la autocomplacencia. En cualquier caso, esta película resultó el mayor éxito comercial de toda la carrera del aragonés y la flagrante confirmación de que Catherine Deneuve, de Polanski a Truffaut pasando por Buñuel, ha sido, es, una criatura cinematográfica fascinante con una insondable trastienda. Una diosa gélida, una turbadora esfinge.
La Deneuve es a Buñuel como Stephane Audran es a Chabrol. Musas frías, distantes, capaces de hacer creer que Buñuel era misógino (¿lo era?, dicen que sí) y Chabrol fetichista (y Buñuel, y todos los directores en cuanto espían con sus cámaras). Película para contemplar, como bien dices, mundos interiores imaginados que se confunden con la realidad, cuyo punto de vista no se sabe cuál es, si el de la actriz o el del propio Buñuel (que no se resiste a formar parte, literalmente).
ResponderEliminarA Chabrol, por matrimonio, le resultaba muy cómodo tener como musa a la Audran. Por otro lado, a la gélida Catherine Deneuve siempre la consideré una actriz con mucho morbo y muy hitchcockiana (aunque nunca llegó a trabajar con el maestro inglés); en mi opinión hubiera sido una Marnie perfecta.
Eliminar¿Misógino Buñuel? Pues sí, a veces, como Hitchcock y Woody Allen, sin ir más lejos. Todos genios, ya ves, así que vamos a perdonárselo apoyándonos en tres ejercicios "misóginos" de "agárrate y no te menees" como son "FRENESÍ", "DESMONTANDO A HARRY" y "TRISTANA".
Un abrazo.
Yo no sería tan dura con el marido de Severine porque para ella el sexo convencional no es suficiente. Tiene una necesidad de masoquismo y humillación que le vienen de una experiencia de la infancia si no recuerdo mal. Catherine Deneuve está perfecta vestida de Yves Saint Laurent. Recuerdo que al verla me llamó la atención Françoise Fabian a la que conocía de "Mi noche con Maud" de Rohmer.
ResponderEliminarSaludos
Bueno, pienso que esa "explicación" psicoanalítica de Severine (a la que Buñuel apenas le dedica unos diez segundos en un brevísimo flashback) es una mera concesión a la galería para que en su día el personal, tras la proyección de la peli, no abandonara el patio de butacas haciéndose demasiadas preguntas sobre los impulsos y el comportamiento de esa mujer. En cuanto al marido, partiendo de la premisa de que nosotros los hombres tenemos cierta dosis de incapacidad a la hora de penetrar en el mundo interior de una mujer (aunque sea la nuestra), queda claro que es un perfecto imbécil viviendo en "el mejor de los mundos" completamente ajeno a la naturaleza y las necesidades de la mujer con la que se casó.
EliminarRespecto a la presencia de Françoise Fabian en "BELLE DE JOUR", habiendo visto la de Rohmer poco antes que la de Buñuel aunque fuera posterior, a mí me pasó lo mismo que a ti: recuerdo que inmediatamente me vino a la mente esa formidable cinta a la que espero dedicarle pronto un post.
Un beso.
Estando de acuerdo con el sintético análisis de "Belle de jour" que efectúas en tu post y de que es cierto que fue la película de Buñuel de mayor éxito y de la que más se ha hablado con él en vida, también estoy convencido de que buena parte de la fama de este título le ha venido por la temática y el morbazo que desprende la actriz protagonista más que por su calidad real e importancia dentro de la filmografía de Don Luis. A ver, Teo, rebáteme esto si puedes porque creo que tengo razón, aunque todo es opinable.
ResponderEliminarSaludos.
No, Gonzalo, no voy a rebatir esa opinión tuya respecto a "BELLA DE DÍA" porque está claro que tienes mucha razón en eso que dices. Por supuesto, los grande títulos de Buñuel creo que están situados inmediatamente antes de su etapa francesa. No obstante, la peli objeto de este post no deja por ello de considerarla una obra maestra, aunque si me obligaran a elegir, "VIRIDIANA" sería la mía... o "LOS OLVIDADOS"... o "ÉL".
EliminarUn abrazo.
Para mí, el mejor Buñuel, junto con el de "Él" y "Viriidiana". A pesar de sus limitaciones económicas, además, técnicamente el director más brillante de historia del cine junto a Hitchcock y Antonioni. Excelente el texto y las imágenes escogidas, como siempre.
ResponderEliminarUn abrazo, Teo.
Si la brillantez técnica de Buñuel la entendemos, como supongo que tú también, como esa fórmula casi mágica que despoja al lenguaje de la cámara de todo artificio y "presencia", eligiendo siempre el camino más recto y aparentemente sencillo (pero lleno de retranca y significado) y la sabia combinación de elementos naturales "ligeramente alterados" en su concatenación, entonces sí, Buñuel junto a Hitchcock (Antonioni tuvo su importancia pero es más discutible) son los dos directores más brillantes de la historia del cine. De acuerdo, Gonzalo.
EliminarUn abrazo.
Como bien apuntas, querido Teo, sobre Buñuel creo que se ha dicho y escrito TODO. Solo apuntar un pequeño detalle en el que coinciden esta película y la famosa "A bout de souffle" de Godard. Los personajes de Marcel (¡qué guapo era Pierre Clementi!) y el de Michel Poiccard que hacía Jean-Paul Belmondo en aquella, los dos llevan una vida delictiva y ambos mueren alcanzados por las balas cuando se enamoran. El amor los mata.
ResponderEliminarAh, que conste que "Belle de jour" está lejos de ser mi favorita de Buñuel a pesar de las loas que le dedicáis a la Deneuve. Antes elegiría "Nazarín", "El ángel exterminador", "Viridiana" o incluso "Tristana". También "Simón del desierto" me pareció muy divertida.
Besos.
Bien observada, Aurora, esa coincidencia de destinos entre Michel y Marcel que "pierden" su inmunidad cuando se enamoran de una mujer. ¿Comparten misoginia Godard y Buñuel? No, creo que no, es una broma.
EliminarHay muchos que coinciden contigo no considerando "BELLA DE DÍA" como una gran película dentro de su filmografía. Bueno, así lo dejamos y también me parecen grandes títulos los que mencionas como tus favoritos. Son incontestables.
Entiendo que te guste Pierre Clementi, era atractivo y su presencia inquietaba. Creo que tenía un toque, no sé, un poco demoniaco y, en cualquier caso, fue un tipo que llevó una vida muy poco saludable. Se metía de todo en el cuerpo y estuvo encarcelado casi dos años por posesión de drogas. Murió joven de un cáncer de hígado. Lástima.
Un beso.
Reconozco el mérito, la audacia y el poder de provocación de aquellas películas "Un perro andaluz" y "La edad de oro" que debieron coger desprevenidos al público y a la intelectualidad de la época. Pero he de confesar, yendo a contracorriente, que Buñuel nunca me ha convencido. No sé por qué y lo siento. Y la Severine de "Belle de jour" solo me parece una zorra fría que desprecia la solidez y el sosiego de un amor conyugal e incapaz de sentir emociones más allá de las que le proporciona su desviada actividad sexual clandestina.
ResponderEliminarSaludos.
Reconozco tu mérito cuando confiesas sin tapujos que no te gusta el cine de Buñuel. Hay muchos/as que comparten ese rechazo, solo que no se atreven a reconocerlo públicamente por temor a "quedar mal". Lo que ya me parece menos admisible y un pelín "machista" es tu simplista y despreciativa apreciación del personaje de Severine. Pero, en fin, ahí queda tu opinión.
EliminarUn saludo.
Es posiblemente la película más sadiana del genio de Calanda. Ese duque pálido sintiéndose atraído por el cadáver, esa Severine que nunca llegaremos a saber si realizaba sus deseos en el prostíbulo o solo los imaginaba. Gran película que supera la novela quizá porque el cine transmite mejor esa fina línea que divide el sueño con la realidad, el deseo y su realización a través de la imaginación, etc.
ResponderEliminarUn blog muy interesante y brillantemente escrito. Esto se agradece.
Un cordial saludo
Sin duda, Francisco, si el "Divino Marqués" pudiera regresar de entre los muertos, esta película le encantaría.
ResponderEliminarComparar los libros con sus versiones fílmicas es un deporte que no suelo practicar (resultaría muy fatigoso teniendo en cuenta que ocho de cada diez películas se basan en novelas). Sin embargo, cotejar estas dos manifestaciones creativas tan distintas, en ocasiones resulta insoslayable. Pero, vamos, en el caso de "BELLE DE JOUR" y sin que sirva de precedente, aplicaré eso tan sencillo de que "una imagen (de Buñuel) vale por mil palabras".
Soy yo quien agradece tus elogios dirigidos a este blog y serán bienvenidas tus futuras visitas.
Mientras, un abrazo.