20 de abril de 2017

LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO (The Notorious Landlady)
(USA) Columbia / Kohlmar / Quine, 1962. 127 min. BN.
Pr: Fred Kohlmar. G: Larry Gelbart y Blake Edwards, basado en una historia de Margery Sharp. Ft: Arthur E. Arling. Mt: Charles Nelson. DA: Cary Odell. Vest: Kim Novak (sus modelos) y Gordon T. Dawson. Ms: George Duning. Dr: Richard Quine.
Int: Kim Novak, Jack Lemmon, Fred Astaire, Lionel Jeffries, Estelle Winwood, Maxwell Reed, Henry Daniell, Richard Peel, Philippa Bevans, Doris Lloyd, Ronald Long.
Tras su destino en Arabia Saudí, Bill Gridley (Jack Lemmon) es un diplomático americano que piensa que ha tenido mucha suerte al ser trasladado a Londres.
Lo primero es lo primero: buscar un lugar céntrico donde alojarse, para lo cual
recurre a los anuncios de alquiler que aparecen en la prensa.
En respuesta a uno de los anuncios, se presenta en el 33 de Gray Square y es
atendido por una reticente doncella (Kim Novak).
La insistencia de Gridley consigue vencer las reticencias de esa "doncella" que
finalmente resulta ser Carly Hardwicke, la dueña de la casa.
El jefe de Gridley en la Embajada es Franklyn Ambruster (Fred Astaire).
Ambruster  advierte a nuestro hombre que en virtud de la honorabilidad de su puesto en la Embajada, debe tener un extremo cuidado con las personas que se relacionen con él.
El inspector Oliphant de Scottland Yard (Lionel Jeffries) pone en antecedentes a Gridley de la mala fama de su casera al ser sospechosa del posible asesinato de su marido.
La guapa Sra. Hardwicke, que acepta su difícil situación con bastante calma, toma
un baño relajante.
Por el mohín de sorpresa, parece que ha sido interrumpida en la intimidad
del cuarto de baño.
En efecto, un atribulado Gridley se presenta frente a la bañera con un revólver
en la mano que ha encontrado en el cajón de una mesita.
Gridley se encuentra entre dos fuegos: por un lado, debe informar al inspector Oliphant de cualquier cuestión relevante que observe en el comportamiento de Carly, y por otro, se siente muy atraído por esta mujer y cree en su inocencia.
Bailando con la dama sospechosa y enamorándose perdidamente de ella.
Un momento apurado para Gridley cuando es sorprendido cuando "espiaba"
en el dormitorio de Carly y ha de esconderse en el armario.
Ahí le tenemos, sudando la gota gorda y con una percha colgada de su oreja.
La policía quiere hallar pruebas de la culpabilidad de Carly. Sin embargo, nuestro enamorado Gridley desea demostrar su inocencia.
Finalmente, Ambruster, temeroso de las posibles implicaciones diplomáticas que acarrearía la relación de Gridley con Carly, acepta colaborar con él en lo relativo a descubrir la inocencia de la dama.
SINOPSIS: Un diplomático americano que acaba de ser destinado en Londres, busca alojamiento en la ciudad y respondiendo a un anuncio en el periódico, alquila una planta de una céntrica mansión ignorando que su atractiva dueña es sospechosa de haber matado a su marido. Después de algunos lances misteriosos, el diplomático, enamorado ya de su casera, hará lo posible por ayudar a aclarar la situación, lo que le complicará la vida.
¿Quién no se enamoraría de esta mujer?
Hummm... Parece ser que Ambruster tampoco sabe resistirse a los encantos de Carly. Normal.
A medida que las cosas se complican para Carly, Gridley se siente más y más enamorado de ella.
Empieza a quedarnos claro que el sentimiento amoroso es mutuo.
Preludio de un beso.
El beso.
El incordiante inspector Oliphant exponiendo sus teorías a Ambruster respecto al caso
de la "casera sospechosa".
En mitad de la noche, Carly toca por última vez su armonio antes de verse obligada
a desprenderse de él. Sorprendido por el intempestivo concierto, Gridley
se despierta asustado y sorprende a la ejecutante.
Una conversación telefónica con una improvisada base para el aparato.
Un teléfono blanco, una lima de uñas... y el resto, pura fascinación.
Desde su ventana, Carly observando a quien la observa.
La sorpresiva y traumática aparición de Miles Hardwicke (Maxwell Reed),
el "difunto" marido de Carly.
Tras un forcejeo entre los cónyuges, se oye un disparo. Luego Miles yace muerto sobre la moqueta.
Parece que el horizonte se oscurece aún más para Carly.
Era previsible. Todas las pruebas acusan a la Sra. Hardwicke y le resultará
muy difícil demostrar su inocencia ante el juez.
La solución del caso, in extremis, la tendrá Mrs. Dunhill (Estelle Linwood), una pobre anciana impedida que Gridley tendrá que salvar de una muerte segura para que pueda testificar en el juicio.
COMENTARIO: Siempre que tengo un pretexto, incluso cuando no lo tengo, no me resisto y lo hago. Sirva pues ahora este breve y afectivo acercamiento a “LA MISTERIOSA DAMA DE NEGRO” como otro tardío granito de arena que aporto para la reivindicación de Richard Quine como algo más que un mero seguidor del estilo y tendencias artísticas de Stanley Donen y Vincente Minnelli. Toda la elegancia y exquisito talento de Quine para la comedia volvían a dejarse notar gozosamente en esta película que es falso thriller, verdadera historia de amor y, como decía, comedia y "slapstick" y también musical merced a la armónica conjugación de los movimientos de cámara –con abundantes desplazamientos, planos largos y grúas– e intérpretes (afortunada y evocadora utilización de Fred Astaire), entendiendo esto en el mismo sentido en que “CHARADA” de Donen deviene un “musical” sin la necesidad de incluir canciones o números musicales.
Richard Quine, en la forma aparentemente libre de dirigir a sus actores, consigue mediante sutiles coreografías en el interior del plano que los sujetos que encarnan nos lleguen menos encorsetados en las reglas del juego y por lo tanto más cercanos y cálidamente humanos, más amorosamente dibujados, aprovechando siempre que puede –digamos– su “historial” (disfrutamos de Novak, Lemmon y Astaire porque “representan” lo que ellos mismos, en su trayectoria, significan para nosotros, muy probablemente siguiendo las intenciones de Quine). Por ejemplo: la utilización de Fred Astaire viene dada por lo que este actor y bailarín representa en nuestra memoria; así, cuando le vemos dirigiéndose a su despacho caminando por el pasillo de la Embajada, combinando de manera sincopada los movimientos de todo su cuerpo, estamos asistiendo a un momento musical.
En suma, estamos ante una deliciosa cinta que aplica los mecanismos del suspense y sus tópicos, en este caso un Londres muy típico de las intrigas con asesinato, solo como excusa para dinamitar su función en beneficio de los personajes y también como oportunidad para acudir a juguetonas referencias hitchcockianas, ejecutando algunos pequeños guiños a “VERTIGO”. De repente, en una inesperada escena acentuadamente lúgubre, Lemmon descubre en mitad de la noche a Kim Novak en una estancia con cortinajes, velas y candelabros, tocando el armonio como si fuera una fantasmagórica aparición de Carlotta Valdés.
Pese a la incomprensible decisión de haber sido rodada en blanco y negro, estamos ante un trabajo en verdad inspirado a cargo del autor de "ME ENAMORE DE UNA BRUJA" sin duda en su mejor momento. Inmediatamente antes había rodado la que considero su película más importante, “UN EXTRAÑO EN MI VIDA”, y después de la que ahora nos ocupa aún haría tres comedias memorables. Luego, el declive, la oscuridad, el olvido y un disparo.