21 de octubre de 2019

LA PRADERA SIN LEY (Man without a Star)
(USA) Universal, 1954. 89 min. Color.
Pr: Aaron Rosenberg. G: Borden Chase y D.D. Beauchamp, basado en la novela de Dee Linford. Ft: Russell Metty. Mt: Virgil Vogel. DA: Alexander Golitzen y Richard H. Riedel. Ms: Joseph Gershenson. Dr: King Vidor.
Int: Kirk Douglas, Jeanne Crain, Claire Trevor, William Campbell, Richard Boone, Mara Corday, Jay C. Flippen, Eddy Waller, Frank Chase, Jack Elam.
Viajando en un tren de ganado, nos encontramos con un errático vaquero llamado Dempsey Rae (Kirk Douglas) y un entusiasta e ingenuo joven, Jeff (William Campbell), que desea convertirse en un pistolero y vivir aventuras. 
Tras un grave percance en el tren en que viajaban y del que son expulsados, acaban siendo contratados en un rancho ganadero.
Una amistad que viene de lejos: Idonee (Claire Trevor), la experimentada dueña del "saloon", y nuestro hombre Dempsey.
Bella y desafiante, Reed Bowman (Jeanne Crain) es una mujer ambiciosa y sin demasiados escrúpulos que como resuelta dueña del rancho, se "fija" en Dempsey.
En el rancho de Reed aparece Steve Miles (Richard Boone), un tipo de mala ralea y que no puede disimular su animadversión hacia nuestro amigo Dempsey.
El calculado interés de Reed por Dempsey la lleva a ofrecerle el puesto de capataz.
Reed maneja la belleza de su cuerpo como una herramienta y ante Dempsey se baña con jabón de espuma en un artilugio que nuestro hombre desconocía y del que solo había oído hablar: una bañera. El espectáculo para él resulta doblemente atractivo.
SINOPSIS: Dempsey Rae, un antiguo propietario de cabezas de ganado en Texas, es ahora un vaquero errante que huye de un amargo pasado en busca de lugares donde la civilización y las alambradas no hayan llegado. Viajando escondido en un tren de mercancías conoce a Jeff, un ingenuo muchacho que ha escapado de casa para convertirse en pistolero, y decide enseñarle lo necesario para sobrevivir en tal empeño. En Wyoming, ambos consiguen trabajo como vaqueros en un importante rancho regentado por una ambiciosa mujer que pretende acaparar los pastos de la región para sus miles de cabezas. El enfrentamiento con los pequeños ranche­ros poseedores de rebaños más modestos no se hace esperar y Dempsey se ve de nuevo atrapado por su pasado y las acotantes alambradas de espino.
Entre dos mundos. Uno que avanza inexorable y otro que desaparece gradualmente.
El joven Jeff, instruido por Dempsey, cree estar afianzando su personalidad frente al maestro.
Tras rechazar Dempsey las tentadoras ofertas de Reed, ésta gira estratégicamente su mirada hacia el inexperto y manipulable Jeff. Done recrimina al joven su actitud poco leal.
Inevitablemente, Steve provoca a Dempsey siempre que tiene ocasión.
Un momento muy tenso en el que Dempsey estalla a causa de la arrogancia de Jeff.
Los alambres de espino parecen perseguir a Dempsey y le traen amargos recuerdos.
COMENTARIO: Dempsey Rae, el protagonista de este ejemplar y parabólico western, mantiene una huida hacia adelante, o más precisamente, va siendo empujado hacia el norte ("A lo mejor tú y yo acabamos en Canadá", dice en un momento dado a su joven compañero) por la "civilización" y un mundo en avance que marca, parcela y acota (abusivamente, las más de las veces) el espacio vital de libertad y aire libre en el que este hombre se ha desenvuelto. Esta romántica, crepuscular postura en defensa de un paraíso perdido y el descubrimiento de las contradicciones de la realidad en que se ve inmerso (el ineludible progreso y sus métodos y consecuencias), le lleva del conflicto interior a la lucidez pero no a la renuncia, si bien habrá en él una transitoria toma de partido para finalmente asumir su irrenunciable y anacrónico individualismo que le condena a una errática soledad.
King Vidor, en la plenitud de su madurez (aunque en esos momentos, no muy considerado por la industria), consiguió un film denso y preciso, clarificador sobre el eterno conflicto entre lo viejo y lo nuevo (los pequeños ganaderos autónomos frente a los avasallantes y rentabilizadores métodos de producción) y con jocosos apartes sobre los avances de la "modernidad" en el salvaje Oeste (el asombro de Demsey ante la visión por primera vez en su vida de un lujoso cuarto de baño en el interior de una vivienda) que funcionan como aliviaderos del crescendo de tensión que acumula la trama. Por encima de todo, estamos ante un film hermoso en su clasicismo en el que el director parece reconocerse en ese hombre desplazado que -obligado- asume la realidad.

6 comentarios:

  1. El rey Vidor con un western crepuscular, es decir, ¿hay algo mejor? Muy recomendable película para ver una y otra vez, con un impresionante Douglas en un papel que le va como anillo al dedo. Esos registros crispados los dominaba como nadie. Otra cosa: siempre que veo a Claire Trevor pienso lo mismo: ¿no envejeció de forma prematura? Una gran actriz, por cierto.

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    1. Sí, es un western crepuscular pero no en el sentido en que lo fueron otros (pienso, sobre todo, en Peckinpah). La película de Vidor contiene muchos de los ingredientes que conformarían un western clásico aunque organizados de manera que aparezca una intención política en su discurso. Aquí, el protagonista no es un vaquero envejecido y aplastado por los nuevos tiempos. Dempsey Rae es relativamente joven, vigoroso e incluso optimista, pero es un inadaptado; asume el entorno y lo acepta mientras le es posible y luego, llegado el momento, cambia de paisaje en lo que podemos considerar una huida hacia adelante, seguramente empujado por la experiencia traumática de un pasado dramático que le persigue y que en este caso podemos identificar con el progreso.

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    2. Ah, respecto a la actriz Claire Trevor y su aspecto físico creo que tienes razón, envejeció con bastante rapidez. No obstante, cuando rodó esta película ella había cumplido los cuarenta y cuatro años.

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  2. Uno de los grandes "westerns" de los 50. Hay algo que para mí lo hace único: Vidor emplea el tono vigoroso y aparantemente optimista de la "edad de la inocencia" mientras ofrece "sottovoce" el relato triste y descreído de un personaje que ya no puede ir más lejos.

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    1. Es cierto. Vidor evitó adoptar ese tono crepuscular y terminal que suele acompañar este tipo de historias y personajes. En este sentido, podríamos considerar "MAN WITHOUT A STAR" un western anti-Peckinpah.

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  3. He tardado en responder casi seis meses. Discúlpame. Han dejado de avisarme por mail de las entradas en mi blog y no sé cómo recuperar esa función.

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