16 de julio de 2019

EL BUENO, EL FEO Y EL MALO (Il buono, il brutto, il cattivo)
(It-Esp-Al) PEA / Arturo González / Constantin, 1966. 178 min. Color. Techniscope.
Pr: Alberto Grimaldi. G: Age-Scarpelli, Luciano Vincenzoni y Sergio Leone. Ft: Tonino Delli Colli. Mt: Nino Baragli y Eugenio Alabiso. DA y Vest: Carlo Simi. Ms: Ennio Morricone. Dr: Sergio Leone.
Int: Clint Eastwood, Eli Wallach, Lee Van Cleef, Aldo Giuffré, Luigi Pistilli, Rada Rassimov, Mario Brega, Al Mulock, Claudio Scarchilli, Livio Lorenzon, Antonio Casas, Benito Stefanelli, Chelo Alonso, Axel Darna, Antonio Casale, Aldo Sambrell, Lorenzo Robledo, Antonio Molino Rojo.
Este es Blondie (Clint Eastwood), un frío cazador de recompensas.
Aquí tenemos a Tuco (Eli Wallach), un bandido histriónico y astuto como una raposa.
Un primer plano de Centena (Lee Van Cleef), su rostro y mirada de halcón denotan ambición y crueldad.
Tuco, falsamente tuerto, resolviendo asuntos a su manera.
A Blondie se le ponen las cosas difíciles y solo un certero cañonazo disparado a tiempo puede sacarle de esa apurada situación.
Blondie y Tuco ahora son socios y aprovechando que la cabeza del segundo tiene precio han montado un arriesgado "negocio" a medias.
Aquí tenemos a los dos en pleno ejercicio de sus delictivas habilidades dirimiendo qué hacer en un determinado momento.  
Una situación extremadamente delicada. La vida de Tuco depende ahora de la buena puntería de Blondie. Una cuestión de fe.
SINOPSIS: Durante la Guerra de Secesión, un cazador de recompensas, su socio y un avieso ex-oficial, unen circunstancialmente sus destinos para tratar de locali­zar un dinero enterrado en una tumba desconocida. Hasta conseguir sus fines, vivirán aventu­ras, sufrirán encerronas y finalmente se enfrentarán en un deci­sivo duelo a tres.
Las diferencias entre los dos socios traerá malas consecuencias para Blondie.
Finalmente la Guerra de Secesión termina por alcanzar a nuestros dos personajes tan mal avenidos. Ambos acaban como prisioneros en un campo nordista.
Cuando logran escapar de ese campo de prisioneros, existe un interés común que les une circunstancialmente: la búsqueda de una importante suma de dinero enterrado en una tumba desconocida.
Sumando la fragmentaria información de cada uno, Blondie y Tuco logran descubrir el dinero enterrado pero son sorprendidos por la llegada de Sentenza que también busca ese tesoro.
El enfrentamiento entre los tres resulta inevitable.
Escrutándose entre ellos, midiendo las posibilidades de cada cual, se preparan para un duelo a tres.
Con nuestros antihéroes preparados para disparar, lo dejamos aquí para quienes aún no hayan visto la película (que serán muy pocos).
COMENTARIO: El éxito a nivel planetario de "POR UN PUÑADO DE DÓLARES" y "LA MUERTE TENÍA UN PRECIO", facilitó a Sergio Leone poder cerrar sin restricciones lo que luego se conocería como la “trilogía del dólar” con este ambicioso, desmesurado, desequi­li­brado y, en muchos momentos, atractivo western en el que se entregó mayormente a rizar el rizo sobre algunas de las propuestas y hallazgos de sus dos precedentes en una clara ampliación que añadía un grado de complejidad a los asuntos tratados. Así, una vez más aparece la obtención de dinero como motor de los personajes (aquí tres pistoleros que se mueven por sus intereses en el cruento escenario de la Guerra de Secesión, una contienda sobre la que Leone procura colocar el acento en sus aspectos más cruentos y absurdos), la ausencia de valores morales y también ese malévolo y burlesco descreimiento en torno a la religión como algo obsoleto y abandonado en un mundo que no la necesita (la interesante, cambiante y reveladora secuencia del encuentro entre Tuco y su hermano fraile en el desvencijado convento lleno de imágenes cristianas deterioradas), elemento éste que ya aparecía en “LA MUERTE TENÍA UN PRECIO” (recordemos la en cierto modo paródica escena de Indio, psicópata y drogota, explicando desde el púlpito sus planes delictivos a una docena de facinerosos “apóstoles”).
La estructura del guión que solo en apariencia carece de ella (o en todo caso, lo que entiendo como una intentona de ir imbricando sucesivas temáticas que en principio parecen autónomas) y una concepción de la puesta en escena que combina el sistema de set-pieces con interminables y un tanto preten­ciosos (pero a veces seductores) regodeos de cámara, acompañados por el omnipresente Morricone en la banda sonora subrayando o creando atmósferas e incluso utilizando su música en determinados momentos como usurpadora en la función de los diálogos, terminan por causar un extraño doble efecto: fascinar en su muy calculada y efectiva formulación visual y sonora (muy ligada al sentido que desea dar a cada secuencia) y poner a prueba los nervios y el aguante del espectador con ese método in crescendo de dilatar o estirar el tempo hasta la exasperación, del que es ejemplo la tensa y ya mítica secuencia circular en el cementerio de Sad Hill con el enfrentamiento final de los tres protagonistas.
En suma, a lo largo de los años he necesitado sucesivos visionados de “EL BUENO, EL FEO, EL MALO” para diluir mis reticencias (aún quedan grumos) llegando a gustarme este western por razones no ligadas entre sí, alguna de las cuales las acabo de exponer. Pero, sobre todo, he de reconocerlo, porque en virtud de su colosal repercusión comercial, la Paramount decidió dar carta blanca a Leone para que pusiera en pie la que considero su obra magna, su gran masterpiece, “HASTA QUE LLEGÓ SU HORA” (Once Upon a Time in the West).

12 comentarios:

  1. A mí la más perfecta de la trilogía me parece "Por un puñado de dólares", la que comentas la veo irregular (o desequilibrada, como tú dices), pero con momentos excelentes.

    Un abrazo.

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    1. Es que el título que mencionas se apoyaba sobre un guión férreamente medido y construido, inspirado a su vez y sin disimulo en el "YOJIMBO" de Kurosawa. El resto, incluida la habilidad de Leone para orquestar atractivamente la operación, es historia. Algo semejante a lo que cuatro años antes había realizado John Sturges con "LOS SIETE SAMURÁIS" (convertido en "LOS SIETE MAGNÍFICOS").

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    2. Así es, aunque la labor de Leone tras la cámara me parezca mucho más sugestiva que la de Sturges. Lo de "Yojimbo" le salió caro al italiano.

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  2. El western, como cualquier otro género cinematográfico, tenía que evolucionar. Tuvieron que llegar Peckinpah y otros revisionistas para darle un violento empujón hacia una zona terminal. Pero de repente en 1964 aparece Sergio Leone salido del "peplum" italiano y lo que hizo (hablo de la trilogía del dólar) fue pervertirlo, convertirlo en otra cosa, atractiva, sí, pero que muy poco tenía que ver con todo lo anterior. No sé, como la irrupción del cubismo en la pintura. Y ya nada volvió a ser como antes.
    Saludos.

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  3. Es incontestable que el spaghetti western, lo que tú llamas "perversión" del género, influyó de manera clara y en ocasiones con nefastos resultados, en muchos de los que se rodaron en Hollywood a partir de la arrolladora irrupción de la trilogía leoniana en el mercado mundial (incluso Donald Siegel se dejó llevar por la corriente en su "TWO MULES FOR SISTER SARA"). Pero no hay que rasgarse las vestiduras ni fustigarse por ello. Y es que en el devenir de las manifestaciones artísticas muy pocas cosas "son como antes". Incluso "la nostalgia ya no es lo que era" (con permiso de la Signoret).
    Un saludo.

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  4. Teo, ¿has visto el documental "Desenterrando Sad Hill"? Es un bonito homenaje a la película sobre la que hablas, EL BUENO, EL FEO Y EL MALO. Trata sobre un grupo de apasionados de la película que deciden recuperar el cementerio de la película en su paisaje original... y su camino para conseguirlo en pleno siglo XXI. Habla al final sobre la magia y fascinación del cine y cómo una película años después sigue teniendo apasionados seguidores.

    Beso
    Hildy

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    1. No. Aún no he visto ese documental pero lo haré (creo que ya está editado en dvd). Lo que comentas sobre él me ha hecho recordar una película, "FANDANGO", que tenía casi borrada de mi memoria y es una de las primeras que rodó Kevin Costner, donde unos amigos, antes de ser reclutados para el ejército, deciden hacer un "peregrinaje" hasta el lugar desértico donde se construyó la mítica mansión de los Benedick para la no menos mítica "GIGANTE". Finalmente encuentran el lugar y los restos de aquella casa.
      Un abrazo.

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  5. Qué bueno, Teo, me apunto Fandango, no conocía la película y me interesa muchísimo.

    Beso
    Hildy

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  6. Desde mi profunda incomprensión por este cine deformado, excesivo, recreado, de terrible tempo, con estereotipos en el limite del esperpento, por no hablar de lo que para mí sería el abuso de una banda sonora; quiero intentar analizar todas esas virtudes que citas y me resulta del todo imposible. Ni que decir tiene que cuando hay tal unanimidad opinante, la mía debe estar equivocada. No obstante, cuando el cine de Tarantino viene a ser, en cierta manera, un hijo postrero de estas y otras influencias, y me postulo acérrimo enemigo también de todos sus trabajos, especialmente los más famosos, es que hay poco que hacer. Ojalá mis limitaciones fuesen mucho menores para así disfrutar como vosotros. Yo que me lo pierdo. Un fuerte abrazo maestro.

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    1. Antes de nada, Francisco, disculpa la tardanza en contestar a tu comentario. He estado alejado del blog unas semanas.
      De alguna manera, en mi texto en torno a la película que nos ocupa, también dejo caer mis reticencias que, eso sí, han ido amortiguándose con el paso de los años y sucesivos visionados de los westerns de Leone que forman esta trilogía. En este sentido, un poco más arriba, Gonzalo Labat creo que se suma a tus dificultades de identificación con el rupturista estilo narrativo del cineasta romano que cuando irrumpió a mediados de los sesenta atentaba frontal y descaradamente contra la concepción clásica del género en la que nos educaron durante décadas las películas de Ford, King, Mann, Hathaway y los demás.
      Salvo que estés ironizando, no tienes por qué sentirte "culpable" por no gustarte este tipo de cine (lo cierto es que Leone, sin proponérselo, provocó un verdadero alud de "basura almeriense"; eso sí es de lamentar).
      Compruebo que la onda expansiva de tu rechazo alcanza también al cine de Tarantino. No es mi director favorito, claro, pero entre su decena de largometrajes tiene algunos títulos muy interesantes, por ejemplo, "JACKIE BROWN", o mismamente la última, "ÉRASE UNA VEZ EN HOLLYWOOD". Pero eso ya es tema de otro post.
      Un abrazo.

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  7. Vistos los comentatios, y sin querer trasladar a tu blog la crítica realizada en el mío, constato que la controversia en torno a los modos de Leone está lejos de amainar. Hasta creo que su cine se nutre de ellas. Cada vez que veo su película más famosa, nunca dejo de experimentar una mezcla de atracción y repugnancia, como la que experimento por ejemplo al ver "Triumph des willens". Y creo que en esa disyuntiva seguiré. Es como verse buñuelianamente dentro del círculo de piedra mostrado en el duelo final de "La muerte tenía un precio" y no poder salir de él. De su reinante imitador prefiero no hablar.

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    1. Puedo entender la incomodante "esquizofrenia" que uno pueda sentir viendo la película de la Riefenstahl, o padecer la "claustrofobia" sin puertas como un invitado más de la velada en la buñuelesca metáfora de EL ÁNGEL EXTERMINADOR, pero me parece exagerado como ejemplo ilustrador de las sensaciones que te produce la peli de Leone que nos ocupa. Exagerado porque pienso que no hay que tomársela tan en serio. El suyo es un tipo de cine (sigo refiriéndome principalmente a sus tres títulos con Eastwood) cercano a la caricatura y eso implica por su parte una mirada socarrona y un posicionamiento crítico y distanciador.

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