16 de febrero de 2019

ELLE
(Fr-Al-Bel) SBS Productions / Twenty Twenty Vision / France 2 Cinéma, 2016. 130 min.  Color. 2.35: 1.
Pr: Saïd Ben Saïd y Michel Merkt. G: David Birke, basado en la novela de Philippe Djian. Ft: Stéphane Fontaine. Mt: Job ter Burg. DP: Laurent Ott. Vest: Natalie Raoul. Ms: Anne Dudley. Dr: Paul Verhoeven.
Int: Isabelle Huppert, Laurent Lafitte, Anne Cosigny, Charles Berling, Virginie Efira, Judith Magre, Christian Berkel, Jonas Bloquet, Alice Isaaz.
Esta es Michèle (Isabelle Huppert).
Ella y el felino. Un testigo mudo de lo que ha sucedido.
Patrick (Laurent Lafitte) es un hombre atractivo y "modélico", educado, casado y bien situado, que en horas no lectivas se entrega a una contumaz y consentida serie de violaciones sexuales a su vecina Michèle.
Es difícil averiguar qué pasa por la enfriada mente de Michèle.
Unas cuantas lecciones de tiro no vienen mal para los secretos planes de nuestra protagonista.
En la sede de su trabajo, Michele ha de soportar el ingenuo exhibicionismo de un joven subordinado con pretensiones amatorias.
Sabiendo ya la identidad de su violador.
SINOPSIS: Michèle es una ejecutiva de éxito en una empresa de videojuegos. Mujer de fría inteligencia, independiente y con gran determinación. Una noche sufre una agresión sexual en su casa y cuando ella logra descubrir la identidad del autor, establece con él un extraño juego de carácter perverso que transita por las regiones más oscuras y turbadoras del alma humana.

Ese juego perverso al que aludimos, se ha puesto en marcha.
Desde su ventana, la "víctima" acecha y espera.
De nuevo, violador y víctima en acción.
Sangre en la mano. Un enigmático plano de Michèle.
Abstraída en una conversación telefónica mientras su trabajo la espera en el ordenador.
Con la expresión vaciada mientras contempla (o elige) armas defensivas.
Ella y su gato, posando.
COMENTARIO: Paul Verhoeven juega duro y sin triquiñuelas dejando muy claras sus premisas que no son otras que las de no atenerse a lo convenido, a lo previsible, o a lo “políticamente correcto”. Tal vez por eso lleva muchos años sin conseguir (o tal vez sin desear) rodar en Estados Unidos.
En el arranque de “ELLE” somos sorprendidos por los sonidos de lo que parece un acto sexual: sobre una pantalla negra, tras los créditos, sólo oímos jadeos, roces, convulsiones, algo que se rompe. Aparece el primer plano de un gato y a continuación lo que el felino está contemplando. Ahora podemos confirmar que hay un agresor que está culminando la violación a una mujer tendida en el piso, un individuo disfrazado en negro como un personaje de Louis Feuillade que finalmente huye por donde imaginamos que entró. Pero la reacción de la víctima de nuevo nos deja desconcertados y desarmados. Cuando suponemos que, herida y humillada, va a denunciar la agresión, el brutal asalto a su cuerpo y todo eso, ella se limita a limpiar los estropicios de la estancia, a relajarse con un baño de espuma y reanudar su vida cotidiana, ocultando el incidente a todos.
A partir de ahí, sin la rémora de la moral establecida que hubiera obligado a la película a ir por otros derroteros, se inicia un juego perverso, casi de vodevil negro, entre Michèle (inconmensurable, indescifrable, Isabelle Huppert) y las personas con las que se relaciona –hijo, exmarido, vecinos, nuera, madre, compañeros de trabajo– mientras espera y de alguna manera “facilita” nuevos asaltos que satisfagan su líbido enferma(?) a la par que crece en ella el afán por descubrir la identidad de su contumaz violador. En los trazos del dibujo de la protagonista el director quiso proporcionarnos algunos “datos” biográficos introduciendo en el guión alusiones a su traumática infancia marcada por los hechos monstruosos del padre en los que la pequeña pudo o no tener participación. La pertinencia de este asidero freudiano lo encuentro, cuando menos, discutible.
En cualquier caso, el humor retorcido y sutil de Verhoeven, sus punzadas profundas pero imperceptibles como agujas de acupuntura a la importancia de lo aparencial en la acomodada e hipocritona vida de la burguesía –que situarían esta película entre Chabrol y Buñuel–, le llevan más allá de los límites de cualquiera de sus anteriores trabajos. Abandonada ya la brocha gorda, creo que estamos ante la obra cumbre, la más sarcástica, provocadora y afinada, del autor de “INSTINTO BÁSICO”.
Ahora que caigo, ¡lo que hubiera dado Hitchcock por esta historia!

8 comentarios:

  1. Qué ganas de ver la película tras tu magnífico y jugoso comentario. He de confesarte que Verhoeven (salvo algunos esperpentos cinematográficos) me parece que tiene en su haber films bastante interesantes. Y el argumento de este film, por razones muy personales, me resulta especialmente subyugante. Creo que puede tocar, por lo que comentas, temas que a mí, como mujer, siempre me han atraído, como es la turbiedad sexual femenina. Ya te contaré.

    Un abrazo.

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    1. Ciertamente, el comportamiento sexual (bueno, el comportamiento en general) de la hermética Michèle oculta una gran dosis de turbiedad. Sin embargo, el ácido y sarcástico tratamiento aplicado por el director a la historia y la gélida e introspectiva composición de Isabelle Huppert consiguen por alquimia "aseptizar" esa turbiedad (valga el contrasentido). Un efecto perturbador.
      Como dices, espero que plasmes aquí tu siempre aportativa opinión cuando tengas la ocasión de ver esta peli (existe una estupenda edición en blu-ray). Mientras, un abrazo.

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  2. Aquí estoy de nuevo. Bueno, vaya por delante que Verhoven ha tocado con "Elle" muchos palos. Su mirada hacia la burguesía no tiene piedad (estoy totalmente de acuerdo contigo, recuerda mucho a Chabrol). Una especie de entomólogo, con un toque de frialdad, en su tono, que la hace misteriosa pero reconocible a la vez.
    Dicho esto. Su dirección es impecable, Huppert fantástica en su rol de mujer con personalidad de armas tomar-en el más amplio sentido de la expresión-, una atmósfera enrarecida y un argumento subversivo (algo que me encanta cuando se hace bien).
    ¿Qué es lo que falla? Para empezar, al querer tocar tantos temas, a veces se entretiene en cosas que quizá podrían haberse resuelto en menos tiempo y con algo más de aguijón (los asuntos laborales de ella con los empleados, la manera de abordar su affaire con el marido de su amiga/compañera de curro y el exceso de importancia a la historia de su hijo y nuera -la cual parece un trasunto de ella misma, en versión joven.
    Respecto a lo del padre, estoy completamente de acuerdo contigo.
    A su favor: te lo puedes imaginar, la historia (brillantemente llevada por Verhoeven) entre ella y su acosador. Me encanta. ¿Quién no ha fantaseado con algo así en algún momento de su vida, por mucho que moralmente parezca una locura? Negar esto es como negar la parte más perversa de nosotros mismos y el hecho de que el director se atreva con algo así hace que me levante de mi asiento y aplauda por semejante atrevimiento.
    Tú apuntas lo que haría Hitchcock con semejante material (yo también, por supuesto). Como esto, por desgracia, no puede ser, yo apuesto por otro cineasta que creo que lo bordaría también: Polanski.

    ¡Abrazos!

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    1. Gracias, Miriam, por tu comentario. Has sido rauda en ver la película y muy certera en los palos que tocas para su valoración e incluyo esa variante tuya a mi imposible sugerencia de un Hitchcock para esa historia y es la de un director vivo idóneo, Polanski, para abordarla. Y esto me lleva a una nueva elucubración: podrían haber probado lo que ya hicieron en su día con la novela de Choderlos de Laclos, "Las amistades peligrosas", que fue llevada a la pantalla al mismo tiempo por Stephen Frears y Milos Forman.
      Bueno, ahora nos queda esperar (impacientes) el estreno de la última película de Verhoeven, "BENEDETTA/THE BLESSED VIRGIN", con una prometedora trama ambientada en el siglo XVII de la que es protagonista, según parece, una monja que puede dejar en mantillas a la Michèle de "ELLE".
      Un abrazo.

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  3. Y das con la clave del cine de Verhoeven, "no atenerse a lo convenido, a lo previsible, o a lo políticamente correcto”. Puede gustar más o menos, pero ha hecho lo que realmente le ha venido en gana, sin nunca tocar lo previsible. Y en Elle vuelve a hacerlo, con Isabelle Huppert, reina y señora de heroínas ambiguas. Totalmente certera esa referencia de fondo de Hitchcock... Hay también un espíritu de Buñuel. Y totalmente de acuerdo con Miriam, entraría dentro del universo de Polanski. Son un grupo de cineastas que van más allá de la mirada, que salen de la zona de confort...
    De Verhoeven, me resultó muy interesante El libro negro. Y, sí, soy de las que han visto Showgirls... Todavía me espera un programa doble de sus Delicias...

    Beso
    Hildy

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    1. A mí también me gustó "EL LIBRO NEGRO", una cinta en la que asistimos a una vertiginosa sucesión de lances, situaciones engañosas y dramáticos giros en un marco histórico de gran violencia, vividos por una protagonista que siempre salva el pellejo de manera milagrosa. Como aquellas lejanas películas de acción, suspense y romance que fabricaban los viejos artesanos del Hollywood dorado, ésta entretiene y engancha pese a la escasa verosimilitud de algunos pasajes. Pero lo verosímil no es tan importante; lo decía Hitchcock y lo demostró de la manera más brillante en "CON LA MUERTE EN LOS TALONES".
      De "SHOWGIRLS" podríamos hablar también pues la sitúo entre los dos o tres mejores trabajos del holandés. Lo dejo para cuando podamos extendernos más sobre ella.
      Un abrazo.

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  4. Viendo esta película me acordé de quienes en su momento tacharon a Verhoeven de efectista (Instinto básico), hortera (Showgirls) e incluso fascistoide (Robocop). Les recomendaría que volvieran a ver esas películas con más atención, o que intenten sostener esa postura cegata y superficial ante "Elle".
    Saludos.

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    1. Bueno, diría que esto suele ocurrir con cierta frecuencia. Solo se necesita un poco de perspectiva para que los árboles nos dejen ver el bosque. Eso y alguna dosis de pedagogía.
      Un saludo.

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