27 de octubre de 2017

HISTORIAS DE FILADELFIA (The Philaderphia Story)
(USA) MGM, 1940. 112 min. BN.
Pr: Joseph L. Mankiewicz. G: Donald Ogden Stewart, basado en la obra de Philip Barry. Ft: Joseph Ruttenberg. Mt: Frank Sullivan. DA: Cedric Gibbons y Wade B. Rubottom. Vest: Adrian. Ms: Franz Waxman. Dr: George Cukor.
Int: Cary Grant, Katharine Hepburn, James Stewart, Ruth Hussey, John Howard, Roland Young, John Halliday, Virginia Weidler, Mary Nash, Henry Daniell, Rex Evans.
Entre complacida y dudosa, Tracy Lord (Katharine Hepburn) juega con tres opciones...
Ahora son ellos quienes señalan a la dama mientras sopesan sus posibilidades.
Una juguetona Tracy descansa en el regazo de C.K. Dexter Haven (Cary Grant), Macaulay Connor (James Stewart) y George Kittredge (John Howard), con aire de querer quedarse con los tres.
El calculado cinismo de C.K. midiendo el efecto de la impulsiva ingenuidad de Macaulay en sus avances sobre una escindida Tracy.

Elizabeth (Ruth Hussey) y el enamoradizo Macaulay son dos periodistas infiltrados en la mansión de los Lord con el encargo de hacer un reportaje sobre la boda de Tracy para una revista del corazón.
Dinah Lord (Virginia Weidler) es la incisiva hermana pequeña de Tracy y Margaret (Mary Nash) es la madre de ambas. Ahí tenemos a las tres repasando la lista de invitados.
Elizabeth está sentimentalmente interesada por Macaulay pero ahora éste parece tener ojos solo para Tracy. Las cosas se complican.
Rivalidad entre dos de los aspirantes al corazón de Tracy: el ex marido y el periodista enamorado.
Durante un baño en la piscina, ese pequeño velero a escala del original trae para Tracy reminiscencias de un pasado feliz al lado de C.K.
Nuestro carismático amigo C.K. ideando estrategias para recuperar in extremis a su ex esposa.
Guapa, inteligente y con un indomable carácter, esa es Tracy. Eso sí, en estos momentos previos a su boda, tiene un importante "cacao mental".
SINOPSIS: Una joven de la alta sociedad de Filadelfia, en vísperas de celebrar su segundo matrimonio, se enfrenta al dilema de elegir casarse con su prometido, con un guapo periodista que cubre el evento para una revista del corazón o con su ex-marido que desea impedir esta boda con sibilinas estrategias porque aún la ama.
A mamá Margaret le dan la incomodante noticia de que a la boda de su hija piensa asistir, después de muchos años de ausencia, el papá de la novia.
Resulta evidente que Tracy se siente atraída por Macaulay. Sin embargo, ella ignora que él trabaja como periodista para una revista del corazón. A su vez nuestro entrañable amigo, presa de un súbito enamoramiento, ha olvidado para qué está en ese lugar.
Ese romance no planeado parece que marcha viento en popa.
Una situación bastante equívoca: el novio y el ex marido contemplan nada complacidos cómo su chica acaba de salir de la piscina en brazos del periodista.
Momento de intimidad al borde de la piscina.
Orgullo contra estrategia: un duelo incruento.
Dejándose aconsejar por la pequeña Dinah. Cualquier alianza viene bien.
Orgullosa y desafiante, la novia reprocha a su ex cualquier atisbo de celos; claro que los albornoces no ayudan a clarificar la situación.
Tierna imagen de dos enamorados a la luz de la luna. Pero ¿están realmente enamorados, o se trata en el fondo de una sutil maniobra de ella para molestar a C.K.? Podría ser.
Existen miradas que lo dicen todo... Que gane el mejor.
Último plano de la película: el novio oficial ha sido eclipsado y el conflicto finalmente se resuelve dando un vuelco.
COMENTARIO: Durante el periodo áureo de la comedia en Hollywood, a finales de los años treinta y primeros cuarenta, surgieron obras memorables de manos de realizadores como Howard Hawks, Leo McCarey y George Cukor, y de guionistas como Dudley Nichols, Charles Lederer, Ben Hecht o Donald Ogden Stewart. “LA FIERA DE MI NIÑA”, “LUNA NUEVA”, “LA PÍCARA PURITANA”, “VIVIR PARA GOZAR”, “HISTORIAS DE FILADELFIA” podrían servir como ejemplos, entre otros muchos, de cómo las políticas de producción en conjunción con el talento de aquellos artífices (directores, guionistas, intérpretes) dieron como resultado obras cargadas de inteligente agudeza vehiculada a través de puestas en escena deliciosamente perfectas en su forma, ritmo y medida. Producto de esta política hollywoodense, la Metro en este caso, es la que ahora nos ocupa, “HISTORIAS DE FILADELFIA”, en opinión del que suscribe, una de las mejores comedias salidas de Hollywood desde el advenimiento del sonoro.
Curiosamente, en ella volvía a jugarse la baza del eje argumental sobre el que pivotaba “LUNA NUEVA” (His Girl Friday), otra obra maestra del género rodada ese mismo año por Howard Hawks. Es decir, en ambos casos asistimos a las argucias y triquiñuelas de un individuo desenvuelto, vivaz y sin demasiadas ataduras morales, un ex marido que no muestra ningún arrepentimiento por sus errores e irresponsabilidades anteriores mientras trata de recuperar a su antigua esposa justo cuando ella se dispone a casarse de nuevo con otro hombre. El hecho de que sea Cary Grant quien incorpore estos personajes hace posible que nos dejemos seducir, “perdonemos” su –en ocasiones– sibilino proceder y hasta nos sintamos cómplices de él. Las dotes de Grant para la comedia y esa capacidad para penetrar en la psicología de sus personajes, sobre todo cuando actuaba bajo la dirección de grandes directores, hacía que todo resultara convincente y divertido. 
Bajo la perspicaz producción del gran Joseph L. Mankiewicz y la refinada maestría de Cukor controlando y manejando con precisión todos los mecanismos del excelente guión, “HISTORIAS DE FILADELFIA” es de pleno derecho un clásico inmarchitable que se eleva por encima de algunos peros que hoy podamos ponerle (un desenlace tal vez algo acomodaticio). La historia romántica a cuatro bandas que vertebra la película viene contextualizada y complementada por un pícaro fresco social que si bien respondía a la (alta) sociedad de aquel momento, es perfectamente equiparable con lo que parece no cambiar nunca (familia, clasismo social, convenciones y conveniencias, prensa del corazón y esas sutiles diferencias que distinguen el amor del matrimonio).
Nota: en 1955, Charles Walters realizó un colorista y musicalizado remake, “ALTA SOCIEDAD”, con Grace Kelly, Bing Crosby y Frank Sinatra. Muy agradable en todos sus apartados pero nada que aportar en cuanto a la brillantez del film que acabamos de comentar.