23 de junio de 2015

NINOTCHKA
(USA) MGM, 1939. 110 min. BN.
G: Charles Brackett, Billy Wilder, Walter Reisch (y Ernst Lubitsch), basado en una historia de Melchior Lengyel. Ft: William Daniels. Mt: Gene Ruggiero. DA: Cedric Gibbons y Randall Duell. Vest: Adrian. Ms: Werner R. Heymann. Pr y Dr: Ernst Lubitsch.
Int: Greta Garbo, Melvyn Douglas, Ina Claire, Bela Lugosi, Sig Rumann, Felix Bressart, Alexander Granach, George Gaye, Rolfe Sedan, Edwin Maxwell, Richard Carle, George Tobias, Dorothy Adams, Tamara Shayne, Peggy Moran, Mary Forbes.
Ninotchka (Greta Garbo) es una convencida funcionaria soviética que ha viajado desde Moscú a París
con una delicada misión.
Ninotchka se reune con Iranoff (Sig Ruman), Buljanoff (Felix Bressart) y Kopalski (Alexander Granach), camaradas que la precedieron en su viaje a la capital del Sena y que ahora temen ser enviados a Siberia.
En su primera salida del hotel, Ninotchka se topa con Leon (Melvyn Douglas), un atractivo francés que se ofrece a guiarla por la ciudad.
El desconcertado Leon se siente poderosamente atraído por esa mujer sin que
al principio sepa muy bien discernir por qué.
El motivo de su viaje a París es vender unas joyas requisadas con el fin de recaudar dinero para la revolución. Los abogados franceses exponen a Ninotchka las dificultades políticas y legales de esa operación.
La tenacidad de Leon y el poderoso influjo que Ninotchka ejerce sobre él, le empujan a insistir en su afán de abrirse camino hasta su corazón.
Ninotchka comienza a no ser ajena a los encantos y "tentaciones" de una ciudad como París. Frente al espejo, con ese extraño sombrero en la cabeza, parece poner en cuestión por primera vez sus firmes convicciones.  
Comiendo en un restaurante para obreros, tras intentarlo inútilmente con algunos chistes, por fin nuestro amigo Leon consigue romper la soviética armadura de Ninotchka y ella reirá a mandíbula batiente cuando a él se le rompe la silla y cae al suelo.
Probando los placeres de la "decadente" vida capitalista.
SINOPSIS: En París, un playboy protegido de una aristócrata rusa exiliada tras la revolución bolchevique, termina enamorándose de una extricta comisaria soviética que ha viajado desde Moscú para cerciorarse de que los tres comisarios que la precedieron están cumpliendo su cometido. Pero los “decadentes” encantos de la ciudad del Sena y la perseverancia del atractivo galán que la corteja, irán socavando sus convicciones comunistas.
Tras una velada mágica, Ninotchka y Leon han regresado al hotel: amor, champagne y juegos nocturnos.
Están borrachos y enamorados. Ella ha olvidado ya la razón de su presencia en París y él está experimentando por primera vez el verdadero amor.
Ese ridículo gorro fue la pieza que abrió brecha en el adoctrinado cerebro de Ninotchka. El carácter seductor de Leon hizo el resto.
Swana (Ina Claire) es la aristócrata rusa exiliada, antigua dueña de las joyas incautadas. Sin embargo, ella ahora está más preocupada ante la posibilidad de perder el afecto de Leon al que considera "propiedad" suya. Teme que Ninotchka se lo arrebate y a su manera lucha por él. 
Esa mirada "perdida" de Greta Garbo aflora inevitablemente, includo en esta comedia. Aquí está frente a Leon pero por unos momentos parece no verle. Ella se encuentra más allá. 
De regreso a Moscú tras su misión en París, regala a su compañera de habitación, Anna (Tamara Shayne), una "negligé" francesa de raso al enterarse de que se casa.
El reencuentro con los tres camaradas (que gracias a su informe no han sido deportados a Siberia) y que ahora son para ella sus grandes amigos.
Una bonita foto de la Garbo para promocionar "NINOTCHKA".
COMENTARIO: Imagino que no descubro la rueda si digo que Ernst Lubitsch fue un gran estilista. La clave secreta de ese toque suyo, el llamado “toque Lubitsch” tan difícil de definir, tenía su punto de partida en esa manera juguetona, irónica e inimitable con que satirizaba las debilidades del ser humano en sociedad. Y su elegancia mental le llevaba a originales maneras de abordar las escenas casi siempre diseñadas para suministrar al espectador detalles y sugerencias que lo convirtieran placenteramente en cómplice de lo que ocurría en la pantalla.
En sus comedias, llamémoslas frívolas (varias de comienzos del sonoro con elementos que las situarían dentro del género musical), casi siempre “ambientadas” en algún país europeo, las historias estaban relacionadas esencialmente con el dinero y el sexo, dos cosas que el público (en especial el americano) entendía y valoraba. De ahí, el éxito y popularidad que en general obtuvieron sus películas realizadas en la década de los treinta. 
George Bernard Shaw dijo en cierta ocasión: “Si deseas contarle a la gente la verdad, hazles reir o te matarán”. Supongo que el autor de la divertida parodia anti-nazi “SER O NO SER” tuvo siempre en cuenta este sabio consejo y ahí están “EL DESFILE DEL AMOR”, “MONTECARLO”, “UN LADRÓN EN LA ALCOBA” y otros memorables títulos de su filmografía hablándonos con perspicacia de la realeza, el sexo y el dinero.
En “NINOTCHKA” -que de alguna manera es una versión de Pygmalion, de una estatua que cobra vida, a través del proceso de transformación de esa comisaria soviética enviada a París-, además de los temas ya mencionados en el párrafo anterior, entra en juego el arte de Lubitsch para desarrollar una malévola y desarmante burla de las ideologías establecidas: comunismo versus capitalismo. Y así tenemos una perfecta y deliciosa comedia -que en su día no fue valorada en su justa medida- en la que se sumaron los talentos de Billy Wilder, Charles Brackett y Lubitsch para conseguir unos resultados que se me antojan insuperables. El ritmo, la brillantez, ligereza y precisión de los diálogos, la elegancia e inventiva de una puesta en es­cena que confió plenamente en la inteligencia (e imaginación) del espectador y todo ello potenciado por esa magia indescriptible que desprende la presencia de Greta Garbo en la pantalla (quién si no Garbo podía haber sacado tanto partido de ese delicioso momento en que contempla con calma la lujosa suite que le está destinada y pregunta “¿Qué parte de la habitación es la mía?”), elevaron esta película a la categoría de obra maestra seminal para todos los que a partir de ella han querido acercarse (mínimamente) al estilo Lubitsch, tan “invi­sible”, elíptico y sencillo en apariencia, pero tan demoledor y eficaz en sus propósitos.
No hay nada como el paso del tiempo y la perspectiva que proporciona, para recolocar cada obra, cada persona, en el lugar que les corresponde. En el caso de “NINOTCHKA”, nadie dudaría en situar este inmarchitable título de Lubitsch como una de las diez mejores comedias de la historia del cine.