6 de octubre de 2012

GERTRUD (Gertrud)
(Din) Palladium / Pathé Contemporary, 1964. 115 min. BN.
Pr: Jørgen Nielsen. G: Carl Theodor Dreyer, basado en la obra teatral de Hjalmar Söderberg. Ft: Henning Bendtsen. Mt: Edith Schlüssel. DA: Kai Rasch. Vest: Berit Nykjaer y  M.G. Rasmussen. Ms: Jørgen Jersild. Dr: Carl Theodor Dreyer.
Int: Nina Pens Rode, Bendt Rothe, Ebbe Rode, Baard Owe, Axel Strobye, Anna Malberg, Edouard Mielche, Lars Knutzon.
Nina Pens Rode (sólo rodó seis films) encarna con extraordinaria precisión a Gertrud
Bendt Rothe interpreta al abogado Gustav Kanning, esposo de Gertrud
Gertrud reprocha a su esposo Gustav que sus ocupaciones y ambiciones políticas la hayan relegado a un insoportable segundo plano
Gustav habrá de encajar el deseo de su esposa de abandonarlo porque su amor por él ya se ha extinguido
Ahora ella está enamorada de Erland (Baar Owe), un joven artista compositor
SINOPSIS: Gertrud forma un enfriado matrimonio con un abogado aspirante a ministro al que confiesa -en el arranque de la historia- que desea abandonarle porque ya no le ama. Ella vive en esos momentos una romántica relación con un joven pianista que no la merece. Al mismo tiempo, entra en escena un aclamado poeta, anti­guo amante de Gertrud largos años ausente, que ha vuelto a la ciudad para recibir un homenaje.
Con Erland vivirá un romance en el que al principio creerá haber alcanzado el amor absoluto
Pero Gertrud pronto comprobará que ha vuelto a ser relegada por Erland que antepone su carrera a ese amor 
Gertrud, con ese permanente aire de desconexión con el presente, a solas con el agasajado poeta Gabriel Lidman (Ebbe Rode), un antiguo amor suyo al que ella dejó años atrás
Lidman charla con Gertrud (en una extraordinaria composición de plano) con tristeza y nostalgia y le pide que le explique la razón de su rechazo en el pasado
Han pasado los años, toda una vida, y ahora una solitaria y envejecida Gertrud recibe la visita de su leal amigo Axel  (Axel Strøbye)
COMENTARIO: Si esta película, además de representar una experiencia única para el especta­dor, resulta fascinante no es sólo por la belleza que desprenden sus imágenes y su absoluta precisión. Su fascinación –que no es hipnótica porque nos permite reflexionar– reside en el poder de sugerencia, en la riqueza de contenido y en la profundidad a la que llega en el estudio de esta mujer, Gertrud, tan exigente consigo misma como lo es con los hombres que la han amado o pretenden seguir amándola, según entienden ellos el amor (siempre desde un punto de vista egocéntrico y reductor). 
Esta mujer, Gertrud, podría parecer que tiene algo de espectral en su ausencia de mirada, en su lentitud gestual, en los suaves y escasos desplazamientos dentro del encuadre (casi siempre supeditado a ella), tratando de evadirse, de desconectarse del presente, de la realidad. Sin embargo, lo interpreto como manifestaciones de su consciencia. Su implacable concepto del amor como valor absoluto, como fuerza única no compartible, la conducirán de forma irremisible a una lúcida soledad. Y ella lo sabe. Envejecerá derrotada, definitivamente ausente.
Estamos ante un film terrible y maravilloso, de naturaleza incomparable, en el que los objetos (espejos, velas, cuadros), el decorado, la luz, el equilibrado y parsimonioso lenguaje de una cámara solemne que no necesita apenas moverse para seguir a Gertrud, conforman una armónica unidad expresiva en la que no se escapa ningún detalle de ese microcosmos frío y asfixiante en el que la protagonista se debate. Dreyer opta por componer y encuadrar ese espacio de manera “teatral” (teatro y cine, esas dos formas de expresión, se amalgaman de manera prodigiosa en la filmografía de Dreyer) para que cada elemento integrante adquiera vida propia y nos ayude a discernir, a entrever la causa de lo que allí sucede.  
En suma, la sublime perfección de "GERTRUD", fruto gozoso de la lucidez, el talento y el depurado dominio del lenguaje de la imagen alcanzado por Dreyer, elevan esta película a esa inmaculada cumbre del arte cinematográfico, ese walhalla apenas rozado por muy pocos maestros del cine, y que en el caso de Dreyer ponía tristemente broche final a la espaciada obra de este memorable danés.

15 comentarios:

  1. "Gertrud" y "Ordet" son obras maestras de belleza sin par. Impresionante la obra de Dreyer, en especial estas dos películas, ascéticas, sobrias, inconmensurables. Y "La pasión de Juana de Arco", diferente pero también esencial.

    Un abrazo, Teo.

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    1. Totalmente de acuerdo, por supuesto, sin olvidarnos de la impresionante "DIES IRAE" y la sorprendente "VAMPYR". Pero tiene más, quizás menos conocidas pero no menos importantes. Un maestro del cine que sin duda sirvió de inspiración a muchos otros (Bergman entre ellos).
      Un abrazo.

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  2. Arte cinematográfico con mayúsculas. A partir de una puesta en escena depurada y ascética, Dreyer logra alcanzar una mística amorosa cercana a la ensoñación; pues lo que se nos presenta, y tal y como se nos presenta, trasciende el mundo de los sentidos para encaramarse sobre horizontes más elevados.

    Un saludo.

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    1. Creo que lo que busca Gertrud Kanning no es tanto la mística del amor como una versión perfecta del mismo. Ella está dispuesta a darlo todo, a supeditarlo todo a ese amor y en consecuencia exige lo mismo del hombre a quien se entrega (su antiguo amor, su esposo, su amante), pero indefectiblemente es defraudada; acaba siempre siendo relegada, desplazada por los intereses, ambiciones, carreras o presunción de ellos. Todo muy terrenal.
      Tal vez nosotros los espectadores, bajo los (persistentes) efectos de su anterior obra "ORDET", no podemos soslayar, a la hora de visionar "GERTRUD", una determinada predisposición que otorga a las imágenes de esta película un halo de (como tú dices) ensoñación y misticismo. La perfección de los encuadres, la armonía y expresividad de todos los elementos que los componen, la solemnidad de la cámara y la serena forma en que lo captura todo, ese poderoso conjunto, puede sugerir un significado elevado por encima del drama personal e íntimo de esa mujer distante, evasiva, hermética, a punto de desconectarse de todo porque el mundo en el que ella vive convierte su objetivo en inalcanzable.
      En fin, es una forma de verlo.
      Un saludo.

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    2. Creo que no has entendido del todo mi comentario, o tal vez no me haya explicado bien. Cuando hablo de misticismo, me refiero al modo en el que Dreyer plasma formalmente la historia de Gertrud (a través del ascetismo, la sobriedad y la renuncia más absolutas), no a lo que ella pretende, que, como dices, no es otra cosa que EL AMOR en su máxima expresión.

      Un saludo.

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    3. Es muy probable que haya ocurrido lo primero. Y como mi mente, las más de las veces, da pruebas de una escasa porosidad, continúo sin pillar del todo eso del ascetismo. Entiendo que "ascetismo" es equivalente a eliminar lo accesorio y ornamental para alcanzar la perfección (expresiva, en este caso). Si "sobriedad" y "renuncia más absoluta" son sinónimos de lo ya expresado como ascetismo, de acuerdo. Pero con matices. La puesta en escena de "GERTRUD", según lo expuesto, es ascética pero no desnudada; los encuadres, como ya creo que explicaba por ahí arriba, son de una estudiadísima complejidad, desde la iluminación hasta los muebles y objetos y su disposición en el plano. Hablo naturalmente de los interiores que son los que priman en esta película, porque podríamos hablar también de la secuencia del bosque (luz, árboles, sombras...). Quiero decir que existen muchos elementos manejados (algunos casi "invisibles") para cumplir una determinada función dramática en ocasiones primordial para entender mejor el sentido último. Así, según lo expuesto, podríamos también considerar "ascética" (aunque suene a "boutade") la concepción visual de "EL GATOPARDO". O no?

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  3. Hace unos dos años que vi Gertrud y a pesar de que me impresionó, necesito alimentarme de vuestros comentarios para reconstruirla, sin duda el cine de Dreyer es de otra dimensión y plantea cuestiones existenciales con una naturalidad como muy pocos han sabido hacerlo a través del tiempo en el cine.
    Sin cuestionar la obra de Dreyer como obra maestra cinematográfica, si cuestiono el papel de Gertrud como personaje, ya sea en la obra teatral original o en el desarrollo de esta magnífica pelicula
    Un ser humano sea hombre o mujer por mucho que se exija a si mismo, no puede exigir tanto a sus semejantes, si bien en cierta medida, todos lo hacemos, de la manera que lo lleva a cabo Gertrud parece que pierde el sentido de la dimensión a la que pertenece, de que el tiempo pasará, envejecerá, enfermará, puede padecer alzheimer, parece que vive en un mundo donde todo el mundo se mantiene joven, guapo, culto y perfecto,
    Declarándome incondicional admirador del cine de este director como de otros que han continuado sus pasos y que a muchos nos vienen a la mente, quiero sembrar con mi comentario un pequeño punto de discordia sin que este me haga malevolamente crítico
    , pues no es le caso.

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    1. Aquí, Juan, no hemos llegado a la discordia. sin embargo, la diversidad de puntos de vista es la sal de estos foros. Hasta cuando se está de acuerdo (como Ricardo Pérez y yo en el caso de esta película) existen pequeñas diferencias de concepción a la hora de estarlo. Vamos, que llegamos a la misma meta por distintos recorridos.
      Creo que para ser honesto y coherente ha de coincidir lo que exiges de ti mismo con lo que exiges a los demás, sobre todo, en el terreno del amor. Todo lo demás son componendas, concesiones, renuncias y resignación. Admito que es lo más frecuente en el ser humano porque casi todos pensamos que "más vale un tercio de algo que la mitad de nada" y carentes del rigor necesario, preferimos bajar el listón y hacer la vista gorda antes que acabar solos y derrotados en un rincón de la vida. Ni que decir tiene que la Sra. Gertrud Kanning era una mujer rigurosa e intransigente (en la más noble acepción de estas palabras) y llevó su coherencia hasta las últimas consecuencias. La manera en que Dreyer filmó a este personaje y su postura es el objeto de este post dedicado a "GERTRUD".
      Un abrazo.

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  4. No tengo perdón, no he visto nada de Dreyer como ya te he comentado por lo tanto no puedo hacer un juicio; pero ya me estoy bajando Gertrud porque me parece que el guión no tiene desperdicio, este tipo de historias de desamor me pueden, de paso tambián Juana de Arco. Parece ser que Gertrud es un alma exigente con respecto a esto que llamamos "amor" y aquí sin conocerla es donde empieza apasionarme el personaje de esta mujer, que parece ser no se conforma " con lo real " ¿ es así Teo ? hay algo en ella de Bovary pero menos frívolo ¿ me equivoco ?
    En cuanto la vea te diré lo que me ha parecido por mail. Espero disfrutarla como se merece.

    Un abrazo querido Teo.

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    1. Bueno, Susan, me temo que hay muchas personas a las que se supone les gusta el cine y que no conocen las películas de Dreyer. En tu caso, tal vez la razón principal sea que que todo este tiempo has estado demasiado encapsulada en el universo de tus divas y divinas, ignorando voluntariamente el "espacio exterior". Pero me consta que eres escandalosamente joven y dispones del tiempo suficiente para descubrir la obra del danés y otros tesoros.
      En cuanto a esas elucubraciones que formulas en torno al personaje de Gertrud (antes de ver la película) tienen su aquel y no te desvías demasiado del centro de la diana. Pero "GERTRUD" es eso y supongo que mucho más.
      Un abrazo.

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  5. Aurora R. Martín10 octubre, 2012

    En la vida real, tanto como en el cine y la literatura, las mujeres somos las defraudas. En el terreno de los sentimientos siempre acaban estafándonos. Parece ser que el hombre no es una hoja perenne y eso, una mujer lúcida como Gertrud debiera saberlo y asumirlo como carencia genética en ellos. Y aún así ella busca lo absoluto durante toda su vida. La compadezco.
    Un abrazo.

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    1. Bueno, como aludido, mirando hacia atrás y haciendo examen de conciencia, me inclino a darte la razón. El nivel de exigencia de Gertrud, su visión del amor y de las relaciones, la distancian de la realidad, del mundo. Si te fijas, ella en la película casi siempre está mirando, como ida, a puntos indefinidos fuera del encuadre. Ha comprendido que nunca alcanzará lo que anhela y en consecuencia "huye de la vida".
      Un abrazo.

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  6. Gertrud no es una película, eso sería quedarse corto, es una sensación de una duración mucho mayor que la del metraje, tal es el cuerpo que te queda; es una experiencia, como bien dices. ¿Cómo conseguiría Dreyer esas imágenes tan limpias? Hitchcock lo logra en algunas de sus pelis. Dos cineastas muy pulcros.
    Siempre me gano la enemistad con algunos de mis amigos cinéfilos cuando hablamos de Gertrud y yo opino que es una mujer egoísta a la que Dios castiga sin que ella misma se de cuenta.
    Un abrazo.

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    1. Tienes razón y abundo en que el visionado de "GERTRUD" produce sensaciones difíciles de verbalizar en un primer momento, si tuviéramos que hablar de ella tras abandonar la sala de proyección. Abandonamos el patio de butacas conmocionados porque hemos asistido a un "milagro", casi casi como el de "ORDET", pero referido a la cámara de Dreyer y su absoluta y portentosa precisión, al rigor del contenido de cada plano. A este respecto, me parece muy oportuna la equiparación entre Hitchcock y Dreyer, por ejemplo, sin ir más lejos, entre "VERTIGO" y "ORDET".
      En la extrema exigencia de Gertrud Kanning, en su coherencia, no encuentro egoísmo. Ella se atreve a ser libre y elegir, asumiendo el riesgo que toda postura absoluta entraña; la responsabilidad de su destino no será de nadie más que de ella.
      Un abrazo.

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